Iauziak (España)

 


Loa Iauziak, literalmente saltos, son los bailes por antonomasia de la región continental de Euskal Herria (es decir, Baja Navarra y los territorios de Lapurdi y Zuberoa) y del país de Bearne. En Luzaide se conocen también como Iantza-Iauziak.

Se bailan en círculo. La actitud del dantzari es seria y atenta con porte grave manteniendo el torso recto sin rigidez, los brazos penden paralelos al cuerpo, pero no pegados. Son las piernas, y en particular los pies, quienes dan el movimiento. En el grupo de danzas circulares, suelen tipificarse los iautziak como danzas en sentido contrario al de las agujas del reloj, y así son en su vocación inicial o preferente. Pero sus evoluciones y simetrías hacen que se bailen de forma que los pasos que se ejecutan en un sentido se deshagan en el contrario. Ciertas normas facilitan el encadenamiento de pasos, ya que cualquiera de ellos se inicia siempre con el pie derecho cuando se baila en sentido contrario de las agujas del reloj y con el izquierdo en sentido horario. Es decir, con el pie exterior visto desde el centro del círculo. Todos los pasos terminan con apoyo del cuerpo sobre el pie interior, lo que permite, al iniciar el siguiente, respetar la primera regla. Todas las medias vueltas que con distintos pasos (erdizka, ezker, eskuin, ebats) sirven para cambiar el sentido del baile se dan hacia el interior de círculo. Una docena y media de pasos diferentes, articulados sobre una misma unidad motora y con nombre propio, combinados de manera múltiple pero no aleatoria, conforman las decenas de Iautziak distintos que hoy se conocen y bailan con motivo de cualquier fiesta especial, como la Besta berri (Corpus) o el carnaval. Tan sólo es preciso encadenar debidamente los pasos. Pero sus combinaciones posibles hacen difícil memorizar todos los bailes conocidos y sus variantes. Al tratarse de secuencias divididas en frases regulares de ocho y dieciséis compases, sucede que para una misma frase pueden ajustarse varias combinaciones de pasos. Por eso hay variantes en su ejecución, aún más entre los más difundidos. De aquí la costumbre forzada por la necesidad de que un experto anuncie cada paso a los participantes. Con este aviso, quien está iniciado puede con facilidad bailar cualquier Iautziak sin necesidad de memorizar la secuencia de pasos, en ocasiones realmente larga. Pero sin duda el placer del baile es más intenso cuando se conoce de memoria y se libera de la servidumbre de la atención y escucha. Muchos bailarines conocen de memoria un buen número de Iautziak. Desde un punto de vista social, el dominio de los Iautziakacredita la aptitud y el talento del joven dantzari y acrecienta su posición ante la comunidad. En función de la zona, el estilo de baile varía considerablemente, aunque se trate siempre de los mismos pasos.
Tanto sus denominaciones como sus evoluciones y sus líneas melódicas coinciden, en algunos de ellos, con las de las mutil-dantzak baztanesas. El catálogo de Iautziak supera el medio centenar de bailes, aunque no todos se bailan en cada localidad. Tan sólo unos pocos gozan de una gran extensión, y es frecuente que muchas comunidades posean el suyo propio, al que le dan nombre. A finales del siglo XIX se publicaron colecciones de Iautziak que han permanecido vivas hasta la actualidad. Algunos de los principales o mayores superan los 300 compases, en tanto que hay segidak de tan sólo dieciséis. A su vez admiten agrupaciones internas o frases de distinto número de compases. S e advierte una cierta aceleración en los últimos tiempos. Un fenómeno común en la danza popular en los entornos urbanos y que suele ser achacado a los músicos y a las nuevas instrumentaciones. Los Iautziak más bailados son: Muxikoak, que es probablemente el más conocido y presente en los repertorios de todos los instrumentistas de la región hasta el punto que hay quienes impropiamente denominan muxikoak al género Iautziak. Su melodía muestra paralelismo con la de la mutildanza baztanesa del mismo nombre. Lapurtar-motxak, Lakartarrak y Ahuntxa una tríada que la costumbre ha unido como si de un solo baile se tratara. Ha sido considerada como una de las más difíciles para bailar de memoria. Se conoce en toda la región y quizá su popularidad sea causa de las numerosas variantes existentes. Pero los más difundidos por su brevedad y asequibilidad son Hegi, Ostalerrak, Marianak, Katalina; y, sobre todo, Zazpi Iautziak, que cuenta con millares de seguidores en la geografía vasca. Marianak también es conocido como Aintzina pika por ser éste el primero de sus pasos, estaba en desuso y fue recogido por Miguel Ángel Sagaseta. En la fiesta del Corpus en cualquier localidad bajonavarra, y tras los actos ceremoniales, el corro espontáneo que baila los viejos Iautziak ofrece un amplio muestrario de estilos y edades. En la Baja Navarra suelen agruparse en dos formas básicas: los bailados a paso, cuando los pies acarician siempre el suelo, y los Iauziak aéreos con profusión de antrexatak, que exigen mucha mayor resistencia y en los que el cuerpo parece olvidar la ley de la gravedad. En otro apartado habría que situar las pulidas formas de los Iauziak zuberotarras devenidos en las muy conocidas y afiligranadas danzas suletinas. En el iautzi destaca la actitud ensimismada del danzari, con el cuerpo recto y la cabeza ligeramente inclinada y la mirada atrapada en el propio círculo. La disposición de ánimo que muestran los bailarines de un iautzi, recogida y seria aún en plena fiesta, revela el carácter sobrenatural que se atribuye a esta elemental y vieja forma de danza circular. La txirula (flaura) y el ttun-ttun (cordófono que consiste en una caja de resonancia de madera sobre la que se disponen varias cuerdas) son los instrumentos que acompañaron a los iautziak hasta que nuevos instrumentos se unieron o reemplazaron a la vieja flauta de tres agujeros.

 

 

 












 























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