Demasiadas Noches 14 (FM Identidad)

 


 

 



El viernes 26 de agosto de 1996, un chico de tres años se cayó al foso de los gorilas en el zoológico Brookfield de Chicago, y lo que luego ocurrió fue titular de todos los diarios. La imagen televisiva dio la vuelta al mundo: desmayado por el golpe en el duro piso de cemento, el chico fue rescatado y acunado en brazos por la gorila Binti Jua, de 7 años, que además lo protegió de la curiosidad de los otros seis grandes simios aun cargando a sus espaldas s su propia cría.
El resto es sabido: después la mona entregó al chico a sus criadores, que lo llevaron a un hospital donde el sanó, y Binti Jua se convirtió en un ejemplo de solidaridad para los seres humanos. Lo que es menos conocido es que este notable acto de amor revivió una ya secular polémica científica acerca de si los animales tienen sentimientos o no. Y la discusión continúa, desde que Darwin nos colocó en la escala evolutiva de los chimpancés y los gorilas, provocando una revolución clínica y filosófica, no pocos fisiólogos y religiosos pusieron el grito en el cielo ante la sola sugerencia de que nuestro sentido ético pudiera arraigar en la presunta oscuridad mental de los primates.

Otros, en cambio, aseguran que ellos son los ancestros más cercanos del hombre y que aún conservan intacto nuestro primer acervo anatómico, genético, social y, claro, sentimental. Es el caso de la célebre antropóloga Dian Fossey, asesinada a finales de los años 60 por cazadores furtivos de los gorilas africanos que ella defendía en Ruanda, y de su sucesora Liz Mcfie, que mucho ha escrito sobre la capacidad de comunicación y de insólita conducta moral de los grandes simios.

Sintéticamente: hasta hace cuatro décadas se sostenía que los gorilas, en tanto animales, podían sentir dolor y placer, dar afecto y recibirlo, pero nunca elegir el objeto de su amor, y mucho menos ser piadosos, generosos o valientes por decisión propia, como nosotros.

De ahí, que cuando Binti Jua salvó al chico en cuestión, el primer argumento humano fue que ella actuó así por mero instinto maternal o porque fue adestrada con muñecas desde su nacimiento en cautiverio, lejos de la jungla y de los hábitos salvajes, tomando incluso a sus cuidadores como sus padres postizos. Sin embargo, ya a fines de los 80, un chico británico se había caído y desmayado en el foso del zoológico de Jersey, y su protector no fue precisamente una afectuosa hembra madre sino el terrible Jumbo, macho líder de un clan de cinco gorilas que miró al chico atentamente, le tocó el pelo para ver si reaccionaba y después dejó que los guardianes lo rescataran.

Para el profesor Kent Gould, de la Emory University Royal Veterinary College, de Londres, que estudió a 24 gorilas: “la reacción de Binti Jua es la misma que manifestaron otros simios en igual situación. Según mis notas, en los últimos años hubo no menos media docena de casos similares. Pongámoslo así: el instinto es parejo en todos los gorilas, libres o domesticados. Eso no cambia. Y luego está lo que aprenden, lo que los vuelve individuos de conductas y actitudes más definidas, como nos pasa a nosotros. Pero ningún gorila es agresivo por naturaleza, como se dice erróneamente”.

El promedio de vida de los grandes simios es de 30 años. Vegetarianos, con 275 kilos de peso, autores de 22 vocablos-base diferenciados y viviendo en clanes de no más de 20 miembros. Son muy mansos e inteligentes. No celan rabiosamente a sus hembras, nunca pelean entre sí a muerte y jamás se disputan un pedazo de territorio.

 





Muntjac gigante
En el 85 Isaac Asimov escribió la dificultad de hallar animales de gran porte: “Todo hace pensar que ya no queda ningún descubrimiento espectacular que hacer en ninguna parte, al menos en tierra firme. Lo cierto es que, desde hace 80 años no se ha descubierto ningún animal terrestre de especie desconocida”.

En esta ocasión, el insigne científico no hilo fino. En el siglo XXI, cuando parece que todo el planeta está absolutamente “peinado” y los satélites son capaces de escudriñar cualquier rincón, por muy perdido que esté, siguen apareciendo nuevas especies, algunas tan impresionantes como el sao la o muntjac gigante, los dos grandes bóvidos hallados en Vietnam entre 1992 y 1994.

