Demasiadas Noches 238 (FM Inolvidable)

 














Un informe recientemente filtrado de la Recording Industry Association of America (RIAA) revela que la descarga de archivos musicales de Internet no constituye la mayor causa de piratería musical en los Estados Unidos. El estudio que proviene de NDP Digital Music Study aduce que de las dos terceras partes de la obtención de música por fuera de la legislación vigente, una gran porción se obtiene a través del intercambio físico (offline trading) y menos del 30% proviene del P2P o de los sitios más aclamados por el público como MediaFire o el censurado MegaUpload. La información que no quiso dar a conocer públicamente la asociación que representa a la industria discográfica estadounidense explica que del total de la música que se distribuye dentro de la legalidad, el 19% corresponde a las descargas en línea, tal es el caso de iTunes y el 16% a la compra tradicional de discos compactos. Por fuera de la ley el 4% comprende a los servicios Digital Lockers, un 19% se intercambia vía disco rígido, 27% se obtiene de la copia de discos compactos y el 15% de los servicios P2P. Vale destacar que a través de estos datos se deduce que aun predominan las maneras más antiguas de obtener música por fuera de los mecanismos legales: el intercambio a través de, por ejemplo, un pen drive entre usuarios que gusten de la música;  el tráfico o préstamo de discos compactos copiados; y por último, los servicios P2P que pioneramente irrumpieron en la red y sacudieron el apacible dominio de las compañías multinacionales discográficas – para el recuerdo queda el primigenio sitio Napster a fines de los años noventa, el cual saboreó las mieles del éxito para luego caer estrepitosamente como objeto de demandas judiciales.




Noticia reconfortante para todos aquellos mayores de 35 años: unos científicos han descubierto que la música pop moderna es en realidad más alta y toda suena igual. Investigadores de España han utilizado un enorme archivo conocido como Million Song Dataset, que desglosa todo el audio y las voces en datos que se pueden comprimir, para estudiar las canciones pop entre 1955 y 2010. Un equipo liderado por el especialista en inteligencia artificial Joan Serra, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, combinó la música de los últimos 50 años con unos complejos algoritmos y descubrió que las canciones pop sonaban intrínsecamente más altas y anodinas en términos de coros, melodías y tipos de sonido empleados. "Encontramos pruebas de una homogeneización progresiva de la música", dijo Serra. "En concreto, obtuvimos indicadores numéricos de que la diversidad de transiciones entre combinaciones de notas, hablando de coros y melodías, ha disminuido constantemente en los últimos 50 años". También descubrieron que la denominada paleta de timbres se había vuelto más pobre. Se dice que la misma nota tocada al mismo volumen en un piano y una guitarra tiene un timbre diferente, así que los investigadores concluyeron que la música pop moderna tenía una variedad de sonidos más limitada. La industria de la música lleva tiempo siendo acusada de subir el volumen de las canciones que graba en una "guerra del sonido más alto", pero Serra dice que es la primera vez que se ha medido apropiadamente utilizado una gran base de datos.

 







La cantante estadounidense Taylor Momsen se presentó en Buenos Aires y convirtió a su recital de rock, en todo un show erótico. Varias madres y padres que acompañaron a sus hijas al Teatro de Flores se quedaron con la boca abierta cuando Taylor hizo subir a dos chicas argentinas al escenario y las fue desnudando. Cuando la música comenzó a sonar, Momsen se levantó la remera del 'Che' Guevara que llevaba puesta y mostró que sus pezones estaban tapados con cinta adhesiva negra XX. Luego, comenzó a acariciar a las fans y a una de ellas la dejó con los pechos al aire. Mientras todo el público gritaba, las dos chicas subidas al escenario terminaron el show solamente con una tanga puesta, luego del juego sensual que hicieron con la cantante. Ante un público compuesto en su mayoría por adolescentes, en especial chicas, Momsen se presentó por primera vez en la Argentina acompañada de su banda The Pretty Reckless. Momsen es también conocida por su participación en la exitosa serie "Gossip Girl" y por varias actuaciones en cine, que le dieron una imagen de chica levemente "rebelde" de la escena rockera. Las actitudes de Momsen le han valido más de una condena en Estados Unidos y muchos medios la comparan con la escandalosa Courtney Love.




