Música en la Biblia
La música es un arte que la humanidad ha perfeccionado con el paso de los siglos. ¿Tiene la Biblia algo que decirnos respecto de la música? Ciertamente que sí. Es más, la música ocupa un lugar importante en las Sagradas Escrituras. Más de 575 pasajes repartidos en 44 libros nos hablan de ella, sobre todo en el Antiguo Testamento.
La música es el único arte que los
antiguos israelitas practicaban amplia y asiduamente. Música vocal o
instrumental, religiosa o profana, bienhechora o maléfica. Todos los aspectos
actuales de la esfera musical son abordados en la Biblia. Una décima parte de
la Biblia está escrita en forma de canciones. Los ejemplos más destacados son
los Salmos, El Cantar de los Cantares y Lamentaciones. La mayoría de las
aproximaciones al canto están relacionadas con la adoración a Dios. “Jehová es
mi fuerza… con mi canción lo elogiaré”. Escribió el rey israelita David, un
talentoso músico y compositor. De hecho, David organizó a 4000 hombres que
pertenecían a la tribu de Leví, para que fueran músicos y cantores en
Jerusalén, 288 de ellos estaban “entrenados en el canto a Jehová, todos ellos
peritos” (Crónicas 23:4, 25:7). Sin dudas, estos intérpretes practicaban de
continuo. Tan importante era la música en la adoración a Dios, que a los
cantores se los eximía de otras obligaciones en el templo para que se
concentraran en su profesión (Crónicas 9:33). En la historia del pueblo hebreo,
la música tuvo diferentes papeles: • Fue una expresión de fiesta y alegría que
no tenía nada que ver con lo religioso. Cuando Moisés descendió del Monte Sinaí
con la Tabla de la Ley, encontró al pueblo con fiestas y algarabía, adorando a
un becerro de oro (Éxodo 32:17-19); • Fue una estrategia de combate para
producir ruido y espantar a los enemigos. Uno de los casos más peculiares en
que los instrumentos musicales y el ruido sirvió de estrategia se encuentra en
Josué 6:18: “Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas, y
aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran
vocerío, y el muro se derribó”; • Como una expresión de adoración. Samuel
profetizaba usando música, de la misma forma lo hizo Eliseo, pero uno de los
que más usó la música como arte y expresión de adoración, fue el rey David,
quien tocaba la lira mientras cuidaba el rebaño de su padre.
En las Escrituras
se hacen múltiples exhortaciones sobre la forma y los momentos en que la música
debe ser usada para alabar a Dios, a veces usando aspectos musicales para
inculcar enseñanzas espirituales, hacer comparaciones metafóricas, o incluso,
decretos proféticos. También se revelan aspectos musicales de la adoración
celestial descrita en el Libro del Apocalipsis. El rey David no solo instituyó las veces, el lugar y las palabras para
la actuación del Coro Levítico, sino que el también fabricó los instrumentos
musicales a ser usados para su ministerio. A las trompetas que Dios había
ordenado a través de Moisés, David agregó los címbalos, las liras y el arpa. La
importancia de esta combinación divinamente ordenada se indica por el hecho de
que este orden de instrumentos se respetó durante muchos siglos hasta la
destrucción del Templo. Las trompetas eran tocadas por los sacerdotes y su
cantidad iba desde dos (en el culto diario) a siete o más en ocasiones
especiales. Los címbalos consistían en dos discos de metal, que al ser
golpeados entre sí, producían un sonido tintineante. Las liras y las arpas
cumplían la función de acompañar las canciones de alabanza y acción de Gracias
al Señor. Entre las cientos de citas a la música en la Biblia, rescatamos
algunas. En Éxodo 15:1-21 se registra el canto de Moisés y su hermana que
hicieron los israelitas después de cruzar el mar Rojo y librarse de los
egipcios. En Samuel 2:1-10 se registra el cántico de Ana. En Samuel 16:16-23,
los criados hablan de un espíritu que atormentaba al rey Saúl, por lo que el
rey manda buscar alguien que tocara el arpa. Los criados trajeron a David,
quien al tocar calmaba y aliviaba el espíritu del rey. En Samuel 18:6-9, las
mujeres de Israel hacen un canto a David luego de la batalla con los filisteos.
Al enterarse de la muerte de Goliat, las mujeres de todas las ciudades salieron
cantando y con danzas, con adufes (panderos cuadrados) y panderos. En Nehemías
12:27, 12:41-42 se narra cómo en la dedicación del muro de Jerusalén, hubo
música, fiestas de alabanzas con cánticos, címbalos, cítaras, cantores y
trompetas. En la pascua celebrada por Ezequías, también se hicieron cantos y se
usaron instrumentos resonantes para Yahveh. En Salmos 68:25-26 se cita que “Los
cantores iban delante, los tañedores detrás; en medio, las doncellas con
panderos”. En Salmos 92 se registra un cántico para el Sabbat, el día de
descanso. En el Libro de los Salmos, los capítulos 120 a 135; son cánticos
completos. El libro “Cantar de los cantares”, escrito por Salomón, comprende
poemas de amor conyugal a voces o cantos alternos. Cuando Jesús resucitó a la
hija de Jairo, había flautistas tocando música de luto. Luego de ser
perseguidos, azotados y encarcelados, Paulo y Silas, cantaron himnos a Dios. En
el día de Pascuas, después de que Jesús y sus discípulos hubieran cenado, y
antes de que fueran al monte de los olivos, ellos cantaron un himno cuyo nombre
no se menciona. En Apocalipsis 14:3, el profeta Juan menciona un cántico
celestial que sólo pueden aprender los 144.000 que tienen el nombre de su Padre
escrito en sus frentes. Tanto el antiguo como el nuevo testamento mencionan la
música y apoyan claramente su uso en la adoración. La extensa antología de
cánticos que se encuentra en el Antiguo Testamento indica la importancia y el
valor que Dios otorga a la expresión musical creativa. El uso de la música en
la adoración en la iglesia hoy es valioso y puede honrar a Dios de una manera
especial. La música es una herramienta de comunicación. No hay instrucciones en
el Nuevo Testamento sobre el tipo de instrumentos que se deben usar (o no
usar), y no se recomienda ni se prohíbe ningún "estilo" particular de
música. El único mandato es cantar "al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales" (Colosenses 3:16).
Otra perla. Buscar escenarios dónde la música fuere protagonista... Qué mejor lugar que en las Sagradas Escrituras!
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