El poeta, periodista y diplomático nicaragüense Rubén Darío (Félix Rubén
García Sarmiento) es el máximo representante del movimiento poético y literario
llamado El modernismo. Hoy en día puede observarse que, aunque no son muchos
los intérpretes y compositores de música popular que han tomado su poesía para
ponerle música, no es un poeta olvidado por éstos en este siglo actual.
La danza Hunguhungü es un baile-ritual de la etnia Garífuna, con esta
danza los vivos tienen comunicación con sus difuntos, debido a que mediante
este baile se origina una cercanía con el ser del más allá a través de un
ritual, denominado “Chugü” o “Dugü” en el idioma garífuna.
En Nicaragua existen distintos bailes nacionales, con múltiples
contextos históricos y diferentes celebraciones a nivel nacional, cada uno con
su estilo musical sin perder el ritmo ni el son de las marimbas o chicheros
(estilo musical alegre, en cuanto a festividades).
El diablo fue usado por el conquistador español como un elemento de
miedo ya que el indígena no lo conocía, la pericia y astucia de los aborígenes,
dio un carácter cómico y al mismo tiempo de reverencia ante el santo patrón o
patrona.
El primer baile del que se tiene conocimiento en Nicaragua, es el Baile
del Mestizaje o Baile de los Viejos, el cual surgió
en tiempos de la colonia. Con el transcurso del tiempo, los españoles
impusieron la religión católica a sangre y fuego, cambiando así las tradiciones
autóctonas.
Las Danzas Húngaras, conocidas también como el baile de las
”Aparecidas”, por su carácter misterioso de aparecer de repente en las fiestas
populares, tiene sus orígenes en la cultura de los gitanos. Pudiera ser que la
situación geográfica de Nicaragua influyera para que húngaros o gitanos
estuvieran migrando al país y se quedaran a vivir allí.
El Danza de las Negras es un hecho cultural que se ha hecho
tradicional y tiene sus orígenes en los tiempos en que las mozas de raza negra
llegaban a la ciudad de Masaya para participar de los bailes de marimba en honor
a San Jerónimo, el cual se hacía en las calles.
Cuenta la leyenda que una vez en la isla de Ometepe (Nicaragua), hubo
una plaga de zompopos (hormigas cabezonas, insectos parecidos a las marabuntas
que en apenas una noche pueden deshojar un árbol o acabar con un huerto de hortalizas,
llevárselo todo y escapar sin mayores problemas).
La Gigantona tiene su origen en tiempos de la colonia en
Nicaragua, desarrollándose en un proceso de mestizaje y sincretismo entre dos
culturas: la española y la aborigen. Es una danza tomada de los españoles, que
al llegar, llevaron el Bailede los Cabezudos, que
consistía en la danza de la mujer española y el colono, que proclamaba el honor
y la dignidad de la corona española.
Los Agüisotes son una ilusión mental que se remonta a la América
precolombina, épocas en que los aborígenes tenían creencias supersticiosas,
llegando a veces al límite del terror. La conquista de América trajo un cúmulo de
ideas que impactaron fuertemente en las creencias de los nativos, aceptando como
un credo impositivo los mitos, espantos, aparecidos y duendes que, mezclados
con las supersticiones locales, produjeron un código de maleficios y misterios
como.
El Torovenado es una danza festiva popular nicaragüense, un
carnaval de tipo burlesco y satírico. Es una expresión viva del pueblo
indígena. El Torovenado es un animal mitológico que simboliza una protesta
transformada en burla, perdida en el tiempo durante la conquista española.