No es de extrañar: Juan Carlos del Olmo, secretario general del Fondo Mundial Para la Naturaleza en España (WWF), lo explica: “cada vez que acercamos una lupa a un bosque tropical o una barrera de coral, descubrimos especies nuevas. Y no es raro, porque de entre 10 y 15 millones de especies que se cree que pueden existir actualmente, el hombre conoce menos de dos millones”.

Por eso se arma un fenomenal revuelo cada vez que aparece un nuevo animal.

Celacanto
En 1938, una noticia sorprendió al mundo. Había aparecido un celacanto, un extraño pez que se creía extinguido hace 70 millones de años. Un pescador de las Islas Canarias, cerca de las costas meridionales africanas, capturó una rara criatura de cerca de dos metros de largo, piel muy áspera y dientes improvisados. Lo llevó al museo local donde trabaja la señorita Latimer, quien envió una fotografía al doctor Smith, un importante ictiólogo. Este, tras diversos estudios, concluyó que se trataba de un celacantiforme. No se sabe cuántos ejemplares existen, pero se cree que muy pocos, ya que se han ido pescando entre 10 y 12 cada año.

Los investigadores son los que más se entusiasman y sorprenden con estos animales desconocidos: “Hallar un nuevo escarabajo no es sorprendente, pero descubrir una nueva especie de primates es extraordinario”, dijo el doctor Russell Mittermeier, presidente de Conservación Internacional, cuando en 1996 se anunció que había aparecido en Brasil un tití del que no se tenían noticias. Entre 1990 y 1996 se han localizado en este país seis nuevas especies de primates, lo que significa que sólo en el Brasil hay hasta el momento 75, más que en ningún otro lugar del mundo.

 

¿Será verdad que existe el Yeti?

Dice la tradición que en las cumbres del Himalaya habita el abominable hombre de las nieves. Pero no es aquí, sino en la montaña sagrada de Ngoo Linh, en Vietnam, donde importantes científicos dicen que se lo ve asiduamente.

Luis María Domínguez, naturalista y director de la serie de Televisión Española “Vietnam, vida tras la muerte”, ha recogido los testimonios de campesinos y científicos: “El profesor Vu-Qui, especialista de zoología de la Universidad de Hanói, nos ha dicho que no sólo existe en yeti, también llamado Hunoi (hombre de la selva), sino que cuando el gobierno dé a conocer estos datos revolucionarán la teoría de la evolución humana. Es un ser que aparece siempre en dos zonas muy concretas, mide casi 2 metros y pesa 100 kilos. Para la Universidad de Hanói, el problema es cómo protegerlo”.

En EEUU se lo conoce como “Bigfoot” y en Canadá como “Sasquatch”.

Todos los testigos afirman que estas criaturas son evasivas, de fuerte constitución, semejantes a los monos, peludos y malolientes, y que se comunican por gruñidos, gritos o silbidos. El abominable hombre de las nieves es una figura del folklore muy popular. Este personaje es conocido como “Enkidu” en el “Poema de Gilgamesh”, como “Sileno” en la mitología gierga, y como “Grendel” en el poema anglosajón “Beowulf”.












Título original: King Kong, EEUU, 100 minutos.

Dirección: Merian C. Cooper / Ernest B. Schoedsack.

Protagonistas: Robert Armstrong, Fay Wray, Bruce Cabot, Frank Reicher, Sam Hardy,

Noble Johnson.

Efectos especiales: Willis O'Brien.

Desde que comenzó a trabajar en el cine en 1915, Willis O'Brien (1886-1962), experimentó con las posibilidades del cine de animación cuadro por cuadro para reproducir monstruos prehistóricos. Se especializó en ese curioso ramo y así resultó el hombre adecuado para animar los monstruos que pululaban en “El mundo perdido”, film de 1925, según la novela de Arthur Conan Doyle.

Merian C. Cooper (1893-1973), había sido aviador, explorador, fotógrafo y documentalista, entre otras cosas, antes de dedicarse a la realización de filmes argumentales. En 1930 se interesó en filmar una película con gorilas, pero no logró que ningún estudio financiara una expedición al África para concretarla.

