Uno de los
géneros más famosos y utilizados desde siempre, es el de la Música
Infantil, que ha deleitado a generaciones y continua muy presente en la
crianza de los más pequeños. Y es que durante la infancia la música es tan
necesaria, que resulta prácticamente imposible pasar de ella no solo para
entretener a los niños, sino también para educarlos y fortalecer sus
habilidades sociales. Tradicionalmente, las canciones infantiles se transmiten
de generación en generación y forman parte de la cultura popular, aunque en las
últimas décadas han surgido numerosos artistas especializados en producir
música y espectáculos audiovisuales dirigidos al público infantil. Se puede
catalogar por medio de este término, a todas aquellas melodías dirigidas a
oyentes que comprenden edades desde los 0 meses hasta los 11 o 12 años. Esto
engloba no solo las tonadas más tradicionales, como canciones de guardería o
jardín de infantes; sino también las que suelen escuchar preadolescentes en
programas de moda o Internet. Como pasa con otros géneros, el que se enfoca
hacia los niños cumple con ciertas particularidades que le permiten
diferenciarse de otros tipos de música; tales: *Una letra divertida y sencilla
de aprender. Las rimas exactas o que intentan serlo, son imprescindibles para
memorizar con más rapidez las canciones. También son frecuentes los temas que
hablan acerca de animales, colores, la familia o la Naturaleza. *Ritmos
pegajosos o que provoquen empatía. La mayoría de las canciones en la música
infantil, son graciosas y movidas; aunque las hay más lentas y que pueden
tratar de conmover a los niños. En todo momento, es común tratar de apelar a
las emociones para que los pequeños canten con todas sus ganas y de ser
necesario, moverse o bailar. *Es fácil de entender. Una melodía infantil, no
puede tratar temas complicados o que resulten demasiado oscuros o dolorosos.
Las implicaciones de carácter sexual, agresivo o maduro quedan totalmente
excluidas, puesto que los chicos se encuentran en una edad en la que lo único
importante es jugar o bien, explorar el mundo antes de conocer las experiencias
anteriores.
Dependiendo
del objetivo con el que cumplan, las composiciones para niños se pueden
categorizar de acuerdo a distintos tipos: *Para jugar. Tal y como su nombre lo
dice, están pensadas para acompañar diversos juegos, como “Doña Blanca” o
“Zapatito blanco, zapatito azul”. Los pequeños las cantan al tiempo que se
ponen en movimiento para seguir las reglas de algún juego. *Para desarrollar
habilidades. Incluyen juegos de palabras, tales como los acertijos o los
trabalenguas, que ayudan al mejoramiento de la habilidad verbal. Son excelentes
para refinar aspectos como pronunciación o pensamiento veloz. *Nanas para
dormir. Utilizadas tradicionalmente como un arrullo a la hora de ir a la cama.
Tienen un efecto reconfortante que aleja el estrés y el miedo que pueden tener
los niños por las noches. Durante sus primeros meses de edad, funcionan como
una especie de vínculo entre ellos y sus padres. *Lúdicas. Su única función
consiste en servir como un entretenimiento para los ratos de ocio. Pueden
fungir como un apoyo muy especial en viajes largos o momentos en los que los
chicos no encuentran nada que hacer. *Didácticas. Usadas mayormente en las
escuelas como método de aprendizaje. Hablan acerca de conceptos como las partes
que conforman el cuerpo, los números y los colores, los nombres y sonidos de
animales y valores como la amistad y la sinceridad, entre otros. Son muchos los
pedagogos y psicólogos, entre otros profesionales, que recomiendan el uso de
canciones para reforzar el aprendizaje de los niños. Estas pueden ser
utilizadas como una herramienta más poderosa que los libros o las clases, sin
dejar de lado la importancia de estos últimos elementos. Dentro de los
beneficios que es capaz de aportar la música infantil, podemos distinguir
claramente los siguientes: *Mejora la capacidad de memorización. Aprender por
medio de rimas y tonadas pegajosas, es una manera mucho más eficaz de retener
la información. *Ayuda a desarrollar la capacidad verbal y motriz. Bailar y
cantar al ritmo de una canción, hace que los niños tengan la capacidad de
corregir ciertos problemas de pronunciación y coordinación corporal, entre
otros. *Es un método ideal para mantener la concentración. Los niños (sobre
todo los más pequeños), no siempre tienen la disposición para concentrarse en
los momentos de enseñanza. Por eso la música representa una solución tan
eficaz, ya que los entretiene. Es una forma excelente de estimular la
convivencia. Cuando se canta una canción en grupo, los chicos tienen la
oportunidad de aprender a convivir con personas de su misma edad
armoniosamente.
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