Cantigas de Santa María (España)



Durante la Edad Media hubo momentos en que la imagen de Santa María alcanzó gran difusión quizá compensando así otros aspectos de la religión demasiados ligados a nociones de fuerza y poder. El siglo XIII fue uno de ellos: en todos los lugares donde había una cultura escrita suficientemente desarrollada, se vieron aparecer recopilaciones de historias y poemas de alabanzas que ensalzaban las benefactoras acciones de la Madre de Dios, al mismo tiempo que la producción artística presentaba imágenes marianas cada vez más numerosas para personificar esos principios.
Las Cantigas, o Cántigas, de Santa María, que datan de mediados del siglo XIII, constituye el cancionero religioso medieval de la literatura galaico-portugués, frente al profano, que estaría constituido por las Cantigas de amigo, de amor y de escarnio. Se trata de un conjunto de aproximadamente 420 composiciones en honor a la Virgen María. Aunque existen muchas obras de carácter mariano desde el siglo XI, están escritas en latín y se dirigen a un público más restringido, porque utilizaban un discurso lleno de complicados conceptos teológicos y de expresiones difíciles. Las Cantigas, en cambio, están en lengua vulgar, y su lenguaje es sencillo, presentando los temas en una forma asequible a todos. La mayoría son Cantigas que relatan milagros sucedidos con la intervención de María. Integran también la obra las Cantigas das Cinco Festas de Santa María, las Cinco Cantigas das Cinco Festas do Nostro Señor, el Cantar dos Sete Pesares que víu Santa María do seu fillo y una maia. Como la devoción mariana estaba en auge en ese siglo, frailes, clérigos y caballeros en general, participaban en ella. En esa época el rey de Catilla y León era Alfonso X, hijo de Fernando III, a quien sucedió en 1252. Alfonso es renombrado por sus contribuciones lingüísticas y se le atribuye más fama por haber emprendido tareas innovadoras como la redacción de obras literarias en lengua castellana en detrimento del latín. El rey alentaba en sus Cantigas a poetas y juglares para que dedicaran sus esfuerzos e inspiraciones a la “Santa Dama”.

Estatua de Alfonso X el Sabio

Aunque es dudoso que el propio rey Alfonso X escribiera todas las canciones, su influencia sobre la colección es profunda. Las Cantigas de Santa María pueden dividirse en dos grupos. El primero la forman las ”Cantigas de Nuestra Señora”, en las que el tema está formado por alabanzas a la Virgen, y es un verdadero compendio de historias, milagros y relatos relacionados con ella, bien sea por su intervención directa o por los amores místicos que su figura genera en las almas piadosas. El segundo grupo es más reducido y se trata de las Cantigas de Loor, poemas más serios, profundos, casi místicos, en los que en lugar de cantar los milagros de la virgen, se reflexiona sobre ella, como en una oración. Estas adoptan la forma de himnos sagrados como los que se interpretaban en la liturgia, pero que sirvieron a la vez de entretenimiento literario y musical en las cortes palaciegas y fiestas profanas, y que de ahí eran transmitidas por los juglares al folklore de tradición popular. De las Cantigas de Santa María hay cuatro códices conservados, procedentes todos ellos de la propia corte del rey Alfonso X. el Códice Toledano, que perteneciera a la Catedral de Toledo y que actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, contiene 129 composiciones con notación musical. El segundo códice, el más rico, se conserva en la biblioteca de El Escorial y contiene la introducción, el prólogo y 406 Cantigas distintas, ilustradas con 40 miniaturas y llevan notación musical. El tercer códice se encuentra en el Vaticano y el cuarto en Florencia. Las melodías de las Cantigas están tomadas de la monodia gregoriana, de la lírica popular y de las canciones de los trovadores, y adoptan en su mayoría la forma de rondeau, con un estribillo que se repite. El códice de El Escorial está adornado con profusión de miniaturas, en las que se aprecian los instrumentos del siglo XIII: organistrum, salterio, laúd, viola de arco, rebec, cítara, arpa, trompa, trompeta, castañuelas, cornamusas, dulzainas y muchos otros. Al tratarse de un manuscrito ilustrado, y mirado desde cierta perspectiva, esta obra se asemeja bastante a un cómic, podría incluso decirse que fue este el primer cómic de toda la historia.




Cantiga 78 del Códice de Florencia donde se representa a la Orden de Santa María de España









Miniatura de la cantiga 36

Viñetas de una Cántiga

Ilustración del Codex E de las Cantigas




El rey arrodillado, presentando a la Virgen los músicos y bailarines que interpretan música para ella




































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