Parachicos (México)


Los Parachicos, o Parachico, son danzantes tradicionales de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, Chiapas (México), que tiene lugar del 15 al 23 de enero de cada año. La fiesta tradicional, que se conforma de música, danzas, artesanías, gastronomía, ceremonias religiosas y otras diversiones, forma parte de las festividades en honor del Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián, siendo especialmente honrado este último. Cuenta con orígenes prehispánicos, sin embargo, la tradición data del siglo XVI, con la llegada de la imagen de San Sebastián Mártir a la entonces Villa Real de Chiapa o Chiapa de los indios, y la edificación de su templo. Según el mito cuenta, en los infaustos días en medio de la sequía y el hambre, los lugareños recibieron a una distinguida viajera procedente de Guatemala. El motivo de su viaje era que su hijo padecía un extraño mal que le impedía mover las piernas. Luego de recurrir a los médicos más reconocidos sin resultados, decidió visitar varios lugares remotos en busca de la cura “para el chico”. Cuando le hablaron de los curanderos de Chiapas, decidió consultarlos. Al poco tiempo apareció el de Namandiyuguá (Cerro Brujo), quien le recetó pócimas de hierbas y baños de agua del Cumbujujú (lugar donde abunda el jabalí). Luego del tratamiento, como un milagro, el joven recuperó la movilidad de sus piernas. Agradecida, la mujer que se llamaba María de Angulo, mandó traer desde tierras distantes, ganados y grandes cantidades de cereales para salvar la crisis de Chiapa. Ordenó que se carneara cada día una vaca en la plaza y repartió canastas con víveres entre la población. En el mes de enero, el día de San Sebastián, doña María mandó sacar a su hijo en andas y desnudo, como el santo, para que no volvieran las penurias al pueblo.


La naturaleza pródiga se manifestó nuevamente y los lugareños relacionaron la abundancia con la petición hecha por la mujer y su hijo al santo. Con la llegada de un nuevo año, los nativos recordaron la visita con una representación de una muchacha y un joven vestidos como los personajes paseando por las calles rodeados de sus sirvientes, quienes repartían comida simbólicamente. Cada año la ciudad festeja este acontecimiento con la representación de la señora María de Angulo, quien recorre la ciudad a bordo de un carro alegórico, arrojando moneditas pintadas de color dorado, dulces, confetis y golosinas. Los Parachicos son los personajes que usan una máscara de madera, sarape de colores y una sonaja llamada chinchín, los cuales salen a la calle a bailar al son del tambor y de la flauta de carrizo. Mientras salen a bailar por las calles, visitan diferentes casas e iglesias, que tienen a los santos a los que se les ofrece un tipo de ofrenda con el baile. Los Parachicos se acercan a ellos para tocarlos, persignarse y agradecerles por lo que se les ha dado. Es tal la cantidad de los Parachicos (más del cincuenta por ciento de la población sale a bailar), que se necesita un guía. Es por eso que existe el Patrón de los Parachicos, cargo que se va pasando de generación en generación. Antes de ser nombrado como el nuevo patrón, debe ser aceptado por la comunidad y ser un ejemplo de vida para ellos. La danza se transmite y se aprende al mismo tiempo que se ejecuta. La técnica de fabricación de máscaras se transmite de generación en generación, desde la tela y el secado de la madera para fabricarlas, hasta la ornamentación final y el modo de esculpirlas. Durante la Fiesta Grande, la danza de los Parachicos invade todos los ámbitos de la vida local, propiciando el respeto mutuo entre las comunidades, los grupos y las personas.
















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