Esta
danza festiva revestida de augurios y mitos se lleva a cabo de la ciudad de
Masaya, Nicaragua. Reviste un carácter religioso porque se enmarca dentro de
las celebraciones en honor de San Jerónimo, el santo patrono de la ciudad. Cuentan
que el primer Torovenado fue sacado por Botoy, un cacique monimboseño en una
fecha que se desconoce. Los datos sobre el origen de esta fiesta popular son
variados. Los investigadores no llegan a un consenso sobre el surgimiento. Para
algunos se originó en la ciudad de Masaya, como contraparte al significado de
la ciudad en lengua náhuatl (”mazalt” = venado, ”yan” = lugar, o sea “lugar de
los venados”). Para otros estudiosos, la tradición comenzó porque en los inicios
de la fiesta de San Jerónimo, en tiempos de la conquista de América, se hacía
un baile de un toro y un venado, significando así las confluencias de poderes:
el toro representaba al pueblo español mientras que el venado representaba al
sol y la luna, señora del bosque. El Torovenado es un sincretismo
mítico-religioso: el toro, español altivo, bruto y fuerte, mientras que el
venado, es el poder mítico indígena, sagaz, listo, inteligente, difícil de
atrapar. El baile es una mezcla entre lo antaño y lo actual. En esta fiesta se
hace una imitación a los políticos, personajes folklóricos o de la farándula.
Con sus danzas y vestimentas, los disfrazados despliegan alegría y colorido.
Durante la danza tocan pitos y tambores, se defiende a una tal María de un
tigre, que es la representación del enemigo. En 1961, Elías e Israel Rodríguez
Celaya, decidieron rescatar esta fiesta popular ancestral fundando la “Cofradía
del Gran Torovenado del Pueblo”.
La vestimenta del Torovenado consiste en trajes viejos o anticuados, portan
paraguas rotos y carteras pasadas de moda, se ponen innumerables adornos y
aditamentos que no guardan ninguna relación con el traje, más bien
desarmonizan. Son tipos estrafalarios y extravagantes. Hacen gestos, muecas y
payasadas para divertir al público. Un cuerpo de filarmónicos o chicheros
ejecuten los típicos sones de toros o cachos. También se lleva una carroza, que
consiste en una carreta tirada por bueyes, adornada con tallos de palmas de
cocos y banderines de papel. En ella se puede apreciar la causa del Torovenado.
Sobre una camilla improvisada de lona va un enfermo, quejándose constantemente,
mientras un doctor lo atiende y una enfermera lo asiste en sus necesidades. Los
torovenados de la carroza hacen las diligencias del caso con mucha comicidad,
todo con el objeto de mover a la risa a la concurrencia. En junio es el inicio
de la fiesta por los cófrades. En julio es la elección de las autoridades,
nombrando mayordomías de colaboradores y designación de premios para disfraces
y comparsas. En septiembre ocurre el traspaso de poderes en la plaza de la
iglesia María Magdalena, acto donde se hace la jura e imposición de bandas a
los mayordomos del Torovenado con sus respectivas reinas y la India Bonita. El 20 de
septiembre los cófrades desfilan desde la iglesia María Magdalena hasta la
iglesia de San Jerónimo, para estar presentes en la Bajada de la venerada
imagen de “Tata Chombo”, el santo patrono, dando inicio a las celebraciones en
su honor que duran tres meses. El último domingo de octubre es el Torovenado.
A la mañana se reúnen en el Parque Central “Julio César”, partiendo el desfile
encabezado por el Cabeza de Toro y Venado, que va bailando, después la bandera
de Nicaragua, seguidos por los “Mazahuales” (niños ataviados como los hijos de
Quetzalcóatl). Siguen los Mayordomos con sus Reinas, luciendo vestidos
tradicionales multicolores, y por último los Cófrades, acompañados de alegres
Chicheros (músicos), marchando a la iglesia María Magdalena a sacar al gran
Torovenado del pueblo, deleitando los disfrazados a los miles de turistas
nacionales y extranjeros.
La Polka apareció en Bohemia (República Checa) en 1830, y
posteriormente se extendió por el resto de Europa convirtiéndose en un género
de mucha aceptación. Su forma deriva directamente del Minué (antigua danza
tradicional de la música barroca), y es un baile muy alegre que se toca con
instrumentos que van desde el acordeón hasta el violín.
