Tango (Argentina-Uruguay)



En aquella época, se tocaba la Habanera, de origen cubano que surgió a partir de la Contradanza europea, también la Guajira, Tango Flamenco, o el Fandango. Los descendientes de esclavos africanos conservaron sus ritmos de tambor en el Candombe. El arraigo a este nuevo país, Argentina, dio lugar a una fusión musical engendrando primeramente la Milonga, de ritmo ágil, luego el Tango. Estos tambores, flautas y guitarras serían luego reemplazados por el piano, el violín y el bandoneón: los tres instrumentos básicos del Tango.
Su ritmo es conocido como el 2×4, aunque a veces sea tocado en 4×8. La partida de nacimiento del Tango nunca fue constatada, el género se fue estructurando poco a poco y los músicos, aficionados, poco se preocupaban por publicar las partituras. Era un arte urbano, popular, que se expresaba no sólo en Buenos Aires, sino también en Montevideo, Uruguay. El Tango tenía su propio lenguaje: el lunfardo, jerga de los mafiosos que dejaría su impronta en el habla porteña. Éste, narraba desengaños amorosos y también las realidades sociales, a menudo grave o sarcástico, el Tango era para el libretista Discépolo, “un pensamiento triste que se baila”. “El Tango encarna la quintaesencia del argentino. Como ningún otro género, transmite el temperamento conformado de tristeza, rabia y gracia, no obstante, éstos se encuentran contenidos dolorosamente”, escribió Saúl Yurkievich en "Los poetas del Tango" (Gallimard). Desde el principio, la Milonga y el Tango encontraron su complemento natural en el baile de pareja, y curiosamente, al principio, entre hombres. Practicaban en la calle, en los conventillos –casas muy pobres donde vivían apiñados los inmigrantes-, inventaban la danza a medida que la música se iba creando. Luego iban a bailar a los prostíbulos, con las prostitutas también procedentes de Italia, España, Francia. Es por ello que en los comienzos, el Tango tenía una muy mala reputación: era la música y el baile de los barrios bajos y de los truhanes. Se cree que el primer compositor de tango fue Juan Pérez, autor del Tango "Dame la Lata". Sin embargo, es muy probable que hayan existido otros autores y canciones anteriores. Además de la obra de Pérez, las primeras composiciones fueron "El Tero" y "Andate a la Recoleta".


Los guapos, compadritos y malevos se encontraban en el Café Sabatino, el Almacén de la Milonga y el Viejo Bailetín del Palomar. En los boliches de la calle Necochea de La Boca, empezaba a escucharse esta música alegre, juvenil y pícara que, bajo el ritmo del dos por cuatro, ejecutaban Rosendo Mendizábal, Eduardo Arolas, Ángel Villoldo y otros autodidactas que componían sin conocer las partituras. El Tango dejaba de ser exclusivo del arrabal para internarse poco a poco en el centro de la ciudad. Los organitos callejeros lo difundían por los barrios donde era común ver parejas de hombres bailando en las calles. Las primeras partituras llegaron a Europa, especialmente a Francia, a bordo de la fragata Sarmiento en los primeros años del siglo XX. Esto causó gran frenesí. París y la Belle Epoque, estaban exaltados por el Tango, e incluso la burguesía, todos quedaron prendados de esta danza que se bailaba en los brazos del otro. Y como todo lo que sucedía en París, provocaba interés en Buenos Aires, el Tango adquirió, en consecuencia, su título de nobleza también en Argentina, en donde hasta aquel entonces no se lo consideraba de buen gusto. Los primeros cantantes y músicos: la “Vieja Guardia”, compusieron hasta los años 1920 la base del Tango, fueron ellos los que impusieron el bandoneón, que se transformó en instrumento representativo del Tango. El cantante más famoso de todos los tiempos, Carlos Gardel, triunfó en los años 1920 y 1930, hasta su trágica desaparición causada por un accidente de avión en 1935. Las Orquestas Típicas tocaban para que la gente baile, en los salones de baile, cabarés y academias que se multiplicaban en Buenos Aires y el mundo entero. Su edad de oro transcurrió en los años 1940. Fue la época de las orquestas de Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Carlos di Sarli, Horacio Salgán, Osvaldo Fresedo, etc. En los años 1960 y 1970, los clubes y salones cerraron uno detrás de otro. El Tango comenzó a aletargarse. Las grandes orquestas de quince músicos se redujeron a tres o cuatro. De los vanguardistas, Astor Piazzolla es el que llegaría más lejos.
 























































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