Jazz Vocal


 

El Jazz Vocal constituye por sí solo una amplia panorámica dentro del extenso universo del Jazz. No obstante, son los instrumentistas, quienes han hecho crecer y evolucionar el Jazz en los momentos decisivos, y cualquier análisis sobre las grandes voces del Jazz, no deben obviar esa realidad.

Es muy difícil encontrar cantantes de Jazz cuya esencia pertenezcan por completo al Jazz: Louis Armstrong, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, o Jimmie Rushing, son algunos ejemplos. La gran mayoría son solo cantantes populares que, musicalmente hablando, cantan Jazz.

En los orígenes del canto jazzistico, está como casi en todo, el Blues. Es el Blues folklórico y rural, cantado en los campos de algodón y en las plantaciones rurales por los esclavos procedentes del continente africano, en las prisiones y en los caminos, el que se usa para expresar el dolor, el abandono, la adversidad, la desesperación o cualquier otro sentimiento personal y social. A la esclavitud, sucedió la segregación racial, y con ella, la intensa corriente migratoria llevó a la población negra a los ghettos de las grandes ciudades a finales del siglo XIX. El Blues viajó con ellos y se hizo urbano.

El canto se difundió no solo entre tabernas y lupanares, sino que el mundo del vodevil, el cabaret y el teatro se hicieron eco de ese canto llevando el Blues a las comedias musicales negras de Harlem y Broadway. Cuando las cantantes negras de la época: Mamie Smith, Gertrude “Ma” Rainey, Bessie Smith, o Ethel Waters se desprendieron del manto opaco del vodevil, pusieron los pilares que sostienen todo el canto jazzistico que hoy se conoce. Luego llegó Louis Armstrong, ya convertido en un genial cornetista, innovador y eje básico del Jazz moderno. Su aportación a la música vocal fue adaptar su voz -nada privilegiada por otra parte- a los ritmos que ya había conseguido con su instrumento. La voz quebrada y el registro de su corneta, gozaban de una misma maestría rítmica, un dominio creativo de la tensión y la distensión (el Swing), de los acentos, las sincopas y las pausas que es lo que constituye en última instancia la excelencia del cantante de Jazz.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos entraron en una fase ambigua, un momento de gran crecimiento del estado de ánimo general (expansión económica –treinta años de gloria hasta la crisis del petróleo en el 73’-y demográfica-“Baby boom”-), y al mismo tiempo la carga de consciencia que dejó la guerra en la población.

En la música, en el Jazz, sucedió algo parecido y en correlación con lo que hoy se entiende culturalmente de aquella generación: se rompió con antiguos esquemas; más aún, creció en cuanto a la complejidad del Jazz. Una parte de aquel crecimiento fue también una profunda marca que dejó una época oscura para muchos de los músicos que la vivieron y para los que fueron a la guerra; que fueron muchos. Todos ellos participaron al movimiento Bebop. Se los consideraba locos o extraños (testimonio de Chet Baker en el documental “Let’s get lost”, de Bruce Weber).

Los siguientes ejemplos quizás ayuden a comprender mejor el contexto de postguerra que más o menos, marcó también directamente, aunque sea simbólico, a los cantantes de Jazz, Nat King Cole, músico de Jazz Swing, trío, a partir de 1950 pasó a cantar sólo baladas. Se puede entender como una tendencia general de la consumación de música a la que él responde, su versión de “Mona lisa” alcanza el número uno en las ventas de 1950 y es que el público pide lo romántico, nostálgico. Lo significativo de tal preferencia musical en el público, es el cambio de lo lúdico, alegre a lo triste. “Angel eyes”, interpretada en vivo por Ella Fitzgerald (1957), quien años después agregara a su canto, su natural estilo llamado Scat.

La segunda guerra significó una ruptura fuerte en el estilo, en los temas. Y en las personalidades de los músicos de Jazz. Ellos, pasaron a representar la cultura popular que estaba herida. El dolor tomó más lugar en el espíritu del Jazz. Pero no el dolor como se lo entendía con los “Negro Spiritual”, clamando liberación divina o pidiendo emancipación frente a la esclavitud. Se pasó a un aspecto oscuro, turbulento que se ejercía en la escena subterránea por así decirlo, en EEUU (recordemos hechos funestos de aquella época, como la “persecución de brujas”, las listas negras bajo el “Macartismo-anticomunismo” y también la oposición abierta de las hordas racistas llamadas Ku-Klux-Klan (KKK), frente al Movimiento de los Derechos Civiles durante la década del 50).

El Jazz Vocal por su parte, se desarrolló en el ámbito de la improvisación, por el avance del rol del cantante. Ya se improvisaban más que simples variaciones en aquel momento a través de la voz. Se pasó a hacer versiones que oscilan con lo lírico y denotan un desarrollo técnico de fuerte impacto para con el gran público (como la genial Sarah Vaughan).

De allí el gran atractivo y refinamiento del Jazz Vocal: pasa a ser una manera directa de comunicar la música compleja cual improvisador de saxo o de trompeta (gracias al “Scat” en gran parte, que se fue desarrollando más). Se presentaron músicos con carisma; se extendieron a solos vocales que permitieron variaciones que les dejaban contornear la letra modificada, improvisar letras, incluir partes de otras letras (como arreglo en medio de un solo por ejemplo); se permitía la emulación de sonidos extraños que podían hacer imitando a los más osados instrumentistas (notable presentación en vivo de “How high is the moon” por Ella Fitzgerald. En fin, el Jazz Vocal pasó a ser un sector de privilegio para expresar tanto profundidades poéticas como juegos musicales improvisados. En ese sentido, se lo puede ver como una forma musical más completa que otras por sintetizar varios aspectos a la vez.

Todos estos músicos rebeldes, encontraron así un espacio decisivo para instaurar las bases de una perspectiva musical que, si bien no se desarrolló a la par de otros campos musicales (por no progresar tanto en innovación básicamente), sentó las bases ya inquebrantables de una forma única de ver, hacer la música y expresarse.

Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan ocupan en términos de prestigio, la cima del Jazz Vocal femenino. Billie Holiday adoptó el fraseo de Louis Armstrong y el temperamento expresivo de Bessie Smith para convertirse en una cantante inigualable en los tiempos medios, redistribuyendo sus acentos y pausas dentro de los límites de la canción; Sarah Vaughan, utilizó su potente registro vocal para aproximarse a una canción como lo haría un instrumentista de viento; y Ella Fitzgerald, además de ser la cantante que más ha calado entre el gran público, consiguió que el “Scat” se convirtiera en una herramienta musical completa y autosuficiente.

 

 

Fuentes:

 

• Apoloybaco.com

• Diariocolatino.com

 


 



























 

 

 


















0 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...