En 1931, ambos hombres coincidieron en la productora RKO, y O’Brien no tardó en convencer a Cooper de que, con su técnica, la película con gorilas podría realizarse íntegramente en el estudio. Cooper comenzó a trabajar con el prolífico escritor inglés Edgar Wallace, especialista en novelas de acción y misterio. para delinear el argumento. Wallace murió en 1932 y quedó poco de su historia en el film terminado pero, el dotar a Kong de características humanas, fue idea suya.

El productor David O. Selznick, que luego haría “Lo que el viento se llevó”, estaba a cargo de la producción del estudio desde 1931. Selznick permitió la producción de un rollo de prueba para demostrar las posibilidades de la técnica desarrollada por O’Brien. Se prepararon seis modelos de gorila, sobre un esqueleto articulado de metal, con goma, algodón y pelo de conejo, de unos 25 cm de altura. Para los primeros planos, se construyó un enorme busto mecánico, que debía ser operado por tres técnicos y que funcionaba a base de aire comprimido. Se preparó también una pierna completa y un enorme brazo metálico, fundamental para capturar a la heroína.

Cooper insistió mucho con el tono fantástico que debía dársele al film y quiso acentuarlo en el guion con reiteradas referencias a “La bella y la bestia”, en la estilizada selva diseñada sobre grabados de Doré, en el deliberado descuido por la escala correcta del tamaño de Kong, que varía de acuerdo a las necesidades dramáticas de la historia.

Los actores debían interactuar con los modelos animados y no ser meros espectadores. Para lograr esto, se utilizaron complejas sobreimpresiones de varios elementos combinados: actores, fondos, modelos animados, humo y pájaros de complemento en el fondo, por ejemplo. Para algunas tomas se filmaba primero la actuación con actores, que luego se proyectaba cuadro a cuadro sobre decorados en miniatura. El rollo de prueba estuvo terminado en unos tres meses. Entre otras escenas contenía una en que Kong sacude un grueso tronco que unos marineros estaban utilizando como puente, arrojándolos al vacío. Entusiasmado, Selznick aprobó un presupuesto mayor y el rodaje continuó.

Otras innovaciones se refieren al sonido. Nadie sabía qué tipo de sonidos produciría un dinosaurio. Esto obligó al sonidista Murray Spivack a recurrir al Museo de Historia Natural para asesorarse. Por su parte, la música le fue encargada a Max Steiner. Este último imitó con música la acción de la pantalla, cosa que sólo sucedía hasta entonces en los dibujos animados. Tras diseñar nuevos efectos sonoros, Spicack los combinó con la música de Steiner colocándolos en el mismo tono para lograr una unidad sonora y evitar así que el público se sintiese saturado. Ernest Schoedsack filmó los planos generales de Nueva York y varias escenas con biplanos alrededor del Empire State, las cuales fueron combinadas con el trabajo de animación. King Kong estuvo más de un año en producción. Se estrenó en 1933, tras una larga campaña de publicidad que había logrado una enorme expectativa alrededor del film y su fornido protagonista. Su éxito fue lo suficientemente grande como para que de inmediato Cooper y O’Brien comenzaran a trabajar en una secuela, titulada “El hijo de Kong”, que fue terminada a velocidad sorprendente y estrenada a fines de 1933. Diversas tomas del film fueron suprimidas por la censura cuando RKO decidió reestrenarlo en 1938. Así desapareció la escena en la que King Kong desviste delicadamente a Ann Darrow (Fay Wray), pero otras fueron objetadas por considerarse demasiado violentas, por ejemplo, cuando Kong oye gritar a una mujer y la confunde con Ann. Al verla, comprende su error y la lanza a la calle varios pisos abajo. También fueron dejadas afuera las escenas donde se ve al gorila masticando o pisoteando seres humanos. Afortunadamente, una versión completa fue cuidadosamente restaurada en 1969. En 1976, el productor Dino de Laurentis concretó una segunda versión del film. Logró el éxito buscado, pero hizo lo que Cooper y Schoedsack se obstinaron en evitar: utilizar en varias secuencias a un individuo disfrazado de gorila. Toda fantasía había desaparecido. Totalmente desdeñable es una continuación de la historia en 1986, en la que Kong resucita previo trasplante de corazón.

 









Georges Chelon nació en Marsella el 4 de enero de 1943. Luego de estudiar Ciencias Sociales inició una carrera de periodista, pero luego de un viaje a España con unos amigos, se compró una guitarra y comenzó a escribir sus primeras canciones.

