Demasiadas Noches: Rolingas (Argentina)

En Argentina, como en todas las grandes metrópolis, existen tribus urbanas. Hay una que llama mucho la atención de los fanáticos del Rock: los Rolingas. Este grupo de seguidores de las piedras rodantes adoptaron una manera muy particular de vivir la música. Durante la dictadura militar de los 80, este movimiento fue cobrando fuerza poco a poco.

Los orígenes de esta tribu son sórdidos, no se sabe en qué momento exacto se originó. Supuestamente a fines de los 80, cuando los Ratones Paranoicos dejaron el Punk y se volcaron al Rock’n’Roll, coincidiendo con el nacimiento de bandas como Los Piojos y Viejas Locas. Se saben las influencias generales de la tribu: la estética de Mick Jagger en los años 60, la música de los Rolling Stones en sus inicios, la apología de la ”vida barrial” propia del Heavy Metal desde los años 70, y los comportamientos del público de bandas under como Sumo. También contribuyó el mar pasar económico, cultural e institucional de la Argentina durante la presidencia de Caros Menem, y el fenómeno de las barras bravas. En 1995, con la primera visita de sus Satánicas Majestades a la capital argentina, esta tribu llegó a su cúspide. No solamente pudieron ver a los Rolling en el escenario, sino que con gran astucia, se seleccionaron a dos de los mayores exponentes de ese sonido como bandas soporte: Viejas Locas y Ratones Paranoicos. En sus inicios, los Rolingas eran fanáticos de la banda británica, pero poco a poco, fueron apareciendo bandas que basaban su sonido en los primeros discos de los Stones (un sonido más blusero) y de ahí salió el Rock Rolinga, al cual ellos llamaron simplemente ”rocanrol”. Los Rolingas eran fervientes seguidores de grupos como Callejeros, Ratones Paranoicos, Intoxicados, Los Piojos, La 25, además de una cantidad de bandas que tocaban en el circuito ”underground” como La Mocosa, Barrios Bajos, Los Gardeitos, La Colosa, Ojos Locos, Las Pelotas, Versuit Bergarabat o Catupecu Machu.

A pesar de llenar el sentido de pertenencia, principalmente de los adolescentes, los Rolingas también cuentan con miembros de la vieja guardia, aquellos que se quedaron atrapados en los 80 y los 90. Algo compartido por la mayoría es el look. Se caracterizan por su estética, basada entre otras influencias, en la de Mick Jagger de la década de los 60. Otra característica de los Rolingas es su look estereotipado. No obstante, en los últimos años la cultura rasta y villera influyó en ella. Sus fans suelen usar flequillo al estilo Jagger de los comienzos (algunos llevan rastas), usan zapatillas gastadas (en general de marca Topper), un pañuelo deshilachado al cuello, remeras de alguna banda del movimiento o con la lengua de os Stones, también suelen usar camperas y pantalones de jogging o de jean, collares y pulseras. Los Rolingas utilizan una serie de ritos relacionados con el fútbol, como el uso de banderas con escrituras de sus bandas favoritas (llamadas “trapos” en el léxico argentino), cánticos, alabando a sus grupos preferidos o cantos de desprecio hacia los que no les agradan, uso de pirotecnia, se expresan por medio de grafitis simples en las paredes. Les agrada recrearse en lugares abiertos, como parques o plazas. Entrado el nuevo milenio, esta tribu urbana comenzó a perder fuerza. A partir de diciembre de 2001, con el apogeo de la cumbia villera y el nacimiento de la tribu de los cumbieros, el movimiento Rolinga comenzó a decaer. Sumado a esto, la desaparición de bandas como Viejas Locas o Jóvenes Pordioseros y el cambio de estilo musical de otros grupos Rolingas, contribuyó a la decadencia. Luego, en 2004 sufrieron un golpe que aceleró este proceso y dañó la imagen pública de los Rolingas. Un antro llamado República de Cromañón, el cual se enfocaba a hacer shows para este público, sufrió un incendio en el cual fallecieron casi 200 personas. Era uno de los varios recitales de la banda Callejeros y una persona prendió una bengala ocasionando el caos total, ya que el techo de plástico comenzó a prenderse y a ahogar a las personas en el interior del lugar. Las repercusiones de este hecho fueron muchas, de entrada, un mayor control del gobierno para esos eventos, los dueños del lugar, e incluso los integrantes de Callejeros, terminaron en la cárcel y, con la muerte de todas esas personas, también murió una gran parte de esa escena del Rock Argentino.