Cafés en el Tango (Argentina)

 


Notables y trascendentes tangos nos recuerdan constantemente a esa institución llamada café. Por ejemplo: Café de los Angelitos, Cafetín de Buenos Aires y El Último Café. Los compositores y autores por medio de sus partituras dejaron valiosos testimonios de los legendarios cafés de Buenos Aires en cuyos ámbitos desarrollaron su arte, estrenaron sus obras y sin proponérselo, dejaron escrita la historia grande del tango. Comenzaremos con el más citado: Armenonville. "La Catedral Nocturna del Tango", como lo llamó Enrique Cadícamo, fue uno de los salones que recibió más citaciones de parte del tango. Juan Maglio "Pacho" compuso “Armenonville” en la década del 1910 y en su dedicatoria escribió: "A los distinguidos Señores Loureiro y Lanzavechia".

No es el único Tango con este nombre. Manuel Jovés, el músico catalán llegado a la Argentina en 1908, entre otros tangos creó en el año 1939 “Armenonville” con letra de Juan Jovés. También es nombrado en el Tango “Margot” de Celedonio Flores y en el Tango ”Susheta” de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo: "Ah, tiempo del Petí Salón...!/ ¡Cuánta locura juvenil...!/ ¡Ah!, tiempo aquel de la sección/ 'Champán Tangó' de Armenonville". En el tango “Zorro Gris” de Rafael Thegols y Francisco García Giménez aparece nuevamente bajo esta forma: "Y tras la farsa del amor mentido/ al alejarse del Armenonville,/ era el intenso frío de tu alma/ el que abrigabas con tu zorro gris". No por conocido dejaremos de recordar el debut en este lugar de Gardel-Razzano en un diciembre de 1913 con tanto éxito, que terminaban llevados en andas por la concurrencia. En la fastuosa inauguración de este Restaurante-Cabaret llevada a cabo en el año 1912 actuó la orquesta típica dirigida por Vicente Greco.

 

• Café La Paloma: Avenida Santa Fe y Arroyo Maldonado (hoy Ave. Juan B. Justo). Sería este café el segundo en la preferencia de los compositores y autores por la cantidad de temas dedicados. En primer lugar cabe mencionar el tango “La Paloma” compuesto por el guitarrista José Guardo, que actuó en este lugar y además integró la orquesta de Vicente Greco, “Café de La Paloma”, de Juan B. Clauso, y “Viejo Café La Paloma”. Tango de José Valotta. Cabe recordar que otro café con el nombre de “La Paloma” existió en la Avenida Patricios 955, en el barrio porteño de Barracas, según lo recuerda Enrique Puccia en su libro "Los Cafés de Barracas".

 

• Café El Estribo: Entre Ríos 763/67, barrio de Balvanera. Famoso por su historia y el éxito obtenido por Vicente Greco que lo convirtió en el café de moda. La fila de personas ansiosas de ingresar provocaba inconvenientes en el tránsito de vehículos. Greco compuso un tango con el nombre de “El Estribo” y lo dedicó al amigo Antonio Scolpini, a la sazón dueño del local. Existe un aviso de este café publicado en su oportunidad en una revista de la época que dice textualmente: "Café 'El Estribo', 763 entre ríos 767. Entre Independencia y Chile, Buenos Aires". "Es el único café en Buenos Aires donde se pueden escuchar todas las noches, de 8 a 12 p.m., y los Domingos de 5 a 7 p.m., matinée, las últimas novedades criollas y extranjeras". "Donde encontrará una ejecución agradable y sólida; cuenta con el mejor elemento de los ejecutantes criollos: aquí toca el popular y conocido pianista señor Roberto Firpo, el conocido Rey del Bandoneón señor Eduardo Arolas, y el célebre violinista criollo Tito Roccatagliata. Y con el fin de satisfacer al público y pueda escuchar lo que sea del agrado, he combinado en otra forma los pedidos; todas las personas que deseen escuchar una pieza no tienen más que pedirle al mozo y éste lo remite a la caja. Los pedidos son atendidos por el dueño y los tocan por el número que le corresponden". "Nota: Para reclamos y demás dirigirse a la caja. El Dueño".

 

• Café El Nacional: Corrientes 980. La Catedral del Tango. El músico Francisco S. Cafiero compuso un tango para piano llamado “El Nacional”, dedicado a los Sres. Salgueiro Hnos. Por su parte, Francisco Parisi creo su tango “Viejo Café Nacional”.