En 1964 se presentó en un concurso de radio organizado por Pathé Marconi y Radio Montecarlo. Su actuación atrajo la atención de René Vanneste, director artístico del sello Pathé Marconi, quien le dio la posibilidad de grabar su primer disco.

Las canciones fueron bien recibidas por el público. Esto fue una revelación para Chelon que no soñaba con una carrera como cantante. En mayo de ese año obtuvo el premio Hermine d’Or en el festival de Rennes.

Para esa época grabó un álbum de 12 canciones acompañado por el músico de conservatorio Lucien Lavoute. Él se presentaba en cabarets parisinos justo con artistas ya consagrados como Alain Barrière o Salvatore Adamo.

En septiembre del 66 apareció el segundo álbum que obtuvo el premio de la Académie Charles-Cros.

Sus letras hablan de amores difíciles, los problemas del alma, los recuerdos dolorosos inspiradas por el estilo de Georges Brassens.

Luego aparecieron cinco nuevas canciones y su tercer disco grabado en el recital del 27 de agosto de 1967.

En 1968 se volvió más introspectivo creando algunas de sus más bellas canciones: “Sampa”, “Girouette”, ”Rue des carrières” y ”Évelyne”, que se convirtieron en verdaderos clásicos de la música francesa.

A finales de los 70 aparecieron dos nuevos álbumes, que contaban con otras canciones destacadas: ”Faut pas tricher”, escrita para Chelon por Jean Tabourin e Yves Gilbert; y una maravillosa canción digna de un trovador francés: “Et je compte les heures comme on compte les ans”.

En 1972 cambió el sello Pathé Marconi por Gérard Meys. En 1974 firmó con el sello Barclay y grabó el disco “Si demain”. Tres años después lanzó uno de sus mejores discos: ”Commencer à revivre” donde compuso muchas canciones con Elizabeth Vigna.

Luego de algunos años de silencio, en septiembre de 1979, editó su nuevo disco llamado ”Tous les deux... comme hier”, y en 1982, “Orange et citron”, con la orquesta de Jean Musy. Desgraciadamente estos discos fueron de mala calidad artística.

Regresó a Pathé Marconi donde grabó “Poète en l'an 2000” en 1989.

Chelon es padre de tres niños que fueron su inspiración para algunas de sus canciones, como ”Leslie” y “Cosmonaute”.

Su nuevo álbum, “Les Portes de l'enfer” apareció en noviembre del 2000 con 14 nuevas canciones escritas para tal ocasión.

Aquellos que amen los textos de Chelon podrán disfrutar de “Monde à l'envers”, un libro escrito e ilustrado por él, el prefacio pertenece a Jane Champeyrache.

El 1 de marzo de 2003 produjo íntegramente su primera serie de CDs limitados de cuatro canciones, que su público le reclamaba luego de sus espectáculos. Estos CDs fueron distribuidos a través de su sitio de Internet y son: “La Salopette”, “La Métamorphose”, “La Coccinelle” y “La cloche du parking sonne”.

 




L'enfant du Liban


 

Él me mira con unos ojos

Que no han visto ni el azul del mar

Ni el del cielo

Ellos no han visto más que el fuego del infierno

Del país de la guerra

Él me mira con unos ojos

Que hacen bajar los míos

Y yo tengo vergüenza por ellos

Por todos esos que exterminaron la vida

En el nombre de un mismo Dios

Es un niño del Líbano o de otra parte

Es un niño que tiene miedo

Que yo estrecho sobre mi corazón

Él incluso no sabe las palabras

Que denominan a las flores

Que cantan los pájaros

Los nidos solos encima de su cabeza

Son ellos unas metralletas

Es un niño del Líbano o de otra parte

Es un niño que yo estrecho en mi corazón

Un niño que tiene miedo

Yo te llevaré a mi país donde hay árboles

Estaciones, cosechas

Abre los ojos, mira:

Esto no es el paraíso, no

Pero no está la guerra

Esa de la que ellos han hecho muchas

Hoy sobre la tierra

Mi niño, no tengas miedo

Es un niño del Líbano o de otra parte

Es un niño

Que me estrecha sobre su corazón.

