Las Turas es un baile ceremonial de tradición aborigen de las
etnias venezolanas Ayamanes y Jirajarasy, que se han conservado en el tiempo,
para agradecer la abundancia de la madre naturaleza. Realizado en los municipios
de Federación y Urdaneta del Estado de Lara.
La música posee cierta variedad
pues son varios los trozos melódicos que integran la totalidad del festejo.
Toda esta música lleva como uno acompañamiento el sonido rítmico de una maraca.
Los instrumentos musicales son de procedencia indígena. El grupo musical está
conformado por seis personas: dos cacheros mayores, dos cacheros menores y dos
tureros. los cachos son realizados con cráneos de venado, a los cuales se les
taponan los orificios nasales y de los ojos con cera virgen, dejando sólo
abierto el orificio occipital por el cual se reproduce el sonido característico
de esta danza. También se utilizan dos flautas, una más larga que la otra,
denominadas tura macho y tura hembra, elaboradas con caña o madera, con una
especie de M invertida en uno de sus extremos. Este es el conjunto básico de
instrumentación, pero no en cuanto al número de instrumentos, pues estos se
duplican o triplican según el número de conjuntos que intervengan para bailar
en un determinado lugar. En cuanto a las maracas, cada ejecutante de chacho
lleva en la mano derecha una y la ejecuta junto al toque que va realizando,
algunos ejecutantes de turas y dos capataces también agitan la maraca en
ciertos momentos del baile. A todo esto, se añade los gritos muy fuertes,
largos y agudos, que emiten de vez en cuando los bailadores. La danza posee un
orden jerárquico compuesto por un capataz, símbolo de autoridad que utiliza un
látigo y hace cumplir estrictamente las partes de la ceremonia. La reina
utiliza una corona de pluma y vistosas hojas como única prenda, es la
anfitriona del baile y responsable de la abundancia de alimentos en la
celebración. El mayordomo cumple varias funciones, entre la que se destaca el
velar el emplazamiento de la cruz en el centro del patio. Los cazadores deben
llevar animales del monte para los preparativos de la ceremonia.
Los danzantes de las Turas se colocan en dos largas
cadenas. En el centro se sienta el cacique, bajo un dosel de ofrendas frutales.
El baile se inicia con los capataces, que con una maraca en la mano, salen
danzando de un extremo a otro de las largas filas inmóviles de participantes.
Inclinan la maraca y realizan diversos gestos como de invocación. Los capataces
terminan por bailar uno al lado del otro frente al cacique, quien permanece
sentado, entonces comienza el baile colectivo. Las largas filas de danzantes se
mueven al son de las flautas y trenzan deliciosos arabescos. Predominan figuras
a base de círculos, que giran en la misma dirección o en dirección contraria.
Los danzantes siempre conservan un riguroso ritmo que marcan con pisadas
fuertes sobre el suelo. La danza se realiza rodeando un altar que contiene una
cruz enmarcado por una estructura cubierta de palmas de hojas de caña y
plátanos, al pie de la cual se colocan velas encendidas. Tanto el marco como la
base del altar, llevan como ofrenda, mazorcas de maíz, verduras, tubérculos y
diversos frutos. Las mujeres se hincan ante el cacique, en un momento de la
danza, y le hacen entrega de productos florales y frutales. Al finalizar la
etapa bailable, se inicia la ceremonia votiva. Los danzantes con las matas de
maíz y las tinajas de chicha se dirigen hacia un árbol de copey, considerada
dicha especie como vegetales de los santos espíritus, del espíritu de las aguas
vivas, pues es un ”palo” que “atrae nieblas y lluvias”. Proceden a regar en
abundancia la base del árbol con chicha de unas cuantas tinajas. El objeto de
tan oferente tributo es rogar a los espíritus del agua que no escasee en los
inviernos y tener grandes cosechas. La música de las Turas revela poca
influencia foránea, quizás es la más pura expresión musical indígena que se
conserva en Venezuela. Ya en tiempos coloniales las autoridades hispanas
tuvieron que reglamentar esta celebración asignándole una sola fecha para su
ejecución, el día de la Virgen de las Mercedes, los días 23 y 24 de septiembre.
El
señor Manuel, capataz del patio de turas de Mapararí
Jóvenes
preparando la fiesta
Las
ofrendas de maíz en el baile de las turas
El
capataz en el patio de turas de Mapararí arma el altar
Bartolo
Garcés con otros veteranos inculca la tradición a los chicos
Las
reinas y capataces presiden el baile de las turas
Los
gestos reverenciales imitan movimientos de cacería
Veteranos
de la tradición de las Turas
Las
flautas mayor y menor aportan su musicalidad
Cacho
Pequeño. elaborado con el cráneo de un venado
La
coronada Marecelina Sequera, reina vitalicia de los tureros
Muy buenas recopilaciones del trabajo del ritual de las Turas, los felicito por su blog demasiado bueno
ResponderEliminarMuchas gracias Orlando, intentamos mostrar músicas, danzas y costumbres de todo el mundo, gracias por pasarte por el post
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