Danza del Sol (EEUU-Canadá)
La Danza del Sol es una ceremonia espiritual practicada desde hace
siglos por algunos pueblos nativos de los EEUU y Canadá. Cada tribu tiene su
propia forma de realizar el ritual, aunque la mayoría de ellas tienen elementos
en común, tales como ciertas danzas, cantos o rezos.
También es común tocar
tambores y realizar ayunos. En algunos casos, el ritual incluye una perforación
cutánea que consiste en introducir en el pecho, los brazos o la espalda, un
hueso o vara de madera afilada produciendo un desgarro causado por la
suspensión del cuerpo y la danza que dura hasta que se da el desgarramiento. En
muchas de las Danzas del Sol que se realizan a través de Norteamérica se
considera irrespetuoso tomar fotos, para favorecer la privacidad de los
participantes. La pueden bailar tanto hombres como mujeres. Los primeros
europeos que conocieron esta ceremonia se sorprendieron sobre todo por la
práctica de la perforación cutánea, lo que consideraron salvaje. La explicación
más común a esto, desde el punto de vista de los danzantes, es que se trata de
una ofrenda de carne, entregada como parte de un rezo para pedir por la familia
o la comunidad. Según los ancianos indígenas, esto no supone ningún sufrimiento
para quien lo realiza, sino que se trata de un acto generoso y de entrega con
Dios y lo sagrado. El gobierno de Canadá prohibió algunas de las prácticas de
la Danza
del Sol durante el siglo XVIII y lo mismo hizo EEUU en 1904. En la
actualidad, esta ceremonia sagrada es de nuevo completamente legal (desde la
presidencia de Jimmy Carter en EEUU). El diseño de la ceremonia ha sido
conservado por los chamanes fiel al original durante siglos, si bien hoy en día
es una ceremonia espiritual abierta, en la que participan tanto indígenas como
foráneos. También es habitual que haya danzantes de distintas nacionalidades,
continentes y razas, como reflejo de la expansión que desde los años 90 está
teniendo la cultura espiritual de los nativos norteamericanos en todo el mundo,
algo similar a lo que se produjo dos décadas antes en el budismo asiático.
La Danza del Sol en lengua Dakota se llama Wanyang wacipi, cuyo
significado literal es ”danza de mirar fijamente al sol”. No se trata de un
culto al sol, sino de una ceremonia de “renovación del mundo” y de peticiones
de fecundidad. El ritual sioux comenzaba con la construcción de una cabaña. Se
cortaba un árbol que se colocaba en el centro del campamento y sobre él se
ponían una serie de ofrendas. La danza se iniciaba el 21 de junio, en el
solsticio de verano. En general, duraba cuatro días y en un momento del ritual
se colocaba un cráneo de bisonte entre los que cantaban y danzaban. Los nativos
trataban al bisonte como un pariente. El bisonte era considerado un ser sagrado
con fuertes poderes y el mensajero de la supervivencia en las praderas.
Mediante privaciones y penitencias corporales, los danzantes tratan de obtener
la compasión de Wakan Tanka (“Gran Espíritu”) y garantizar así la perpetuidad
de la tribu. La danza a pleno sol, es un durísimo sacrificio corporal, además
los danzantes soplan constantemente por una especie de flauta de huesos de
águila, lo que acrecienta su sed. La prueba más difícil, reservada a los
varones, tiene lugar el cuarto día y recibe el nombre de “perforación”. Para
ello se colocan sobre una piel de bisonte, junto al poste sagrado, y el chamán
les practica en el pecho, justo por encima de las tetillas, dos cortes
paralelos en los que introduce sendas púas de madera. Luego anuda en estas
púas, una cuerda sujeta al poste. Luego, los hombres deben intentar liberarse
del poste al que están atados. Con este objeto danzan, primero acercándose al
poste para rezar, y luego alejándose y echándose bien hacia atrás para tensar
la cuerda. Ejecutan estos movimientos tres veces y a la cuarta se dejan caer
con todo su peso hacia atrás, desgarrándose la piel y liberándose del poste.
Los cánticos y danzas cesan cuando el último de los danzantes se ha liberado.
Si bien las mujeres no participan de esta parte de la danza, a su modo ofrecen
un sacrificio doloroso, haciéndose arrancar del brazo algunos trocitos de piel.
Así mismo, en esa ocasión se les perfora las orejas a los niños, acto simbólico
por el que son oficialmente incorporados a la comunidad tribal.
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