El Espectralismo es un género musical originado en Francia en la
década de los 70, alrededor de un conjunto de compositores agrupados en torno al
Ensemble
l'Itinéraire (Gérard Grisey, Tristan Murail y Hughes
Dufourt).
La música espectral, en un sentido restrictivo, se basa
principalmente en el descubrimiento de la naturaleza del timbre musical y en la
descomposición espectral del sonido musical, en el origen de la percepción del
timbre. El movimiento se ha ido ensanchando e influye en las más importantes
tendencias contemporáneas de composición y en muchos de los compositores más
jóvenes: Philippe Hurel, Philippe Leroux, Marc-André
Dalbavie, Jean-Luc Hervé, Fabien Lévy o Thierry Blondeau, en
Francia; Kaija Saariaho o Magnus Lindberg en Finlandia; George
Benjamin o Julian Anderson en el Reino Unido; Marco Stroppa en Italia;
Bernat Vivancos en España; y Joshua Fineberg, en EEUU, por citar
algunos. Y como en el caso del impresionismo y muchos otros estilos musicales,
aquellos compositores cuya música se considera espectral no aceptan
generalmente tal denominación. Esta música surgió en la década de los 70, como
un producto del IRCAM francés, una institución pionera del estado, dirigida y
creada originalmente por el compositor y director Pierre Boulez para
explorar el sonido de una forma científica y musical. Las ideas de la música
espectral pueden ser vistas como frutos tardíos del trabajo de compositores
como Maurice
Ravel u Olivier Messiaen, que crearon armonías y orquestaciones basadas
en los contenidos armónicos y enarmónicos del sonido (el uso del órgano con
múltiples registros que favorecen los armónicos, de campanas, o los cantos de
pájaros). La música de Scelsi, con sus concentraciones de
largo desarrollo, de tonos sencillos, continuamente cambiantes en timbre y
otros parámetros, también fue una importante inspiración de la música
espectral. Otras obras como “Metastasis”, de Iannis Xenakis (1954), ”Atmosphères”,
de György
Ligeti (1961), “Stimmung”, de Karlheinz Stockhausen
(1968), “Mutations”, de Jean-Claude Risset (1969) o “Stria”,
de John
Chowning (1978) han influido directamente en el movimiento, por su
ambivalencia armonía-timbre.
IRCAM
El Espectralismo simplemente llevó estos principios más lejos y de
forma más precisa, gracias a las técnicas derivadas del análisis y la síntesis
asistidas por computadoras, que permitían la representación del timbre de forma
mucho más precisa. Filosóficamente, la actitud espectralista de rigurosa
objetividad en la búsqueda del sonido y en la aplicación de sus descubrimientos
en la composición, puede ser considerada como una continuación del modernismo
tradicional. La música Espectral, en sus inicios, fue
también recibida como un rechazo de las búsquedas de los serialistas y
post-serialistas, que se situaban en ese momento en la vanguardia de la técnica
compositiva. Ellos preferían pensar el sonido complejo como un continuum, como
un reflejo microscópico del continuo formal macroscópico que es una obra de
música. Hughes Dufourt, músico y también filósofo, fue el primero en
acuñar el término “Espectralismo” en un artículo de 1979. Designa, generalmente,
las técnicas de composición desarrolladas por Murail, Dufourt,
Michaël
Levinas y Grisey. La Música Espectral intenta trasladar a
la orquesta o a un conjunto instrumental las evoluciones temporales del sonido
más o menos en bruto. Utiliza para ello técnicas microtonales de orquestación
que favorecen una percepción fusionada y los procesos continuos de
transformación del material en el tiempo. Aplicaron también a la escritura para
instrumentos tradicionales algunas técnicas procedentes de los descubrimientos
en electroacústica, como la modulación de frecuencia, el bucle de
retroalimentación, la compresión del espectro, o la dilatación de un sonido en
el tiempo. En este tipo de musica, las ondas son descompuestas, y luego
recreadas en formas musicales. Consiste en aplicar a la composición el análisis
del espectro sonoro, por lo que en ella influye el análisis armónico. El
espectro sonoro puede definirse como la serie de sonidos -generalmente más
agudos- que acompañan a una nota fundamental por resonancia natural, y que dan
color y timbre al instrumento que vibra al emitir esa nota. Estos sonidos no
son cabales, sino partícipes de otros sonidos, y son llamados "parciales",
o más comúnmente "armónicos". La única manera de aislar estos
parciales y reproducirlos por separado es mediante la síntesis de un sonido en
un sintetizador de tonos puros.
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