El Schranz es un estilo de Hard Techno, que típicamente se toca
a alrededor de 150-160 bpm, pero puede ser más lento. El Schranz se basa en
patrones rítmicos con un uso masivo del kick (bombo), sonidos distorsionados
del sintetizador y samples creados originalmente para hacer melodías propias de
este estilo, como en cualquier música electrónica.
Pueden ser obtenidos de
discos, ya sean sonidos de películas o de otras bandas o músicos, pero no todos
los productores se basan en la misma técnica. El término Schranz surgió en 1994,
cuando el DJ de Fráncfort Chris Liebing y The Advent describieron
al tipo de Techno que estaban buscando cuando compraban en una tienda de
discos, posteriormente cerrada, llamada "Boy Records". La siguiente
vez que visitaron la tienda el dueño tenía una selección de discos de Techno
más duros de lo habitual archivados bajo la etiqueta Schranz. Se mantiene la
especulación entorno al verdadero significado de la palabra Schranz,
pero muchos creen que simplemente imita el sonido de un loop de percusión de
baja fidelidad (lo-fi). Por otro lado, schranzen significa “comer haciendo
ruido y vorazmente” en argot alemán y también es un apellido frecuente en
Austria. Otras especulaciones indican que es una contracción de dos nombres
alemanes: schrei (grito) y tanz (baile), formando schr-anz. Tras alcanzar el
cénit de su popularidad en 2001, el Schranz pasó a ser incluso más
veloz, por encima de 150 bpm y a veces cruzando la línea que le separa del Hardcore
Techno. Este estilo lo representan Robert Natus, Leo Laker, Tomash
Gee, Sven Wittekind, Ocram, Matt M Maddox, DJ
Amok, Felix Kröcher, Pet Duo, Hardthor, Frank
Kvitta, Weichentechnikk, Waldhaus, Dj Chering, DJ
Lukas, Candy Cox, Linda Pearl, Viper XXL, O.B.I.,
Sepromatiq,
Boris
S, Arkus P, Svetec, Greg Notill entre otros
muchos. Entre la variedad de sellos discográficos de culto para los amantes del
Schranz, se cuentan: Artillery, Crowbar Recordings, Tekktribe, Skull Tunes,
Combat Skill, Methadon, Compressed, Kne' Deep, trivialtek o Own Style.
El Schranz tiene un sonido potente, casi llegando al punto de la
saturación. Esto se logra mediante sintetizadores y percusiones distorsionadas,
además del uso de compresores de sonido. Un tema Schranz, más o menos,
funciona así: entra el bombo apretando el cuchillo entre los dientes y se queda
ahí quieto, clavado en una velocidad crucero de aproximadamente 160 bpm. Y ese
bombo se rodea de ruido y distorsión. Suena como una carga de la caballería o
como una salva de cañonazos, y a su lado el Techno tradicional,
incluso el duro, que como mucho se dispara hasta los 145 golpes por minuto,
parece música de ballet clásico. Se describe el Schranz como pura tralla,
porque eso es lo que es: un ametrallamiento constante de ritmos galopantes pensados
para dejar sin aliento a quien los baila. Aun así, habría que distinguir entre
dos tipos de Schranz. Por un lado, el que se adapta en cierto modo al
lenguaje del Techno europeo, que viene a ser como mucho más acelerado, y por
otro, ese Schranz que todavía conserva su raíz Raver y exhibe una música
casi humorística, en la que grandes clásicos del pop de los 80 (estribillos de Madonna,
Depeche
Mode o Visage), o del sonido mainstream reciente, son reciclados en
matracas rítmicas mucho más cerca de la estética del Happy Hardcore infantil
que de la música seria de club. El Schranz nació del ambiente okupa y
sus fiestas marginales dentro del circuito urbano y su vocación antisistema, y
por otro lado las Raves al aire libre, en donde la introducción simultánea de Speed
y ketamina (una te sube, la otra te baja), obliga a los DJs a poner música cada
vez más dura y a evolucionar el sonido hacia un punto intermedio más que en una
huida hacia adelante. Quienes bailan el Schranz son personas muy jóvenes,
adolescentes o post-adolescentes que no tienen el oído entrenado en otros tipos
de lindezas electrónicas y a los que el cuerpo les pide energía, no
sensualidad. También está la otra manera de entender la escena Schranz,
y hay quien busca música rápida para vivir la noche con prisas y con todo tipo
de estimulantes sin pensar en otro hedonismo que el de consumo desenfrenado de
drogas. Lo que ha causado, por otra parte, que ciertas raves, por la mañana,
parezcan la segunda parte de “Resident evil”, pobladas de muertos
vivientes con la cara morada.
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