 

 



 

 

 




 

 

Aunque generalmente agrupados dentro de la ola post-psicodélica de los grupos de San Francisco, Creedence Clearwater Revival se jacta de ser uno de los grupos de más larga trayectoria.

John Fogerty (primera guitarra y voz); Tom Fogerty (guitarra rítmica y voz); Stu Cook (bajo) y Doug Clifford (baterìa), comenzaron a tocar juntos en 1959 mientras estudiaban en la secundaria. Inicialmente conocidos como “Blue Velvets”, luego como “Tommy Fogerty and the Blue Velvets”. El cuarteto se convirtió en una atracción local en Bay Area, suburbio de El Cerrito. Grabaron el single “Bonita” para un sello local independiente. En 1964 firmaron para el sello más prestigioso Fantasy, con el acuerdo de cambiar su nombre por el más actual “The Golliwogs”. En sus inicios, imitaron con poco éxito a las bandas inglesas de música beat.

Entre el 65 y el 67 el grupo grabó siete singles influenciados por los Beatles: “Don't tell me no lies” y “Walk upon the water”. El cuarteto se volvió totalmente profesional en diciembre de 1967 y desde entonces fueron conocidos como Creedence Clearwater Revival, en cuyo nombre se oculta un juego de palabras: Creedence es un acrónimo de las palabras cred (credo) y credence (fe), Clearwater -vocablo tomado de un aviso publicitario de cerveza- es un signo de pureza, claridad y profundidad, y Revival significa renacimiento y resurgimiento.

 



 

Su álbum debut mostraba sus influencias musicales. Renovadas versiones de los Gelliwogs y nuevas canciones originales de John Forgety. Su repertorio contenía también adaptaciones de temas clásicos de Rhythm’n’Blues como “I put a spell on you”, de Screamin Jay Hawkins; ”Suzie Q”, de Dale Hawkins; o “I Heard it through de grapevine”, de Marvin Gaye.

El tema principal de sus canciones era el sur de los EEUU en la época de Mark Twain: el ”Mardi Gras”, el barco de vapor “Proud Mary”, el río Mississippi. El grupo alcanzó el N° 11 de los charts norteamericanos.

“Bayou Country”, editado en cuestión de meses, fue un trabajo más sólido, mostrando a Fogerty como compositor perceptivo y a Creedence como un difusor consumado de la música Pop de finales de los 60. ”Proud Mary” ingresó al Top 10 de los EEUU e Inglaterra, lo que le dio al grupo su primer disco de oro. Lo más importante fue la mezcla de ritmos sureños, Rhythm’n’Blues y Rockabilly, se transformó en uno de los mejores trabajos del grupo.

“Green River” consolidó el status recientemente adquirido del grupo y contenía dos singles muy exitosos: “Grren river” y “Bad moon rising”, que llegó a la cima de los charts ingleses. El repertorio confirmó el cada vez más fuerte lirismo de Fogerty.

 


 

 

Esta crítica social prosperó en ”Fortunate son”, un cruel ataque a la clase privilegiada que enviaba a otros a la guerra, uno de los temas más destacados grabados en “Willy and the Poor Boys”. Para ese momento el grupo fue indiscutible en el liderazgo como atracción en EEUU, uniendo el éxito comercial con la aprobación de la crítica. ”Down on the corner”, un tributo eufórico a la música popular, se convirtió en el quinto single en ingresar al Top Ten de EEUU y continuó la transformación de una banda de bares en una con proyección internacional.

Creedence Clearwater Revival llegó a la cima con “Cosmos Factory”, que incluía tres singles de oro: ”Travelin’ band”, “Up around the bend” y “Looking out my back door” y una versión alargada del clásico “I Heard it through de grapevine”. El álbum definió el sonido perfeccionado de Creedence: firme, eficiente y confiado sobre un entendimiento mutuo y merecidamente se convirtió en el más vendido del 70. Sin embargo, la relación entre los dos hermanos Fogerty se volvió cada vez más tensa, lo que quedó reflejado en el decepcionante “Pendulum”. Aunque se destaca el single “Have you ever seen the rain”, el disco carecía en general de la fuerza de sus trabajos anteriores, un brillo sólo a veces alcanzado en “Pagan Baby” y “Molina”. John Fogerty dejó el grupo para comenzar su carrera solista en febrero del 71, pero aunque los restantes siguieron trabajando como trío, Creedence perdió mucho ímpetu.