La energía rítmica nació de en 1948 y como tantos chicos de esa época siguió un legado familiar: la música. Desde pequeño trabajó como baterista del trío que familiar que formó con su padre Antonio y su hermano mayor Hugo. Osvaldo Fattoruso fue uno de los portadores, junto a su hermano, del estandarte de la música uruguaya. Para que se entienda la importancia histórica de este personaje: parte del rock latino nace de su trayectoria. Como Los Gatos en Argentina, Los Shakers en Uruguay. Osvaldo tocaba la guitarra y cantaba. Junto a Hugo erigieron uno de los bastiones musicales latinoamericanos. Abrieron camino y sembraron legado en la segunda mitad de los años '60. Rock, candombe, murga, jazz. Beatlepop, funky y más. Todo era Fattorusso. Con Rubén Rada dirigió la filarmónica Municipal. Después, se fue a Estados Unidos y formó Opa en 1976. Fusión de música latina donde tocaba con su hermano y en una etapa el "Negro" Rada. En los 80 se instaló en Buenos Aires y pasó a ser parte del Rock Nacional. Tocó con Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta, León Gieco y Fito Páez entre otros. El nuevo milenio lo encontró moderno formando y reviviendo el Trío Fattoruso, siempre con Hugo y sumando a su sobrino Francisco. Pulso y compás. Moderno y clásico aggiornado. Fattoruso trasciende a los músicos. Fattoruso es un legado. Fattoruso es un sello de calidad. Fattoruso musical es eterno.

















Mil y una veces hemos visto la misma historia, el mismo canto al perdedor, al hombre vencido por las circunstancias que se resiste a ser borrado al mismo tiempo que se pregunta cuánto de culpa tiene él en su situación y si no se lo tendrá bien merecido, y que encuentra una última oportunidad de redención, de resurrección. Y la veremos mil y una veces más y todas y cada una de ellas funcionará si la cara la da un actor como Jeff Bridges y proporciona un recital interpretativo como en Crazy heart. Bad Blake (Bridges) es un cantante de música country cuya vida transita al margen de los grandes circuitos musicales y que arrastra una existencia nómada por locales de segunda y tercera clase tras el fracaso de sus múltiples matrimonios y demasiados años de apego al alcohol. Sin embargo, en una de esas paradas en medio de ninguna parte que surcan el oeste norteamericano, conoce a Jean (Maggie Gyllenhall), una joven periodista madre de un hijo a través de la que descubrirá su verdadera naturaleza bajo la pared de rebeldía y cinismo que ha levantado para los demás. Crazy heart es al mismo tiempo bella y fea, con un estilo tan agradable como ocasionalmente incómodo, el guión no logra huir del todo de ciertas tentaciones sensibleras y cae en situaciones previsibles cuya respuesta emocional es la habitual, la indiferencia del espectador ante el sabor de ‘ya visto’ o, por el contrario, la turbación más conmovedora, según gustos.
Sin embargo, la interpretación de Jeff Bridges (sostenido por pequeños papeles de Colin Farrell o Robert Duvall) es tan brillante, tan ajustada como un guante al personaje, tan creíble, que bien pudiéramos pensar que se trata de una vieja gloria del Country que se interpreta a sí misma. Claro que, en un filme de este tipo, hay algo casi tan importante como la historia: la música. La mayoría de las canciones que interpreta Bad Blake en la película fueron escritas por T Bone Burtnett y el fallecido Stephen Bruton, dos leyendas del country. Los seguidores de este género, por lo tanto, tienen una cita imperdible ante la gran pantalla.

Título original: Crazy Heart / Año: 2009 / Duración: 110 min. / País: EEUU / Dirección: Scott Cooper / Guion: Scott Cooper. / Novela: Thomas Cobb / Música: T-Bone Burnett / Fotografía: Barry Markowitz / Intérpretes: Jeff Bridges, Maggie Gyllenhaal, Robert Duvall, Colin Farrell, Sarah Jane Morris, Beth Grant, Annie Corley, Tom Bower, Josh Berry, Jack Nation, Ryan Bingham.













