Un raro instrumento en el Jazz: el violín

 

Hablar de violín y Jazz, a primera vista, no parece ir de la mano. Pero lo cierto es que este instrumento le ha aportado, y mucho, al género musical que hizo célebre a Louis Armstrong. La realidad es que en diferentes épocas músicos han encontrado en el violín una manera de expresarse de manera lúdica y creativa a la hora de hacer Jazz. Y los resultados saltan a la vista con solo hacer un breve recorrido por las creaciones que existen en este sentido y que pueden escucharse hoy a un solo clic de distancia en YouTube.

Cuando se habla de Jazz todos tienen en su imaginario trompetas, saxos, trombones, clarinetes y, naturalmente, la batería. No se suele asociar el violín con la música de Jazz, instrumento que se considera reservado a la música clásica.

El Jazz proviene de Norteamérica y el violín de Europa. El Jazz tuvo su origen a finales del s. XVIII, mientras que violín tal y como se lo conoce lleva existiendo desde el siglo XVI. Aún así, la combinación de ambos resulta ser magnífica.

La introducción del violín en el Jazz tuvo lugar durante la década de los años 20 del siglo pasado, y aunque no sea de los instrumentos más característicos de este género, lo cierto es que hay algunos violinistas que se hicieron muy famosos gracias a sus interpretaciones de Jazz.

Dos corrientes nutrieron el río que es el Jazz: un estilo de interpretación del violín rural negro resultante del Blues, y un estilo de interpretación del violín rural blanco heredero de las tradiciones populares de Europa occidental.

Es cierto que el violín es un instrumento que ha tenido serias dificultades para abrirse camino en el mundo del Jazz. Básicamente por dos motivos principales.

El primero se sitúa en los primeros tiempos del Jazz, época en que era común entre las mentalidades puritanas, encarnadas por buena parte de los eclesiásticos afroamericanos, de considerar el violín como el “instrumento del diablo”. ¿A qué se debería esta prevención? Posiblemente, por los sonidos seductores y sensuales que se pueden extraer de este instrumento. Lo que quizás no preveían estas mentalidades tan estrechas es que con algunos otros instrumentos (saxofones y trompetas) se llegarían a conseguir sonoridades tan o más “pecaminosas” que las que se conseguían con el violín.

El segundo motivo de las dificultades experimentadas por el violín para imponerse en el mundo del Jazz, radica en la dificultad que tenía este delicado instrumento para hacerse escuchar entre el chasquido de trompetas, trombones, baterías y demás artefactos ruidosos que poblaban las orquestas. Esto se palió en parte a partir de la segunda mitad de los años 30, época en la que instrumentos como el violín y la guitarra se empezaron a amplificar electrónicamente. Vencida esta dificultad, han ido surgiendo un montón de intérpretes solistas de este instrumento que han llegado a alcanzar una gran fama. Pero como grupo instrumental importante dentro de la orquesta, esto no se ha dado más que de forma excepcional. Ha sido un hecho rarísimo que las Big Bands, al igual que tienen secciones de metales o de saxos, tuvieran una sección de violines.

De la primera época, es decir, antes de la amplificación electrónica, cabe destacar por encima de todos al gran Eddie South, músico virtuoso, que se expresaba con una sensibilidad delicada y exquisita. De la misma época es el violinista blanco Joe Venuti, cuya fama superaba, sin embargo, su calidad como jazzman.

No fue hasta principios de los años 60 cuando el público redescubrió a los maestros del arco que no habían cesado de dar al Violín-Jazz sus cartas de nobleza. Entre los violinistas históricos, Joe Venuti y Eddie South. Este último poseía una técnica como para hacer palidecer a más de un músico clásico. En compañía de Django Reinhardt y Stéphane Grappelli, grabó la famosa Interpretación Swing e improvisación Swing sobre el primer movimiento del concierto en re menor para dos violines de J. S. Bach. Si el nombre de Stéphane Grappelli es, a justo título, universalmente conocido, el de Michael Warlop lo es mucho menos. Cometa mozartiano en el cielo del Jazz francés, se le puede considerar como el más grande violinista de la historia del Jazz y solamente su desaparición prematura en 1947, a la edad de treinta y seis años, le ha cerrado los caminos de la gloria.

No obstante, es a Stuff Smith a quien se debe el nacimiento de un violín auténticamente jazzero. Electrificando este instrumento, abría el camino a todas las experiencias de Jazz-Fusion que verían la luz muchos años más tarde cuando Jean-Luc Ponty desarrollara aún más las posibilidades de la electrónica. De Zbigniew Seifert se dijo a veces que fue el Coltrane del violín, opinión confirmada muy claramente por el interesado. Músico excepcional, fue uno de los pocos que empujaron la ejecución violinistica hasta los últimos reductos del Free Jazz sin apartarse nunca de un rigor enteramente clásico. Uno de sus más fervientes émulos es sin discusión Didier Lockwood, cuyo paso ejemplar del Free Jazz al Jazz-Rock atestigua una madurez musical que hace de él el digno sucesor de los Warlop y Grappelli.

No es casualidad que los años 70 que vieron consolidarse el talento de Ponty y de Lockwood, fueran también los de la edad de oro del Jazz-Fusion. Dos violinistas indios tienen ahí un papel importante: L. Shankar y L. Subramanian trabajaron respectivamente con los guitarristas John Mac Laughlin y Larry Coryell. Ambos oriundos del sur de la India, fueron celebres mucho antes de la aventura del Jazz-Fusion. Figuran en efecto entre los músicos tradicionales más importantes y cada uno de ellos sabe que puesto ocupa la música en la India: el ravanastron, ese violín arcaico, ¿acaso no es originario de allí?

Al llegar a Europa, el Jazz sufrió algunas mutaciones, resultado de adaptaciones de los diferentes estilos folklóricos europeos, dando origen así al tan conocido estilo Jazz Manouche de influencia húngara.

Actualmente estos estilos están resurgiendo nuevamente y muchos violinistas optan por adentrarse en el Jazz. Quizás el motivo sea que ya se ha dejado de estigmatizar a este género musical, ya no se trata de un estilo de música destinado solamente a aquellos que necesitan manifestar su desacuerdo con la sociedad. Hoy en día el Jazz se ha fusionado con todos los géneros musicales dando lugar a impresionantes combinaciones.

Volviendo a Norteamérica, cabe mencionar al clarinetista-violinista Darnell Howard, a los saxos alto y violinistas Juice Wilson y Edgar Sampson, el guitarrista-violinista Claude Williams y, formando parte de la orquesta de Duke Ellington, el magnífico trompetista y violinista Ray Nance. Como se ve, aparte del violín, estos músicos tocaban otro instrumento, lo que demuestra las dificultades sufridas por este instrumento para hacerse un hueco en la historia del Jazz.

 

 

Fuentes:

 

• Ien.es

• Violin.es

• Elartedelviolin.wixsite.com

 

 

























 

 


 





















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