Al lado de El Nacional, en el 942 de la misma calle, funcionó el famoso El Germinal donde tocaron Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y Elvino Vardaro, entre otros. Troilo compuso una milonga con letra de Francisco García Giménez llamada ”Como perro en cancha e'bochas”, donde evoca este café conjuntamente con El Marzotto, en el número 1124 y el Café los 36, en 961 de Corrientes.

El café El Germinal mereció otro tango, “Viejo Café Germinal”, de Juan Larenza y Marsilio Robles.

 

• Café El Guarany: Esquina noroeste de Corrientes y Esmeralda. Encontramos el tango “Café Guarany”, de Hércules A. Valsangiácomo con esta dedicatoria: "El cuarteto Valsangiácomo dedica a los dueños del bar 'El Guarany', señores Serrano y Cia".

Alfredo Antonio Bevilacqua dedicó dos tangos a otros tantos bares donde actuó. En 1902, en las inmediaciones de Ave. Las Heras y Agüero existió un bar llamado Venus. Con este mismo nombre denominó el pianista a su tango dedicado a Amadeo Bonetti. Luego tocó en el Bar Monterrey, al que Jorge A. Bossio lo sitúa en la calle Maipú s/n. Compone un tango homónimo dedicado "A los Sres. A. y A. Villar, propietarios del Bar Monterrey".

Existe otro tango de Juan Cao y Alberto Luces, titulado ”Café Monterrey”.

 

• Café Domínguez: Corrientes 1537. Un famoso tango de Ángel D' Agostino lleva el nombre de este café. El propietario, Sr. Domínguez, tuvo un hijo a quién llamaban "Cachito". Paquita Bernardo, de gran actuación en este lugar, le dedicó el tango “Cachito”, "Cariñosamente al niño Horacio J. Domínguez, (Cachito)". La carátula lleva una foto del pequeño.

 

• Café Politeama: Paraná 381. Tango compuesto por Claudio Román, “Viejo Café Politeama”.

 

• Royal Pigall: Corrientes 831. Cuenta Osvaldo Fresedo en la Revista Clarín del 5 de setiembre de 1976 que el Cabaret Royal Pigall estaba situado detrás de la tertulia del Teatro Royal. Empezaba a funcionar a medianoche cuando se acababan los espectáculos del teatro. Juan Maglio "Pacho", otro de los músicos que actuaron allí, compuso el tango “Royal Pigal” (sic), dedicado al Sr. Héctor Chiama.

En este mismo sitio se inauguró el 7 de julio de 1924, el Tabaris, primer lugar público con aire acondicionado. Francisco Canaro estrenó el tango “Trapito”, de J. y L. Servidio y Eugenio Cárdenas, dedicado al profesor Finochieto. Luego lo grabó Carlos Gardel en el año 1925.

 

• Petit Salón: Lavalle y Esmeralda. Son conocidos los versos de Celedonio Flores: "Ahora vas con los otarios a pasarle de bacana/ a un lujo reservado del Petit o del Julién". Existe un tango de principios del siglo XX compuesto por Ángel G. Villoldo y titulado “Petit Salón”, dedicado a Ernesto Harguindeguy. En la carátula se ve a una pareja distinguida sentada alrededor de una mesa con flores, el clásico balde de champagne y detrás una especie de biombo. Junto a él, un mozo observando la escena.

 

• Dos hitos fundamentales para el Tango fueron el Hotel y Bar Americano de la calle Cangallo 966, propiedad de Domingo Gando. Allí José Luis Roncallo y su sexteto estrenan: “El Choclo”, “El Porteñito”, “Joaquina” y otros tangos según vemos en los programas del bar emitidos el 7 de febrero de 1903 y el 19 de noviembre del mismo año.

 

• El Bar Ronchetti de Reconquista y Lavalle, frecuentado por Enrique Saborido y la cantante y bailarina Lola Candales. A raíz de una apuesta con otros concurrentes que se retiraron a las 5 de la mañana, comenzó a pergeñar en el piano del bar el tango “La Morocha” dedicado a su compañera. Concluyó a las 6.30 horas. A las 7 lo llamó a Ángel Villoldo para solicitarle que le pusiera letra y esa misma noche fue estrenado en ese local por la mencionada cantante. Era el 25 de diciembre de 1905. (Confesiones del autor al semanario "Caras y Caretas" según se lee en el libro "Evocación del Tango" de Juan Silbido (E. Vattuone).

