Power Ballads (en
español “balada potente”), es un estilo de canciones que son frecuentemente
incluidas en los álbumes de Rock, Hard Rock o Heavy
Metal. El estilo se inició en los 60, con canciones como “While
My Guitar Gently Weeps”, de los Beatles,
y continuó desarrollándose en las décadas de los 70 y 80, derivando en
distintas formas. A menudo hablan de temas sentimentales, como la angustia, la
necesidad, el amor o la pérdida.
Estas baladas eran muy populares, y era común
que estuviesen a la mitad de los discos, para bajar el ritmo y recordar las
anteriores canciones, generalmente rápidas. Normalmente, una Power
Ballad comienza con una introducción de teclado suave o guitarra
acústica. Las baterías pesadas y guitarras distorsionadas no forman parte de la
canción hasta el estribillo o más adelante. Las partes de guitarra eléctrica
por lo general suelen usar acordes de quinta o power chords, que se sostienen
hasta el siguiente cambio de acordes. Los gritos y los solos de guitarras
melódicos son también puntos importantes de este estilo. La batería puede
seguir un patrón muy suave, compuesto por platillos y toms, para luego en los
estribillos, volverse más pesado. La línea de bajo suele ser muy sencilla,
marcando las notas básicas y usando acordes de quinta. A veces pueden ser
reemplazados por contrabajos para obtener un sonido menos definido. La
interacción en todas las partes del arreglo entre timbres “limpios” y
distorsionados es crucial a la hora de la creación de la tensión emocional en
la estética de la Power Ballad. Las letras suelen tratar temas muy sentimentales
o profundos, lo que marca la diferencia con las otras pistas de un disco de Heavy
Metal. Además de los instrumentos típicos del Metal, las canciones
pueden contener arreglos de cuerdas o pianos. Al principio, estas baladas
fueron creadas por las compañías discográficas, para alcanzar los primeros
puestos en la lista de los más vendidos.
Queen
Al inicio de la formación del género, los integrantes de las bandas
componían las baladas de mala gana. Sin embargo, en los últimos años, se han
reinventado y ahora se crean como algo auténtico, no como algo fabricado “a la
fuerza”. Las Power Ballads eran las canciones que tenían el éxito comercial
asegurado. Por culpa de su “superficialidad” fueron rechazadas por los críticos
musicales. Las baladas comenzaron a popularizarse en los años 70, con grupos de
Power
Pop como The Raspberries; grupos de Arena Rock como Queen, Styx,
Boston
o Def
Leppard; y bandas de Heavy Metal. Un precursor fue The
Carpenters, con el single “Goodbye to Love”, de 1972, en el que
se destacó un fuzz-tone (distorsionador) con que suena el solo de guitarra.
Entre las primeras canciones destacadas están “Don’t Wanna Say Goodbye”,
de The
Raspberries; y “I’m in Love With My Car”, de Queen.
Por esa época, Kiss obtuvo su más exitoso single con la balada “Beth”,
de 1976, un tema orquestal y diferente a lo que la banda venía haciendo hasta
entonces. En los 80, el Rock, el Hard-Rock y cintas de Heavy
Metal comenzaron a ascender a la fama mediante las baladas. Por
ejemplo, MTV mantuvo durante cuatro meses la canción “Home Sweet Home”, de Mötley
Crüe, como la más pedida de 1985, a los que muchos consideran la balada
por excelencia. Otro ejemplo fue el de Scorpions, que tras su gran éxito
con su canción “I Still Loving You”, comenzaron a centrarse a incluir más Power
Ballads en sus futuros trabajos, y así surgieron canciones como “Moment
of Glory”, su famosa “Wind of Change”, “Send
Me an Angel” o “Here in my Heart”. Para algunos
grupos de los 70 las Power Ballads ayudaron a reavivar
sus carreras en los 80. A pesar del empujón que suponían las baladas, las
discográficas sentían que las lanzaban como sencillos para dar un golpe
comercial. A veces Power Ballad se utiliza para canciones que empiezan lentas y
silenciosas y de a poco su ritmo empieza a crecer, como en el caso de “We
are the Champions”, de Queen.
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