Zaouli (Costa de Marfil)
Zaouli es el baile que se ha viralizado en todo nuestro planeta a través de publicaciones en redes sociales como Tik Tok, Facebook e Instagram. Este increíble baile implica una serie de movimientos casi sobrehumanos en los que el bailarín parece mover solo las piernas sin el cuerpo.
El Zaouli es un baile tradicional del
pueblo guro que habita el centro de Costa de Marfil y agrupa en un mismo
espectáculo diversas expresiones artísticas: escultura (máscaras), arte del
tejido (indumentarias), música vocal e instrumental y danza. El Zaouli
se originó en la pequeña región de Buaflé (y en menor medida en el departamento
vecino de Zuénola), justo al norte de la bulliciosa ciudad de Yamoussoukro.
Hasta la formación del Zaouli, la cultura guro era
relativamente desconocida en el mapa antropológico de Costa de Marfil. Ahora,
este increíble baile ha catapultado a Bouaflé al escenario mundial. Realizado
en Europa, Asia y en grandes celebraciones en África como Festima en Burkina
Faso, el Zaouli ha traído fama no solo al pueblo guro sino a las
culturas de Costa de Marfil en general. La existencia de los guro se maneja
alrededor de la presencia de espíritus protectores, conocidos como zuzu, a
quienes les dedican altares y figuras. Se trata de un pueblo que tiene una
noción artística muy notable. Otra característica curiosa es la importancia que
dan al peinado, por lo que los peluqueros son reverenciados como artistas. La
lengua guro es un idioma mandé, y posee un número de hablantes que oscila los 350
mil, por lo que cuenta con una importante presencia en Costa de Marfil.
El
baile se basa en un movimiento muy rápido de piernas mientras que la parte
superior del cuerpo parece inmóvil o se desplaza sólo lentamente en horizontal
(dando la impresión de que el danzante cuelga de su espalda y mueve los pies
casi sin tocar el suelo) mientras levanta polvo con sus pies. En promedio, un
artista tarda siete años en perfeccionar sus movimientos como bailarín de Zaouli.
Es extremadamente exigente físicamente y durante una actuación el bailarín se
involucra en un duelo psicológico con su audiencia. Manteniendo su cuerpo
quieto mientras sus piernas realizan una miríada de movimientos diferentes,
nunca se le permite repetir esos movimientos durante una actuación, por lo que,
si bien pueden parecer similares, la complejidad de los movimientos de sus pies
es muy difícil de descifrar y fascinante de ver. La danza es realizada siempre
por hombres, nunca por una mujer, está estrictamente prohibido, pero la máscara
que cubre su rostro representa la belleza femenina. La máscara usada para
bailar el Zaoli, fue creada en tiempos relativamente recientes (años
1950), y existen fuentes de que fue inspirada por una joven de nombre “Djela
Lou Zaouli” (“Zaouli, hija de Djela”). Sin embargo, existen otras versiones
sobre el origen de la máscara, y cada máscara parece tener su propio simbolismo.
Hay siete tipos de máscaras faciales Zauli representativas de otras
tantas leyendas. Los practicantes y depositarios de este elemento del patrimonio
cultural son los escultores, artesanos, cantantes, instrumentistas y bailarines
que contribuyen a la representación del espectáculo, y también los notables que
garantizan la preservación de las costumbres y tradiciones de las comunidades.
Portador de la identidad cultural de sus depositarios, el Zauli desempeña una
función educativa, lúdica y estética, contribuye a la protección del medio
ambiente y propicia la integración social y la cohesión de las comunidades. La
transmisión del Zauli se efectúa mediante interpretaciones musicales y sesiones
de aprendizaje, en las que los aficionados adquieren el dominio del elemento
bajo la supervisión de los practicantes más experimentados. Los jefes
consuetudinarios también desempeñan un papel esencial en la transmisión, habida
cuenta de su condición de garantes de las tradiciones. Las representaciones
organizadas por las comunidades guro dos o tres veces por semana garantizan la
viabilidad de esta práctica tradicional. Los festivales y las competiciones de
danza entre los pueblos de la región ofrecen oportunidades suplementarias para
impulsar su revitalización.
Además, se han emprendido actividades de
documentación e investigación sobre el elemento. En cada aldea hay un danzante
local (siempre un hombre), que interviene durante funerales y celebraciones.
Además de la máscara, tallada y pintada con brillantes colores -que puede ir
adornada con serpientes u otros animales- para ocultar su cara, lleva una tela
que le cubre la cabeza y le cae sobre los hombros, la rafia alrededor de su
cintura, de las muñecas y de los tobillos. Con una malla que cubre su cuerpo y
sus piernas. También llevan brazaletes con cascabeles y una cola de vaca en
cada mano. Empieza a sonar la música y aparece el danzante que lleva cubierta la
máscara por un trozo de tela, que es retirada para mostrar la belleza de la
misma al público. El baile con pasos cortos y rápidos sigue los ritmos de la
música, desarrollando una coreografía. La danza tiene cierto sentido religioso,
pues sólo el iniciado puede bailarlo y “El portador cambia...los espíritus
toman el control sobre él, y está separado de lo que sucede a su
alrededor...Una vez que se ponga la máscara no será él el que baile, sino el
espíritu que poseerá su cuerpo”. Tradicionalmente, se ha creído que este baile
da prosperidad a la aldea en la que se celebra, y también es percibido un
elemento de unidad entre los guro, y en parte también por muchas personas de
Costa de Marfil, fuera de los guro. En la cultura popular la rapera británica
de origen cingalés M.I.A. incluyó un videoclip de un baile Zaouli en su vídeo “Matahdatah”.
Cautivando audiencias en todo el mundo, el Zaouli fue agregado a la Lista
Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en
2017.
Fuentes:
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