 

Café Central de Avenida de Mayo 899 esquina con Tacuarí. El tango “Sentimiento gaucho” de Francisco y Rafael Canaro, sin letra, ganador del Primer Premio en el concurso organizado por Discos Nacional en el Teatro Grand Splendid, el año 1924, está relacionado con este café, escenario de importantes músicos entre ellos Julio De Caro, por la dedicatoria de los autores. Así decía la nota: "A la simpática barra del Central: Luis Presa, Héctor Heredia, Amadeo Bellosi, Agustín y Martín Porcile, Felix Sola, Ernesto Carnevale; Eduardo, Enrique y Genaro Camerieri; Cesario y José González; Emilio D'Amato, Nicodemo Galíndez, José Arraigada, Genaro Marcalain, Alfonso Criscuolo, Emilio Mazurquelli". Recordemos que Rafael Canaro, contrabajista, hermano de Francisco, con ésta, su primera obra, recibió la consagración del público.

 

• Café Tortoni, el de la larga historia, ha merecido un tango firmado por Eladia Blázquez y Héctor Negro, titulado “Viejo Café Tortoni”. La partitura data del año 1981. En un fragmento de su letra dice: "Tortoni de ahora, te habita aquel tiempo. / Historia que vive en tu muda pared. / Y un eco cercano de voces que fueron, / se acoda en las mesas, cordial habitué".

 

• El Cocodrilo. El curioso título de “Papas fritas la ¡Federación!”, pertenece a un tango de Enrique Saborido, el de “La Morocha” y “Felicia”. Su carátula representa el ámbito de un restaurante donde se ven varias mesas ocupadas por parejas y un mozo portando un plato humeante, que podría ser de papas fritas. En un cristal que da a la calle puede leerse al revés El Cocodrilo. Suponemos que se trata del bar-restaurante ubicado en la Avenida Pedro de Mendoza, en la Boca.

 

• Café La Humedad, ubicado en la esquina noreste de Gaona y Boyacá, barrio porteño de Villa Gral. Mitre. A su vez famoso tango compuesto e interpretado por Cacho Castaña.

 

• Café de Barracas. Con este título escribieron un tango Eduardo Arolas y Enrique Cadícamo. Arolas no conoció esta obra. Dejó al morir algunos tangos inéditos entre ellos éste, con el nombre de “Nostalgias”. El poeta Enrique Cadícamo le puso letra y lo convirtió en “Café de Barracas”. Gabriel "Chula" Clausi tiene el manuscrito original y nos cuenta que hay una pequeña diferencia en la música entre uno y otro.

 

Y ya que mencionamos a este virtuoso del bandoneón, diremos que compuso un tango relacionado con el tema que estamos tratando, titulado “En un rincón del café”, con letra de Francisco Laino. También nos identifica el lugar de la composición, Café El Buen Gusto ubicado en la Avenida Asamblea y José María Moreno, en el barrio porteño de Parque Chacabuco.

 

• Una noche de garufa, café de la Avenida Montes de Oca 1683/75 de propiedad de Eduardo Arolas y Luis Bettinelli. En este caso el café lleva el nombre del primer tango que compuso Arolas dedicado al amigo Prudencio Aragón, conocido como "El Johny". Cuenta Enrique Puccia que el café tenía un confort desusado para la época y que la gran atracción la constituía su dueño, que en solos de bandoneón ejecutaba música internacional por la tarde y tangos y valses por la noche.

 

• T.V.O., café de la Avenida Montes de Oca 1778/86 donde Elpidio B. Fernández en 1916 compuso su primer tango y lo tituló con el mismo nombre, dedicado a los Sres. Ghiglione y Cía., propietarios del gran café y billares T.V.O.

 

• Café Marconi, café del barrio porteño de La Boca, Olavarría al 600. Allí actuaron importantes músicos entre ellos Carlos Marcucci, apodado "El Pibe de Wilde". También mereció un tango que le dedicaron Norberto Battión y Héctor Palito con su mismo nombre “Café Marconi”.

 

• Café Homero, Cabrera 4946, en el barrio de Palermo. Tango compuesto por el bandoneonista Néstor Marconi.

