Desde tiempos
inmemorables se ha relacionado la música con la espiritualidad. En la Torá y el
Tanaj cuando los personajes presencian una visión profética, la narración hace
mención de música rodeándolo; lo cual implica que han entrado a un estado
alterado del conocimiento, donde hay mayor conexión con los mundos
espirituales.
La música, además, era usada en el Templo por los levitas antes
de hacer los sacrificios rituales y en diferentes servicios; a David se le
conoce como el hombre que pudo entender mejor que nadie el alma humana
precisamente por los Salmos que compuso y la música con la que calmaba al rey
Saúl. Hasta la fecha la música juega un papel muy importante en la
espiritualidad judía y Janucá no está aparte de este contexto. Al igual que
cualquier festividad, existen cantos, poemas, bailes y actividades que
recuerdan lo se celebra y ayudan a profundizar en la esencia de la fiesta. A
partir de noviembre o diciembre, los judíos de todo el mundo se reúnen para
celebrar Janucá con amigos y familiares durante 8 días y 8 noches esta alegre
festividad también se conoce como Fiesta de las Luminarias. Janucá
significa dedicación en hebreo y conmemora la reconsagración del templo en
Jerusalén en el 165 a.C. después de que un pequeño grupo de soldados judíos
liderados por los macabeos derrotasen al enorme ejército del rey Antíoco IV,
que pretendía erradicar la religión judía. Esta victoria improbable se
consideró un milagro divino. Los judíos la celebran recitando bendiciones a
dios y encendiendo un menorá de Janucá. La luminaria especial, llamada shamash,
se usa para encender el resto: una vela la primera noche, dos velas la segunda,
y así sucesivamente. La tradición judía sostiene que, pese a solo tener óleo
sagrado para encender el candelabro una sola noche durante la reconsagración
del templo, milagrosamente el óleo duró ocho noches. En Janucá existe también
la costumbre de tomar ciertos alimentos, como sufganiot, y los niños juegan con
peonzas de cuatro lados marcadas con las iniciales hebreas de la frase ‘Un Gran
Milagro Sucedió Aquí’. En Janucá las tres canciones más conocidas son “Al
Hanisim” (Por los milagros), “Maoz Tzur” (Roca de mi salvación) y
“Hanerot
Halalu” (Estas luces) suelen cantarse en familia y hablan sobre
aspectos distintos de la festividad. Intentaremos profundizar en ellas. Entre
las canciones más cantadas en Janucá figuran:
• “Al
Hanisim”, que se trata de un párrafo de alabanza a Dios que se incluye
en la “Amidá” y el “Bircat Hamazón” (dos de los rezos
más importantes en el judaísmo) durante los días de Purim y Janucá. En él se
agradece a Dios los milagros que hizo por nuestros antepasados. En Purim se
recuerda los milagros ocurridos en tiempos de Mordejai y Esther y en Janucá se
recuerda las victorias obtenidas por los macabeos y la consagración del templo.
El texto es un agradecimiento y una alabanza, en lugar de centrarse en el papel
humano, hace protagonista a Dios de las victorias y le agradece por ellas. En
este texto se muestra uno de los significados más profundos que ambas fiestas
representan, la idea de que los milagros no necesariamente son revelaciones
mundiales, a veces son sucesos extraordinarios que ocurren dentro del mundo
“natural” y “lógico.” Sin embargo, Dios también maneja ese mundo, lo
sorprendente se encuentra dentro de lo cotidiano. Cada una de esas batallas
fueron ganadas militarmente dirigidas y peleadas por humanos, sin embargo, en
el campo de batalla quien da los resultados finales siempre es Dios. Las frases
“entregaste a los poderosos en manos de los débiles, los numerosos en manos de
los pocos” recalcan lo sorprendente del evento y dan un carácter espiritual a
las victorias. Es Dios quien puede hacer ocurrir los giros dentro del destino y
al final de los días, no favorece ni al más poderoso, ni al más fuerte o
numeroso, sino a aquel que busca apegarse a la bondad y a Su ley. El texto
termina recalcando la dedicación del Templo en Jerusalén y remarca que la Torá
no se olvidó. Bajo esta luz, éste fue el objetivo por el cual ocurrieron dichas
batallas “para engrandecer el nombre de Dios en el mundo”. Hay quien canta el
texto entero, pero usualmente en las casas solo se canta el inicio, la parte en
la que se agradece por los milagros, en que se recuerda a los muchos cayendo
frente a los pocos o las partes en que se recuerda la Torá y la dedicación al
Templo. Cuando se canta en el seno de la familia, se piensa en los milagros
particulares que Dios le ha hecho a cada uno y en Su Presencia continua en este
mundo, en los reveses de fortuna que pueden darse.
