Literatura - Vapor Ciudad de Buenos Aires
Casa del Bicentenario - 11/08/2018
Este 27 de agosto se cumplen 60
años del hundimiento del vapor Ciudad de Buenos Aires, cuando se dirigía a
Colón en un viaje que realizaba desde Buenos Aires por el río Uruguay.
Motivado por el recuerdo de su
abuela -quien fuera una de las sobrevivientes del naufragio- un historiador de
Buenos Aires, el profesor Héctor Daniel De Arriba, junto a la licenciada
Adriana De Arriba, está escribiendo un libro que se titulará "El vapor Ciudad
de Buenos Aires y nuestra abuela Clotilde: dos tragedias", en el que
relatará pormenores de este caso, que tuviera enorme repercusión.
El historiador colonense Fabián
Berger tuvo acceso a un adelanto de ese libro, escrito por los propios autores,
y decidió compartirlo con El Entre Ríos.
La tragedia fluvial del Vapor Ciudad de Buenos Aires
Hace 60 años, el veterano vapor
Ciudad de Buenos Aires (llegado desde Inglaterra en enero de 1915) había
partido del puerto de Buenos Aires a las 17 horas, con destino final la ciudad
de Colón y escala en Concepción del Uruguay. No era la primera vez que
navegaría el río Uruguay, lo había hecho en escasas oportunidades ya que su
vida había estado afectada "a la carrera" entre Buenos Aires Capital
y Montevideo. El 27 de agosto hacía su segundo viaje consecutivo a Colón.
Hace 60 años, el carguero
norteamericano Mormacsurf viajaba desde la ciudad de Rosario hacia Buenos Aires
Capital. No era la primera vez que navegaba por América del Sur, desde su
construcción en 1941. Llevaba sus depósitos llenos de granos y carne congelada.
Su destino final era California.
Ese 27 de agosto, había salido
desde Adrogué (ciudad cabecera del municipio de Alte. Brown) nuestra abuela
materna, Clotilde Bravo de Ayala, con destino a Colón, para visitar a sus
familiares directos. Llevaba fotos, su valija, sus maquillajes y el bagaje
histórico familiar y psicológico proveniente de su pasado con raíz correntina y
ancestros uruguayos. Estaba casada con el entrerriano, nuestro abuelo, Nicolás,
y tenía cinco hijos (Esther, Etelvina, Tito, Guigue y Beba -nuestra madre-).
Estaba acomodada en un camarote
de 1° clase sobre estribor, con un camisón de algodón, cuando a las 22.45
escuchó un golpe muy fuerte. Cuando salió se encontró con mucha agua e inmediatamente
flotando, sin saber nadar.
Ella, como los otros pasajeros y
tripulantes, no sabía que al sudoeste de la isla Juncal, a la altura del
kilómetro 123,5 del balizado Canal Principal, en el río Uruguay, el carguero
con 12,99 metros de puntal se acercaba al vapor con 7 metros de puntal. Tampoco
sabía que en el puente de mando del carguero había tres personas y en el del
vapor dos; que los respectivos capitanes no estaban en ese lugar en los escasos
dos minutos previos al choque. Tampoco habrá escuchado las dos pitadas del
carguero y por supuesto no vio la respuesta lumínica del vapor.
Clotilde de pronto presenció
terror. Un moisés con un bebé o beba, que se hundía. Hombres que arrebataban a
mujeres sus salvavidas. Como pudo, apretó sus labios y movió sus piernas y
brazos, hasta que logró asirse a un madero. Las versiones, que guardó el relato
familiar, van desde un madero, una puerta, un banco hasta una rama o un tronco.
Exactamente qué fue, no lo sabremos nunca, pero sí hubo un elemento que le permitió
estar flotando hasta que el remolcador Pancho la levantó, empetrolada, y
literalmente la tiró hacia arriba y adentro del mismo. Un golpe se dio en una
pierna.
El vapor ya estaba hundido. En
sólo quince minutos.
Junto con Clotilde, catorce
pasajeros debían llegar y desembarcar en Colón. Los hermanos Méndez (Orlando y
Norberto) y Angélica Videla fallecieron. Los matrimonios Arturo y Eufrasia B.
de Bompard- Sergio M. y Blanca A. de Zaza; la joven familiar de los Zaza, María
Z. de Porreta (embarazada de 8 meses); las amigas Ma. M. Rebord y Dora C.
Girad; Beatriz Giménez, Florentino Miranda, Haron Hougham y Ramona Córdoba se
salvaron.
Nuestra abuela, junto con 81
sobrevivientes, fue llevada a Nueva Palmira-ROU. Fue atendida en el Hospital,
en el Comedor Popular Infantil y en la casa del vecino Ceferino Vico. Luego
trasladada en uno de los colectivos de la empresa Touriño, llegó a Colonia y
desde allí al puerto de Buenos Aires, donde la esperaron sus hijos Etelvina,
Guigue y Tito. Estuvo hasta el 5 de septiembre internada en el Sanatorio de
Traumatología Dupuytren capitalino.
Ella, como varios de otros
pasajeros, no cobró seguro por las pertenencias perdidas, ni gestionó la
indemnización ni se enteró del proceso judicial que varios años después
estableció culpas compartidas para ambos barcos y oficialidad.
Los 65 muertos confirmados y los
aún hoy desaparecidos, la historia de ambos barcos, lo ocurrido esa noche sin
niebla, las consecuencias anímicas y mentales que varios protagonistas
sufrieron, los homenajes, las causas del abordaje serán recordados en el libro,
edición 2018, que se titulará "El vapor Ciudad de Buenos Aires y nuestra
abuela Clotilde: dos tragedias", cuyos autores serán la Lic. Adriana
Silvia De Arriba y el Prof. Héctor Daniel De Arriba, quienes escribieron este
adelanto.
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