 

• Boliche de Zorrilla, café casi desconocido, pero con una historia original. A fines del siglo XIX en la Avenida Sarmiento, detrás de la Sociedad Rural de Buenos Aires, estaba ubicado el Boliche de Zorrilla, así se lo conocía. Era frecuentado por soldados de los cuarteles vecinos y gente de los studs. Tocaban en ese lugar El Pardo Cototo (Almeida), El Petiso Durand y El Jorobado Castro, violín, flauta y guitarra respectivamente, y hacían furor. Atraído por esta música visitaba con frecuencia este sitio Juan Maglio "Pacho", que en el año 1892 resolvió pulsar la guitarra y se sumó al trío. Pronto abandonó este instrumento para dedicarse al bandoneón, instrumento apenas conocido en Buenos Aires. Recién cumplidos los 17 años con Cototo, Durand y Castro se largaron de gira por la provincia de Buenos Aires. Luego ingresó al conjunto otro bandoneonista: Domingo Santa Cruz. Esta historia la contó el mismo "Pacho" para la revista "Sintonía" del 14 de octubre de 1933. Juan Maglio falleció el 14 de julio de 1934, a los 53 años de edad.

 

Café Bar El Cano, de Avenida del Campo 1274 y vías del Ferrocarril Urquiza. En el barrio porteño de La Paternal.

 

• Café Paulín, de la Avenida San Martín y Gaona. Osvaldo Nicolás Fresedo nació el 5 de mayo de 1897 en pleno centro de Buenos Aires, calle Lavalle 1606. Al poco tiempo se fueron a vivir a La Paternal, lugar cercano a la Chacarita. La madre, que era profesora de piano, quería que el hijo aprendiera este instrumento, pero fue una concertina, especie de acordeón pequeño con diez teclas a cada lado y que compró por diez pesos. Fresedo se aprendía de memoria los discos de "Pacho" y los tocaba de oído. El bandoneón lo vio por primera vez en 1912 en un café que había en Triunvirato y Chorroarín (Villa Ortúzar) donde lo llevaron a escuchar al conjunto de Augusto Berto (bandoneón), Francisco Canaro (violín) y Domingo Salerno (guitarra). A partir de este hecho se enamoró del bandoneón y en poco tiempo consiguió trabajo en el Café Paulín. Esto disgustó al padre y para que no saliera construyó al lado de la vivienda -Avenida del Campo 1260- un local para café-bar donde el hijo pudiera tocar sin alejarse del barrio. Y allí tocó un tiempo, incluso con José Martínez, gran compositor, pero el destino lo llevó luego hacia otros rumbos. Este café aún existe y aunque está algo derruido, sigue funcionando. Se lo puede ver en el lugar señalado junto a la barrera que prolonga la Estación José Artigas. También existe la casa familiar, conservando su antigua forma y ocupada ahora por una marmolería. (Declaraciones de Osvaldo Fresedo para la "Revista Clarín" del 5 de setiembre de 1976).

 

Conclusión

 

Y así, entre café y café... Entre tango y tango finalizamos esta recorrida que nos llevó a distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires y por ende a sus barrios.

Hay muchas cosas para contar sobre este tema, pues la información es abundante y las oportunidades pocas, pero se corre un riesgo: agotar la paciencia del lector; por eso le cedemos el espacio a Hornero Manzi para que nos diga algo sobre los cafés, lo que expresó en el año 1934. De esto sabía mucho.

"Buenos Aires fue siempre una ciudad amante de la música popular. Es decir, de esa música fácil y cantable, en cuya melodía elocuente cabe la anchura de las pasiones.

"Pero Buenos Aires fue perdiendo su conformación familiar. El violento ascenso demográfico marcó una época con la creación de un nuevo tipo, el muchacho porteño. Entonces y para él, se creó el café. Es decir, el centro de reunión que a las ventajas del almacén unía la de mayor respeto por el trato y una mejor distinción en la vestimenta. Pero el café sin más auspicio que el de las mesitas y el de las bebidas, hubiese fracasado. Se necesitaba algo más hondo para amarrar al incipiente parroquiano. Ese algo era la música. Al café le fue fácil agregar la orquesta que, ante la expectativa de los parroquianos alternaba los valses de Walteuffel, con los tangos originales de los primeros compositores criollos.

"Así cada barrio tuvo su café y cada café su orquesta. A ellos concurrían, desde lejanas barriadas, los porteños más atrevidos y deseosos de luz. Y el 'Centro', casi inabordable, fue invadido desde esas avanzadas por el hombre del arrabal".

 

 


- Lo de Hansen, lugar donde se bailó tango entre 1877 y 1912

Armenonville

Armenonville

Armenonville

Café La Paloma

Café Domínguez

Café Tortoni

Café Tortoni

La Flor de Barracas

La Flor de Barracas

Café Homero

Confitería Ideal

Confitería Ideal

El Bar de Julio

El Bar de Julio

Bar Sur

Bar Sur

Bar Sur

Café de los Angelitos

Café de los Angelitos






 

 

 


 

 

 



 


 

 

 

 

 

 

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