• “Maoz
Tzur” La segunda canción más cantada de Janucá fue escrita alrededor
del siglo XII por un rabino alemán del que lo único que se sabe es que se hacía
llamar Mordejai. La canción, con el tiempo se fue popularizando e
incluso fue aceptada entre grupos sefarditas y pertenecientes a otras
comunidades. Toma fragmentos de los Salmos y el Tanaj y habla sobre los numerosos
exilios que ha sufrido el pueblo judío y cómo Dios los ha acompañado en cada
uno. La primera frase “Maoz Tzur Yeshoati” quiere decir “Fortaleza, Roca de mi
salvación” es el inicio de uno de los salmos. El autor le pide a Dios que
restaure pronto la casa de rezos para poder darle alabanzas como es debido.
Después empieza a recordar el dolor de Egipto y la alegría de la salvación, lo
mismo sucede cuando habla de Babilonia y Grecia. Finaliza hablando del exilio
actual y pidiendo salvación para estos días. Es una canción hermosa llena de
amor a Dios y al pueblo judío. Se escribió y se canta en Janucá porque Janucá
ocurre en el mes más oscuro del año. Janucá enseña a ver la luz rodeada de la
oscuridad, la fe y la esperanza en medio del Exilio.
• “Hanerot Halelu”. Esta canción se encuentra en el Talmud y recuerda las razones por
las cuales se prende la Janukiyá y que esa luz debe ser contemplada y no usada
con fines prácticos. Son de las primeras canciones que se aprenden los niños y
ayuda a las familias a estar en el presente del momento, a apreciar la
convivencia, la luz de las velas, pero sobretodo la canción hace hincapié en el
agradecimiento a Dios. Las velas de Janucá se prenden finalmente para agradecer
a Dios todas las bondades que ha dado en nuestra vida.
• “Shehejeianu”
Esta bendición se hace solo la primera noche de Janucá. Se trata de “Shehejeianu”
(Quien nos ha dado la vida), una oración destinada para el comienzo de una
festividad, ocasiones especiales, situaciones que no ocurren frecuentemente,
tras adquirir algo significativo nuevo, al ver a alguien especial después de
mucho tiempo, entre otras.
• “Ocho
Kandelikas” Es una canción escrita originalmente por Flory
Jagoda. Es cantada en ladino, un idioma antiguo derivado del español,
común en las comunidades sefarditas. La canción describe mucho de la alegría de
Janucá.
• “S’vivon
sov sov sov” Una canción muy popular para esta fiesta, que tiene como
protagonista principal el s’vivón o dreidel, esa pequeña perinola con la que se
juega cada una de las noches de Janucá. Esta canción tiene dos versiones; una
es “Nes
Gadol Haia Sham” (Un gran milagro ocurrió allá), que se dice fuera de
Israel. En Israel simplemente cambia la palabra “Sham” por “Po”, quedando así
“Un gran milagro ocurrió aquí”. En todo caso, la canción hace referencia a las
letras que conforman el s’vivón; נ (nun), ג (guimel), ה (he) y ש (shin) o פ
(pei) dependiendo de la región.
• “Oy
Chanukah” Ya tuvimos una canción en ladino, ahora es el turno del
idish, el idioma de las comunidades askenazim. La canción tiene también su
propia versión en inglés y, al igual que las otras, relata la alegría de
Janucá.
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