Movimiento Rupestre (México)
Un hombre llamado Rodrigo González, mejor conocido
como Rockdrigo,
tenía lo que cualquier rockero necesitaba para tocar: muchas ganas. Junto a un
grupo de otros músicos como él, se dieron cuenta que querían vivir de la
música, pero que no tenían dinero para grabar, nadie se fijaba en ellos para
llamarlos de una disquera y ni siquiera para comprar instrumentos de gran
calidad. Allí nació el estilo musical mexicano mejor conocido como Movimiento
Rupestre, que surgió de la intención de hacer Rock y nada más. Fue hacia
finales de 1983, cuando un grupo de jóvenes presentaron su propuesta,
acompañados de guitarras, armónicas, acordeones y teclados viejos, pero con una
gran riqueza en sus letras, con la intención de hablar de las cosas que nadie
hablaba: la pobreza, los inútiles y abusivos sistemas políticos y la
inconformidad de la clase humilde de la ciudad de México. Su estilo musical
estaba más próximo al Folk y sus letras son del mismo tono que las del
Movimiento Urbano, aunque mucho menos difundidas y quizás más subidas de
tono. El apelativo de “Rupestre”
provino de un ciclo realizado en el Museo del Chopo, por iniciativa de Ángeles
Mastretta y Jorge Pantoja entre otros, quienes nombraron al ciclo como II
Festival de la Canción Rupestre. El mismo se llevó a cabo el 15, 16 y
22 de noviembre de 1983, y en él participaron Rodrigo González, Roberto
González, Jaime López, Cecilia Toussaint, Eblen
Macari, Rafael Catana, Mario Mota, Fausto Arrellín, Guillermo
Briseño, Alejandro Lora, Roberto Ponce y Gerardo Enciso, quienes
imitaban de buen grado los sonidos suaves y amargos del Blues, con la dureza de
las guitarras eléctricas y letras agrias de las zonas marginadas de México DF.
El también llamado “Colectivo Rupestre” fue definido por
Rodrigo González como músicos marginados que querían romper con el panfleto y
las etiquetas que casi todos los artistas acostumbraban a usar para
identificarse con los demás. No contaban con recursos económicos para grabar y
mucho menos, para ser independientes, vivían de la música y pretendían darle un
nuevo enfoque para hablar más de lo cotidiano, de lo espiritual y de lo urbano.
No es que los Rupestres se hayan escapado de un Museo de Ciencias Naturales, ni
mucho menos de uno de Antropología, o que hayan llegado de los cerros
escondidos en un camión lleno de gallinas. Se trata solamente de un membrete
que se cuelgan aquellos que no son muy guapos, ni tienen voz de tenor, ni
componen como las grandes cimas de la sabiduría estética. Parte del legado de
Rockdrigo son dos músicos más o menos conocidos gracias a Internet: Armando
Palomas y Gerardo Enciso. De una forma u otra, los Rupestres estuvieron
muy ligados al movimiento literario “la onda”, encabezado por José Agustín. De
igual forma, algunos de los compositores rupestres aparecieron en varias
películas de la época. Una de las más significativas fue “¿Cómo Ves?”, dirigida
por Paul Leduc. Los Rupestres fueron parte de un fuerte movimiento que sucedió
en aquella época, no sólo políticamente sino también artísticamente. En esos
momentos había miles de artistas buscando retratar a la cambiante juventud
mexicana. Aunque los estetas más finos dirán que este movimiento no es arte ni
musical ni literario, no pueden negar en ningún momento su intención expresiva
y sus elementos poéticos en el momento de la creación.
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