Barbershop (EEUU)
Hacia el Siglo XVIII las barberías no eran lugares sólo para arreglarse el
pelo, sino también dentistas y cirujanos menores. Los miembros de las clases
más bajas que no podían acceder a un médico acudían al barbero para sangrías y
cosas por el estilo. Los clientes de una barbería de hoy en día están
acostumbrados a tener algún material de lectura, como revistas, para leer
mientras aguardan su turno.
Algunos lugares tienen radio o televisión para amenizar la espera del cliente. En aquellas épocas, el establecimiento de un barbero era un lugar de reunión para la gente del pueblo, que a menudo tocaba instrumentos y a veces cantaba mientras esperaban ser atendidos. En EEUU, el estilo que hoy conocemos como Barbershop, tiene a grandes rasgos dos orígenes: uno son los grupos de “familias cantantes” europeas que a mediados del Siglo XIX hacían giras por el país, inspirando a los locales a imitarlos. Los inmigrantes trajeron al Nuevo Mundo un repertorio musical que incluía himnos, salmos y canciones folklóricas. Estas canciones simples eran a menudo cantadas a cuatro voces, con la melodía en la segunda voz. A su vez, esto sigue siendo el patrón de muchos himnos tempranos de EEUU, escritos para mujeres y hombres, en los que la melodía era cantada por los hombres. Otro origen muy importante es la música afroamericana. Los Minstrel Shows (grupos de artistas ambulantes), de mediados de 1800 a menudo consistían en cuartetos de hombres blancos pintados de negro que cantaban delante del telón mientras se preparaba el escenario para el siguiente acto. Interpretaban canciones basadas en una visión idealizada de la vida en las plantaciones.
Algunos lugares tienen radio o televisión para amenizar la espera del cliente. En aquellas épocas, el establecimiento de un barbero era un lugar de reunión para la gente del pueblo, que a menudo tocaba instrumentos y a veces cantaba mientras esperaban ser atendidos. En EEUU, el estilo que hoy conocemos como Barbershop, tiene a grandes rasgos dos orígenes: uno son los grupos de “familias cantantes” europeas que a mediados del Siglo XIX hacían giras por el país, inspirando a los locales a imitarlos. Los inmigrantes trajeron al Nuevo Mundo un repertorio musical que incluía himnos, salmos y canciones folklóricas. Estas canciones simples eran a menudo cantadas a cuatro voces, con la melodía en la segunda voz. A su vez, esto sigue siendo el patrón de muchos himnos tempranos de EEUU, escritos para mujeres y hombres, en los que la melodía era cantada por los hombres. Otro origen muy importante es la música afroamericana. Los Minstrel Shows (grupos de artistas ambulantes), de mediados de 1800 a menudo consistían en cuartetos de hombres blancos pintados de negro que cantaban delante del telón mientras se preparaba el escenario para el siguiente acto. Interpretaban canciones basadas en una visión idealizada de la vida en las plantaciones.
Cuando los Minstrel Shows fueron reemplazados por el igualmente popular
Vaudeville, la tradición de armonías de cuartetos quedó a menudo como
entreacto. Muchos de los cuartetos populares de la época eran afroamericanos,
que se atrevieron a experimentar y agregaban notas no convencionales para los
tradicionales acordes de tres voces. La influencia africana es particularmente
notable en la naturaleza improvisada de la armonización y la flexibilidad en
las armonías para producir melodías en Swipes y Snakes, que son efectos
característicos del estilo musical popular. En Jacksonville, Florida, se llegó
a decir que cada barbería parecía tener su propio cuarteto. El estilo adquirió
de forma no oficial el nombre de Barbershop cuando fue publicada la canción “Mister
Jefferson Lord, Play That Barbershop Chord”. A principios de 1900, la
música popular dependía de la venta de partituras al público en general.
Algunos cuartetos de esa época eran las máximas estrellas del momento. Varios
factores coincidieron para que los cuartetos amenazaran con desaparecer: el
cambio de las técnicas de grabación, la aparición de cantantes solistas, la
popularidad del Jazz, el reemplazo de las pianolas por la radio, y por último
la Gran Depresión. El Barbershop cayó al fin en el olvido hasta que en 1938
Owen C. Cash organizó un encuentro para cantar por diversión. Al año siguiente
se creó la organización “Society for the Preservation and
Encouragement of Barber Shop Quartet Singing in America". En la
actualidad se llama Barbershop Harmony Society, que cuenta con más de 30000
miembros en EEUU. Existen asociaciones similares en distintas partes del mundo.
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