Wendell Roach, nacido en 1956 en Chéticamp, Cabo Bretón, Canadá es un cantante de música Country.   A los 16 años comenzó con la música y a los 19 años se unió a la Légion Royale Canadienne de Chéticamp, permaneciendo por 28 años. Su influencia es la música películas de vaqueros americanas antiguas como George Jones, Merle Haggard y Buck Owens. En 1999 grabó su primer álbum, Souvenir Country, que consta de catorce covers: tres en francés y once en inglés. A raíz del éxito de este primer disco inició una gira y regresó a estudios en el 2000 para grabar Country Encore con tres composiciones propias.  Luego llegó un disco en francés L’Acadien Country y en 2006 Sur la route des festivals.








Amo el country

Desde que me acuerdo escucho la radio

La música country la encuentro muy bonita

El violín, la guitarra steel y el piano

Me influyeron demasiado

Amo el country, es uno de mis amores

Puedo escucharlo todos los días

No hay mejor pasatiempo

Que cuanto escucho a los antiguos músicos

El country lo llevo en la sangre

No me hablen de otra música

Una bonita canción country calienta el corazón

Una canción de amor o también de héroes

Palabras bellas que nos hacen temblar la piel

No puedo explicar el sentimiento

Que con música country experimento

Nada puede compararse a las bonitas canciones

Oh! Sí, el country lo tengo en la sangre









“Jambalaya (On the Bayou)” es una canción escrita y registrada por el cantante country norteamericano Hank Williams, lanzado en julio de 1952. Utiliza música Cajún y palabras creole ha sido versionada por infinidad de artistas alcanzando desde renombre en varios géneros musicales. Con una melodía basada en la canción Cajun “Grand Texas”, algunas fuentes dicen que la canción fue coescrita por Williams y Moon Mullican, cediendo este último los derechos de autor. Alcanzó el número uno en las ránkings Country de EEUU por catorce semanas no-consecutivas. “Jambalaya” sigue siendo la canción más popular de Hanks Williams hasta hoy en día. Puesto que la melodía original de la canción era de una canción francesa de Cajun llamada “Grand Texas,” la canción es un reflejo de esa cultura. Después de que Williams lanzara su versión, el grupo Cajuns registró de nuevo la canción usando los instrumentos de típicos. Sin embargo, utilizaron las letras de Williams traducidas a la lengua francesa Cajun. En las últimas décadas, la versión francesa Cajun ha sido realizada por muchas bandas incluyendo Aldus Roger y Jo-El Sonnier. La letra de Williams es una canción sobre un amor perdido, una mujer que dejó al cantante para irse con otro hombre, alternando sobre su vida, fiestas y la comida típica de la cocina de Cajun. Se refieren dentro de la canción platos tales el jambalaya, la empanada de cangrejos y sopa de filetes.  Williams compuso una segunda parte de la canción desde la perspectiva femenina, con Jimmy Rule, aunque no fue muy popular. Como con “Jambalaya” se especula que Williams compró la canción de Mullican. Entre los artistas que versionaron Jambalaya se destacan Jo Stafford, Mitch Miller, Jimmy Boyd, The Carpenters, Jerry Lee Lewis, Jimmy C. Newman, Leon Russell, la hindú Usha Iyer y el grupo duranguense K-Paz de la Sierra.
















Sólo en Japón están tan deliciosamente locos como para diseñar, construir y poner a la venta algo como esto. El horror mecánico que veis sobre estás líneas se llama Kuratas y es, literalmente, un robot gigante de cuatro toneladas pilotable. Kuratas KR-01 es el primer ‘Mecha’ de su clase y ha sido creado por Suidobashi Heavy Industry que lo vende por algo más de un millón de euros (1.250.000 para ser más exactos). La criatura mide cuatro metros de altura, pesa cuatro toneladas y tiene un amplio compartimento en su pecho para albergar al piloto. Kuratas se desplaza mediante unas patas terminadas en ruedas aunque mucho nos tememos que su motor diesel apenas le da para alcanzar una velocidad de 10Km por hora. Sus brazos, eso sí, están completamente articulados y se manejan mediante un mando que imita sus movimientos en la cabina. El izquierdo, aparte de sujetar objetos, incorpora dos ametralladoras tipo Gatling de Airsoft capaces de disparar 6.000 de estas pequeñas pero agresivas balas de plástico por minuto. Para activar este arma, la cabina dispone de sistema de puntería y una cámara con reconocimiento facial. Sólo hay que apuntar y sonreir, un control que se nos antoja un poco inconveniente para la rutina diaria. El ‘Mecha’ integra un sistema operativo propio denominado V-Sido compatible con todo tipo de smartphones para que podamos manejar a Kuratas desde nuestra pantalla táctil aunque no estemos en su interior. Suidobashi lleva desde 2010 construyendo el KR-01 para una feria tecnológica ‘Wonder Festival’ en el distrito de Chiba, y lo ha puesto a la venta en distintos colores de carrocería que incluyen negro y rosa. A continuación, os ofrecemos un vídeo imperdible en el que una simpática piloto japonesa nos ofrece algunos consejos sobre el manejo diario del Kuratas.