En la década de 1880
llegaron a Nicaragua inmigrantes de Europa central, más precisamente alemanes,
quienes se asentaron principalmente en la zona central norte (Matagalpa y
Jinotega). En ese lugar se dedicaron a sembrar café. Con ellos llegaron la Polka.
la Mazurca
y el Vals,
danzas de moda en Europa de entonces. Al instalarse en Nicaragua, se mezclaron
con los bailes autóctonos y de esta manera nació una nueva danza. La Polka
Norteña Nicaragüense, Polka Neosegoviana o simplemente Polka
Nica, es un género de música popular interpretada de manera
instrumental o cantada usando compás binario que ha sido incorporada como
música y danza folklórica en Nicaragua. Su baile y sus sones marcan una
diferencia con el folklore de ese país, aunque este género no es muy conocido
en las zonas del Pacífico y Centro. Sin embargo, no deja de ser parte de la
cultura nicaragüense. Durante mucho tiempo, la Polka Nica ha quedado en
las sombras, ya que muy poco se conoce y se practica, y quienes lo hacen,
aseguran que es un baile de mucha tradición, con el cual se divierte mucho al
practicarlo. La Polka Nica es una danza de galantería sensual, en la cual el
laborioso campesino corteja a la trabajadora mujer al ritmo de su música. Se
interpreta como presentación cultural en fiestas populares tradicionales, o es
ejecutada por compañías profesionales de danzas. En Nicaragua la Polka
constituye la fuente desde la cual deriva el Son Nica, con un ritmo de
3/4. Existen recopilaciones hechas principalmente por Carlos Mejía Godoy y los de y los de
Palacagüina.
Felipe Urrutia
La vestimenta utilizada para bailar la Polka Nica representa al
hombre y a la mujer laboriosa del norte de Nicaragua. La dama usa una falda
pegada al cuerpo, con un pañuelo de punta en la cintura, cotona (camiseta de
algodón) de manga larga, pañuelo en la cabeza, aretes y una olla de barro negro
en los brazos. El hombre viste una cotona blanca (o de otro color claro) y un
pañuelo al cuello, además de un jícaro para el agua (especie de calabaza) y
sombrero norteño. Sin dudas, la composición más reconocida de la Polka
Nica es “El Grito del Bolo”, popularizado por don Felipe Urrutia y sus Cachorros
en los años 70. Existe una versión que dice que esta canción proviene de
Achuapa, departamento de León, donde habría sido creada por Tranquilino
Hernández. Otra versión dice que fue oída por primera vez en el Valle
de Darailí, entre Condega (Estelí), y San Sebastián de Yalí (Jinotega), aunque
otros sostiene que fue en la comunidad de Agua Zarca. La versión más aceptada
sobre su autoría sostiene que fue compuesta por el músico Adán Hernández. Según
investigaciones, Hernández la tocó con violín en 1932, fecha en que empezó a darla
a conocer en las fiestas campesinas de San Nicolás de Achuapa, El Sauce, León.
A los 14 años, una música que no tenía nombre en un principio, pero cuando
llegaba a una fiesta y ya estaban todos picados o bolos (ebrios), gritaban
pidiendo por esa musiquita, hasta que un día, como sólo esa canción le pedían
ya tomados, decidió llamarla “El Grito del Bolo”. Cada año, el
último domingo del mes de julio, el grupo cultural Jinotegarte, realiza el “Festival
de Polkas y Mazurcas”, en el “Palacio de las Polkas”, en la
comunidad de El Coyolito, cerca de La Concordia, Jinotega. El “Palacio
de las Polkas” es un enorme salón techado, en donde se reúnen más de
400 personas de todo el país, principalmente de la región. Ese día aprovechan
para bailar lindas muchachas con vistosas faldas largas y flores en el cabello,
y hombres llegados en briosos caballos, jinetes bigotudos, con sombreros de ala
ancha y botas de tubo, provenientes de los valles cercanos. Allí se presentan
músicos como Simeón Rodríguez, Ceferino López, Fidel Chavarría, Mercedes
Centeno, Ulises González, etc.