Danzonete (Cuba)
Paulina Álvarez |
El Danzonete fue un género musical de vida efímera, variante del Danzón,
a la que le incorporó elementos del Son. Creado por el músico y
compositor Aniceto Díaz, en la ciudad de Matanzas en 1929. Revolucionó la
forma de tocar y bailar de los cubanos en la década de 1930 y alcanzó una fama
notable en la radio y la televisión cubana y en el mundo de la discografía
gracias a su fiel intérprete Paulina Álvarez, de prodigiosa voz,
a la que el pueblo bautizó como “la Reina del Danzonete”. A finales
de la década de 1920, el Danzón comenzó a decaer en la
preferencia del público.
Una noche en que amenizaba un baile con su orquesta, Aniceto
Díaz pudo ver que ninguno de los presentes bailaba, pero cuando tocaba
el sexteto, que alternaba con su agrupación, el público se animaba a bailar. Entonces
comprendió que el Son oriental y el Fox Trot estaban desplazando al Danzón.
Como músico culto que era, observó que estos tenían melodías sencillas y ritmo
unánime, y aunque buena parte no gustaba del Son, lo disfrutaba en los
salones. Entonces, sin tratar de estructurar un nuevo baile, Díaz creó lo que llamaría Danzonete,
una forma que partió de los elementos fundamentales del Danzón, sin tratarse de
una fusión entre Son y Danzón, sino una variante del Danzón
a la que se incorporó elementos del Son. Según el propio Díaz, no se
trataba de un baile nuevo y no iba contra el Danzón, sino que lo
renovaba. El 8 de junio de 1929 se estrenó el primer Danzonete, titulado “Rompiendo
la Rutina”, en el Casino Español de Matanzas.
Aniceto Díaz |
El nuevo género destacaba
mucho al cantante solista. Según testigos, el Danzonete gustó tanto,
que fue repetido seis veces consecutivas a petición de los bailadores. Como todo lo nuevo, el Danzonete tuvo sus aclamadores y sus
detractores, pero lo cierto es que hasta La Habana llegó y tuvo una gran
aceptación entre los bailarines y cantantes de las décadas de los años 30 al 50
en Cuba. Aniceto Díaz viajo a La Habana en 1931 con su orquesta. Trabajó
hasta el año siguiente en el teatro y la radio, que fue una excelente
divulgadora del ritmo, y realizó la grabación de “Rompiendo la Rutina”. La
orquesta de Tata Pereira, fueron los primeros habaneros en interpretar el
nuevo ritmo en la capital del país. Con el arribo del Danzonete se pusieron de
moda voces como las de Pablo
Quevedo, Fernando Collazo, Barbarito Diez, Joseíto Fernández, Alberto
Aroche, Abelardo Barroso, y sobre todo, Paulina Álvarez. Otros autores
cubanos que compusieron Danzonetes fueron Antonio
María Romeu, Armando Valdés, Miguel Matamoros y Fernando
Collazo. En México, donde el ritmo se puso de moda, el cubano Mariano
Mercerón, compuso varios Danzonetes e influyó en compositores
mexicanos. El Danzonete no tuvo variantes coreográficas respecto al Danzón,
quizás al decir de algunos, es un poco más rápido el paso y permitía ciertos
movimientos más ligeros, gracias también al vestuario de moda de los años 20,
donde la saya (especie de falda) era más corta y más ligera. El Danzonete
tuvo un éxito efímero como género musical y bailable. A finales de la década de
1940 ya comenzaban a ocurrir transformaciones en la música popular cubana así
como también en el baile, que superaron tanto al Danzón como al Danzonete.
Como danza, tuvo influencia en los modos de bailar y contribuyó a que
evolucionaran hacia nuevas formas como el Chachachá y el Casino en la década
siguiente.
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