El Crowdfunding está logrando que salgan adelante proyectos un tanto inusuales y algunos, cuanto menos, discutibles. Uno de ellos es esta carcasa Yellow Jacket Case, que esconde en su interior nada menos que un taser de contacto. Este tipo de arma de electrochoque libera una carga eléctrica de 650kV que causa aturdimiento, parálisis temporal en el miembro alcanzado así como un considerable dolor. Semejante invento ha surgido de la mente del ex-policía militar Seth Froom, que sufrió un atraco en su domicilio. Froon tiene en su casa diversas armas de fuego y tasers para defenderse, pero no tuvo tiempo de llegar a ninguna de ellas y se encontró con su iPhone como única herramienta defensiva. De esa desagradable experiencia nació esta idea que se sometió al veredicto popular en la web de crowdfunding Indiegog y que ya ha reúnido el capital suficiente para iniciar su fabricación. El diseño de Froon está pensado para no activar el arma accidentalmente. Para diaparar el arco eléctrico es necesario retirar una cobertura de plástico que protege los electrodos en la parte superior y desplazar una palanca de seguridad en el lateral. El proceso, no obstante, sólo lleva unos segundos de maniobras voluntarias en caso necesario. La descarga no afeca al teléfono aunque la carcasa sí que aumenta bastante el tamaño del terminal, que alcanza los 25 milímetros de grosor y dobla su peso en el caso del iPhone. Froon comenzará por producir la carcasa específica para el iPhone 4 y 4S a un precio de 125 dólares, pero tiene pensado desarrollar versiones específicas para otros modelos populares como el Samsung Galaxy SIII o el HTC EVO. Sea como fuere, dudamos mucho de que se autorice su venta en España.




‘Me están disparando. Estoy herido. Please RT #mehandado #aycomoduele #ADV CC @Misargento’. Uno está ahí, liado en el campo de batalla intentando tuitear un mensaje como este y no hay manera de encontrar una WiFi en condiciones. Los campos de batalla es lo que tienen, que no son muy buen sitio donde conectarse a internet, pero tranquilos. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Bostón ha creado un robot capaz de crear redes WiFi allí donde ningún Starbucks ha llegado todavía. Hacer checkin de Foursquare en el nido de ametralladoras por fin será una realidad anhelada por miles de soldados huerfanos de social media. Lo cierto es que, ironías aparte y aunque podamos considerar cuestionable la necesidad de una red WiFi en territorio hostil, el dispositivo ideado por estos estudiantes es digno de todo elogio. El robot tiene forma de un pequeño tanque de aproximadamente un metro de largo y dotado de unas ruedas de oruga con las que moverse por cualquier terreno con una distancia de hasta 12 horas y una capacidad de carga de hasta 90 kilos. ¿Y para qué necesita un robot como este cargar algo? Ahí está la genialidad de la idea. El CommBot, que así es como lo apodan sus creadores, va dejando a su paso pequeños módulos estancos y a prueba de colpes que contienen un router WiFi autónomo con batería. Estas cajas son las que general una red WiFi extendiendo la señal al paso del robot a partir de cualquier red funcional en el área. Al ser descentralizada, la red de routers que crea este robot puede seguir funcionando aunque uno de los dispositivos sembrados se quede sin baterías o sea destruido. El robot puede ser también dirigido por control remoto gracias a su cámara y sensores de infrarrojos. El equipo de Boston se queja del excesivo tamaño de los routers que ha tenido que utilizar para su diseño y lo cierto es que, con cuatro ajustes de las 'semillas' que siembra, este pequeñín podría ser de gran utilidad en el campo de batalla aunque sólo sea para consultar en internet cómo va la guerra.

