Conductus

 

 

Uno de los géneros musicales más utilizados en la Edad Media es el Conductus, aunque quizá no sea muy conocido.

En parte porque, como casi todo lo procedente del medievo, queda oscurecido por una falta de claridad (lo que lo hace más irresistible) o porque la música medieval aún continúa siendo algo árida para el público general.

Como muchos otros géneros, se piensa que se originó en la Francia del siglo XII y poco a poco fue creciendo y floreciendo cada vez más, sobre todo gracias a la parisina Escuela de Notre-Dame.

De hecho, la palabra Conductus aparece ya en los manuscritos del siglo XII.

En otros manuscritos a los textos se les da el apelativo de “Conductus” que parece ser que en esa época era sinónimo de salvoconducto.

Seguramente los libros litúrgicos estaban guardados en lugar seguro en catedrales y monasterios, con lo que el canto era un salvoconducto de que podían mostrarse al público.

El Conductus tenía una especial relevancia en la fiesta de la Circuncisión del Señor, en el que eran interpretados diversos de ellos, no solo dentro de la liturgia. A propósito de esto, los Conductus no solo cumplían dicha función litúrgica, sino que iban más allá. Por ejemplo, de interpretaban dentro de sermones, predicaciones, etc. Como puede verse, nació como un género muy versátil.

El Conductus es un género de la música polifónica medieval que floreció en los grandes centros de composición de los siglos XII y XIII, especialmente en la Escuela de Notre Dame en París. Para comprender su relevancia, es vital trazar su evolución desde una forma humilde hasta convertirse en uno de los pilares de la polifonía.

Originalmente, el término Conductus (del latín conducere, “conducir” o “guiar”) se refería a una pieza de música monódica (una sola línea melódica, sin acompañamiento) que cumplía una función muy específica: acompañar las procesiones. Se cantaba mientras el clero se movía de un lugar a otro dentro de una iglesia o en un monasterio, sirviendo para “conducir” la ceremonia. Los textos de estos primeros Conductus eran típicamente de alabanza y devoción religiosa. En esta etapa, el Conductus era simple, sin la complejidad rítmica o armónica que lo definiría más tarde.

La verdadera revolución del Conductus ocurrió con el surgimiento de la Escuela de Notre Dame. En este período, compositores innovadores como Léonin y su sucesor, Pérotin, comenzaron a explorar sistemáticamente las posibilidades de la polifonía. El Conductus evolucionó de ser una simple procesión monódica a una elaborada composición de dos, tres o incluso cuatro voces.

Lo que lo diferenciaba de otros géneros polifónicos de la época, como el Órganum (que se basaba en un canto gregoriano preexistente), era su completa originalidad. Las melodías del Conductus polifónico no se extraían del canto llano, sino que eran compuestas desde cero, dándole al compositor un control sin precedentes sobre la estructura musical y el texto. Esta libertad creativa fue fundamental para que el género alcanzara su apogeo artístico y se diferenciara de otras formas litúrgicas.

El Conductus se distingue por una serie de rasgos que lo hacen único dentro de la música medieval.

• La composición “A Partir de Cero”: A diferencia de casi toda la polifonía medieval anterior, que se construía sobre un Cantus Firmus tomado del Canto Gregoriano, el Conductus tenía un cantus, o voz principal, que era una melodía original. Esto significaba que el compositor no solo tenía el control sobre las voces añadidas (las discantus), sino también sobre la melodía base, lo que permitía una cohesión armónica y rítmica que no se encontraba en otros géneros.

• El Estilo Homorrítmico (Discanto): Una de las características más reconocibles del Conductus es su estilo homorrítmico, también conocido como discantus o estilo de “nota contra nota”. Esto significa que todas las voces se mueven juntas, con el mismo ritmo silábico. Cada sílaba de la letra se pronuncia al mismo tiempo en todas las voces. Este enfoque tenía un propósito muy práctico: asegurar que la letra fuera perfectamente comprensible. Mientras que en el Motete las voces podían cantar textos diferentes o moverse en ritmos distintos, el Conductus mantenía una claridad textual que lo hacía ideal para su uso ceremonial y didáctico.

• Las Caudae: La “Cola” Melismática: El rasgo más distintivo y sofisticado del Conductus son las caudae (del latín cauda, “cola”). Se trataba de extensas secciones melismáticas donde una sola sílaba del texto se extendía sobre una larga sucesión de notas. Las caudae solían aparecer al final de las frases musicales o al principio y final de la pieza.

Estas secciones eran una oportunidad para que el compositor mostrara su virtuosismo y el del cantante, creando una ornamentación compleja y rítmicamente intrincada. Un Conductus con muchas caudae se conocía como Conductus Floreado (Conductus Floridus).

• La Rítmica: De la Notación Modal: La notación musical del Conductus, especialmente en su apogeo en Notre Dame, estaba regida por los modos rítmicos. Estos eran patrones rítmicos preestablecidos (como un pie métrico poético), que los compositores utilizaban para organizar el ritmo. Los modos rítmicos permitían a los músicos interpretar las piezas de forma coordinada, ya que la duración de las notas no siempre se indicaba explícitamente en la partitura. El estilo homorrítmico del Conductus hizo que el uso de los modos fuera más simple y directo que en otros géneros como el Órganum.

Una de las mayores fortalezas del Conductus fue su versatilidad temática, lo que le permitió trascender el ámbito estrictamente litúrgico y servir a propósitos sociales.

• Uso Litúrgico y Extralitúrgico: Aunque a menudo se cantaba en ceremonias de la iglesia, el Conductus no era una parte fija de la liturgia de la misa. Se usaba en procesiones, para conmemorar días especiales de santos, o en la conclusión de sermones. Su naturaleza “libre” le permitía ser adaptado a diversas ocasiones.

• Textos Sagrados y Profanos: La libertad de no estar atado al canto llano dio a los compositores la oportunidad de escribir textos para su música. Si bien muchos Conductus tenían textos religiosos (por ejemplo, himnos a la Virgen María), otros abordaban temas profanos:

• Conductus Morales: Servían como comentarios sociales o religiosos, criticando la corrupción de la iglesia o la decadencia de la moral.

• Conductus Satíricos: Eran composiciones de crítica política y social, a menudo con un tono irónico o de burla. Un famoso ejemplo es el “Conductus de la guerra”, que satiriza los conflictos militares de la época.

• Conductus Narrativos: Contaban historias de santos, héroes o eventos históricos, lo que los hacía muy populares.

El apogeo del Conductus fue relativamente corto. A mediados del siglo XIII, comenzó a ser eclipsado por el Motete, un nuevo género que se hizo más popular entre los músicos de vanguardia. La razón principal fue la creciente sofisticación del Motete, que permitía a cada voz cantar un texto diferente. Esta polifonía de textos, combinada con una mayor libertad rítmica, resultó más atractiva para los compositores.

Sin embargo, el Conductus dejó un legado duradero:

• Innovación en la composición: Fue el primer género polifónico importante en el que los compositores tuvieron la libertad de crear todas las voces desde cero, un concepto que sería fundamental para el desarrollo de la música occidental.

• Clasificación rítmica: Ayudó a establecer los principios de la notación de los modos rítmicos, que fueron esenciales para la polifonía del siglo XIII.

• Música secular: El Conductus fue uno de los primeros géneros polifónicos en abrir las puertas a los temas profanos, allanando el camino para que la música se desligara de las ataduras exclusivas de la iglesia.

 

 

Fuentes:

 

• Musicaantigua.com

• Examenapium.it

• Britannica.com

 


 






















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