Moribayassa (Guinea)
El Moribayassa es un viejo tipo de danza y de música africana, que
sigue muy vigente en la actualidad y que desempeña un papel importante en la
vida de las mujeres que tienen mala suerte y que superan esa adversidad. La
palabra Moribayassa se traduce como “revoltijo” o “lío”, refiriéndose a
las características de la danza. El Moribayassa se encuentra presente en
la República de Guinea, aunque algunos investigadores sostienen que la danza
está reconocida en otras partes de África como Mali.
La danza comienza y acaba tradicionalmente en un árbol de mango. Con el tiempo, el árbol de mango pasó a ser reconocido como árbol de Moribayassa en algunos pueblos. Esta danza estaba inicialmente indicada para las mujeres que no podían concebir un hijo luego de un largo período de infertilidad. Esto es muy triste y vergonzoso para las mujeres africanas que no pueden quedar encintas ya que tienen una gran necesidad de conocer las maravillas de la maternidad, según sus milenarias tradiciones. Así, cuando todos los métodos fallan, ellas le ruegan a Dios para ser madres, y juran que si se les concede el deseo de tener un hijo, ellas bailarán el Moribayassa en agradecimiento. Hay otras ocasiones de mala suerte, como enfermedades o la ausencia de un marido, en que también puede acudirse al Moribayassa como recurso. Este juramento es muy importante y puede tomarse solamente una vez durante la vida de una mujer.
La danza comienza y acaba tradicionalmente en un árbol de mango. Con el tiempo, el árbol de mango pasó a ser reconocido como árbol de Moribayassa en algunos pueblos. Esta danza estaba inicialmente indicada para las mujeres que no podían concebir un hijo luego de un largo período de infertilidad. Esto es muy triste y vergonzoso para las mujeres africanas que no pueden quedar encintas ya que tienen una gran necesidad de conocer las maravillas de la maternidad, según sus milenarias tradiciones. Así, cuando todos los métodos fallan, ellas le ruegan a Dios para ser madres, y juran que si se les concede el deseo de tener un hijo, ellas bailarán el Moribayassa en agradecimiento. Hay otras ocasiones de mala suerte, como enfermedades o la ausencia de un marido, en que también puede acudirse al Moribayassa como recurso. Este juramento es muy importante y puede tomarse solamente una vez durante la vida de una mujer.
Si el pedido hecho por la mujer a los dioses es respondido, ella realiza el
ritual del Moribayassa luego de un período de recuperación. Pueden pasar
algunos años entre que se cumple el pedido y se realiza la danza. Para efectuar
el baile, las mujeres se visten y comportan como desquiciadas como una manera
de mostrar su enorme felicidad. Se visten con pantalones de hombre desgarrados,
atan sus zapatos a su cabeza y se calzan con otros objetos como cestas tejidas
o trapos viejos. Actúan como si hubieran enloquecido, rompiendo con todos los
tabúes. Luego se cubre con algún tipo de basura hedionda. Con todo este atuendo
se dirige al pueblo y lo circunda entre tres a siete veces. Mientras danza
entona la canción del Moribayassa, acompañada por un grupo
de percusionistas y mujeres que también cantan. Después de finalizar el ritual,
la mujer se viste con su ropaje habitual y los trapos viejos son enterrados o
quemados debajo del árbol del Moribayassa. En algunas ocasiones
los harapos se entierran en algún cruce de caminos. La danza se acompaña con
golpes rítmicos de tambores (djembé, dundún), lo que provoca que la mujer
balancee sus caderas de un lado a otro, poniendo mucho énfasis en los
movimientos de la mitad inferior del cuerpo. Los pies golpean la tierra
mientras que la mujer avanza a paso rápido para circundar el pueblo.
Dependiendo de la tribu en que se lo baila, se pone más énfasis en algunas
partes del cuerpo. Entre los Ewes y Lobis (Ghana), prevalece la parte superior
del cuerpo, los Kalabaris (Nigeria), prestan más atención a las caderas y en
otros sitios tiene más importancia los movimientos de manos y pies.
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