 

 













La Música Country Australiana tiene una gran riqueza y tradición, con una potente asociación, la CMAA (Country Music Association of Australia), con una interesante escuela de artistas con decenas y hasta cientos de producciones anuales, festivales importantísimos como Tamworth, patrocinadores y un mercado muy extenso, la situación del Country en Australia es óptima. Los orígenes del folklore autóctono Country australiano hay que remontarlos a la segunda mitad del Siglo XIX, a la herencia de las músicas traídas al continente oceánico por los inmigrantes europeos y a la influencia de poetas como Henry Lawson o Andrew Barton “Banjo” Peterson, quien fue el autor del Himno no oficial de Australia, “Waltzing Matilda”.
Australia comparte similitudes con EEUU, como una extensa geografía que recuerda a los paisajes del Lejano Oeste y un proceso de colonización similar llevado a cabo por una amalgama de descendientes de deportados, inmigrantes aventureros y buscadores de fortuna. Los orígenes culturales y musicales anglosajones, celtas y europeos de esta colonización son similares también a los norteamericanos. La música Country australiana no sería la misma sin uno de los artistas que vinculó musicalmente el pasado folklórico con el presente Country y abrió puertas y nuevas rutas musicales dando a conocer esta música al mundo: Slim Dusty. Considerado el Rey de la música Country Aussie, fue el primer artista australiano que consiguió éxito internacionalmente.







Entre los pioneros de la música Country australiana se encuentra Tex Morton (conocido como el padre del Country australiano), y otras estrellas tempranas como Buddy Williams, Shirley Thoms y Smoky Dawson Morton, quien alcanzó mucha popularidad en la década de 1930 al realizar el espectáculo “Rodeo & Wildwest Show” en los años 40. En 1949 viajó por los EEUU y Europa causando gran suceso entre el público. Actuó en varias películas y compartió escenario con artistas como Hank Williams. En 1951 el cantante y compositor de canciones Country Reg Lindsay comenzó una emisión radial en Sydney, permaneciendo al aire por doce años. En 1964 llevó su show a la TV, “The Cowboy and Western Hour”, que se transmitía en cadena por toda Australia y que se emitió durante siete años y medio.
El programa dio oportunidad a cientos de nuevos artistas de mostrarse al gran público. Johnny Ashcroft tuvo gran éxito en los inicios del Country Rock australiano, mientras que Frank Ifield triunfó en los ránkings británicos en la década de 1960. Ted Egan fue el primero en componer sus canciones utilizando el argot australiano. En los años 90 muchos artistas Country comenzaron a ser incluidos en los ránkings de la música Pop, como James Blundell, James Reyne y Casey Chambers. Slim Dusty grabó su álbum número cien en el año 2000. Ese mismo año tuvo el honor de cantar “Waltzing Matilda” en la clausura de los Juegos Olímpicos de Sydney. En años recientes el Country consolidó su posición como un género popular en Australia, con festivales multitudinarios y un mercado discográfico en permanente crecimiento.

 

 


 

 

 

 


 

 

 


 

 


 

Mantenga a una vaca feliz, y le dará buena leche...  En un insólito esfuerzo por conocer cómo las vacas se relacionan entre sí, científicos de la Universidad de Exeter insertaron rastreadores de proximidad en los rumiantes para estudiar sus comportamientos. Esto les permitirá saber a ciencia cierta cuáles de los integrantes del rebaño son más sociales y cuáles los "marginales" y por ende, los más tristes. "Las vacas son animales sociales que forman estructuras grupales," dijo el Dr. Darren Croft del Grupo de Investigación de Comportamiento Animal de la Universidad de Exeter. "Queremos saber qué tan importante que son estas estructuras". El estudio está siendo co-financiado por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra) y DairyCo, una organización financiada por los productores de leche británicos. Natasha Boyland, una estudiante de doctorado que tiene la tarea de observar a las vacas en el campo explicó: "Vamos a mirar la naturaleza de las interacciones para ver cómo se forman las relaciones y se mantienen dentro de la manada". "En combinación con los resultados de proximidad y demás información sobre los animales, tales como su estado de salud, esperamos reunir pruebas que se puedan traducir en consejos prácticos para los agricultores," concluyó el Dr. Croft.

 

 


 

 

 

 

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