Una gran gira por EEUU, Europa, Australia y Japón, dio buen resultado, pero su séptimo disco “Mardi Gras”, reveló un impasse artístico. Cook y Clifford estaban de acuerdo con los derechos democráticos, pero sus composiciones sin inspiración sólo demostró cuánto le debía el grupo a John Fogerty.

Seis meses después, el 16 de octubre de 1972, Fantasy Records y el grupo anunciaban oficialmente la disolución y desbandada de Creedence Clearwater Revival.

 

 


 

 



 

 

Notas del Amanecer

-Fundemos algo… nos propone un colega, mientras tomamos el cotidiano cafecito en el bar Blas. Lo miramos sin entender. El desarrolla su idea:

-Jules Renard, en su “Diario”, cuenta que un día se le presentó un amigo y le propuso comprar una mesa y dos sillas y fundar una institución. En casa tengo mesas y sillas. Hay que pensar quién puede ser el beneficiario. A quién ayudar, que para eso son las fundaciones.

La idea nos gusta. En nuestra larga vida jamás fundamos nada y ¡vamos! alguna vez hay que empezar. A su lista, agregamos posibles destinatarios: poetas y escritores que no pueden publicar sus libros; gente muy rica que se aburre por tener todo; empleados que ven pasar la vida entre la opacidad de la rutina, imposibilitados de poder hacer lo que hubieran querido…

-¡No podemos fundar nada! –exclama nuestro amigo, de pronto-. Olvidamos un detalle: no tenemos ni un peso…

-No necesitamos dinero.  Fundaremos un delirio, un ideal, una emoción, un sentimiento que nos lleve hacia los otros fraternalmente. La nuestra se llamará: “Fundación para los Ensueños Perdidos”.

Cora Cané

  


 

 

 



 

 

Carta de un niño a los reyes magos

Queridos Reyes Magos:

Les extrañará que les escriba hoy 7 de enero, pero quiero aclarar ciertas cosas que me han ocurrido desde el día primero de este mes en que lleno de ilusiones les hice mi carta, en la que les pedía un tren eléctrico, un par de patines, un traje de pelotero y una bicicleta.

Me destrocé el cerebro estudiando todo el año, tanto que no solo fui el primero en mi clase, sino que obtuve la mejor nota de la escuela donde estudio. No los voy a engañar, pero no hubo nadie en el barrio que se portase mejor que yo con mis padres, mis hermanos, mis amiguitos y con los vecinos. Hacia mandados, ayudaba a los ancianos a cruzar la calle, y no se presentaba nada que estuviera a mi alcance que yo no hiciera por humanidad.

¡Pero qué huevos tienen ustedes dejando debajo de mi cama un pinche trompo, una puta pandorga y un ojete par de medias! Qué carajo se han llegado a pensar!!!, trio de mal paridos, o sea, que me han tomado de pendejo durante todo el año para salirme con una cagada de esta categoría. Y no conformes con eso, al maricen del hijo de la señora a quien mi papa le maneja el coche, a ese gran mierda sin educación, malcriado y desobediente, que no se puede entrar en su casa de la cantidad de juguetes que tiene regados por todas partes, a ese forro si le trajeron todo lo que les pidió. Por eso tiene que venir algo que nos hunda y nos desmadre, porque, con unos reyes magos como ustedes, tan pinches y falsos, que mierda de país se va a salvar. Eso sí, no dejen de venir el año que viene, porque voy a entrarles a pedradas a sus malditos camellos, para que se les espanten y tengan que chingarse a pie como yo, ya que la bicicleta que les pedí, era para ir a la escuela que queda en la loma del orto.

Y no quisiera despedirme sin mandarlos a la m… a los tres. Ojalá y que los acusen de derrotistas, los fusilen, les den silla eléctrica o la guillotina para que no sean tan soretes. Sobre todo, al pinche negro Baltasar a quien dirigí mi carta. Bien me decía mi madre: “No te fíes de los negros que siempre la cagan”.

Pero les advierto que el año que viene van a saber lo que es un muchacho malo y jodido, y entonces voy a firmar mi carta “El Cabrón”.

Nota: El trompo, la corneta y el par de medias pueden pasar a recogerlos para que se los metan por el culo.

 

 

 




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