Cueca (Chile)



La Cueca y la Chilena, junto con la Zamba, guardan íntima relación con la Zamacueca, danza que derivada del Fandango español ingresó a Lima a finales del Siglo XVIII, difundiéndose luego por el resto del continente. La característica de danza de galanteo y picaresca se conservó en Lima, aunque con ciertas modalidades, como el reemplazo de las castañuelas por el pañuelo. Este baile, cuyo soporte de interpretación es el piano, habría llegado a Chile por medio de partituras para ser interpretadas en salones de baile desde 1824. Fue recibida con tal entusiasmo por todas las clases sociales en las ciudades, que se convirtió en la expresión coreográfica nacional. Desde las ciudades habría pasado al campo, donde se la llamó Zamacueca chilena y más tarde, por aféresis redujeron la voz Zamacueca a a sus sílabas finales: Cueca. Allí se desarrolló como baile, por lo que la Cueca sería esencialmente un baile campesino. Otra teoría sostiene el origen arábigo-andaluz de la Cueca. Su manera de impostar la voz, el uso de determinados instrumentos como el pandero hexagonal, y la forma de cantar en ruedas, le brindan semejanzas evidentes con los cantos moros que se desarrollaron en España tras la ocupación árabe. Por eso, la Cueca sería un canto más que un baile, asociado a espacios de concentraciones humanas, es decir, centros urbanos. 
Ambas teorías, que se afirman en sendos estudios históricos, musicológicos y antropológicos, de alguna manera coexisten hasta hoy. La Cueca campesina y la Cueca urbana son hoy los dos modos fundamentales del género, aunque durante años pareció que la vertiente rural era la única forma de expresión de la Cueca. Es que al margen de su origen preciso, fue del campo desde donde se recogió la Cueca a fines del Siglo XIX, en tiempos en que las distinciones entre campo y ciudad eran bastante tenues. Décadas después, en los años 20 del Siglo pasado, la Cueca fue llegando a los salones de baile de la elite económica y política, que justamente buscaba símbolos típicos para construir la identidad nacional. Entonces la Cueca adoptó modos más elegantes y sofisticados de bailar para adecuarse a la solemnidad de los bailes de salón. Su posterior grabación en discos de 78 rpm la llevó a agregar introducciones y presentaciones por la necesidad de llenar tres minutos de grabación con piezas que eran más cortas. De esa manera se configuró la forma campesina tradicional. Al mismo tiempo, la Cueca urbana se desarrollaba de manera subterránea y lejos de los salones y discos. Llamada Cueca Brava o Chilenera, esta vertiente del género se cantaba en ruedas de mercados, prostíbulos y cárceles, con temas menos bucólicos y prohibidos por las autoridades. Recién en los años 60 tuvo reconocimiento oficial pero se perdió tras el golpe militar de 1973. El Gobierno Militar prefirió la vertiente campesina menos conflictiva para elevarla como baile nacional. Recién en los años 90 esta rigidez se rompió. Hoy ambas Cuecas siguen conviviendo y se presentan en distintos escenarios de Chile a lo largo del año.





















































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