Sicuri (Bolivia)


El Sicuri o Sikuri, es una danza netamente andina que se bailó hace muchos años en diferentes regiones del altiplano boliviano. Su instrumento (P'usa) y su música tienen el mismo nombre, aunque en la actualidad también lo llaman "Wayli Siku". Esta es una música que se interpreta en la época de Awtipacha (tiempo seco) de cada año, siendo su fecha tope el 8 de diciembre (fiesta de la Virgen). La danza de los Suri Sikuris es originaria de las comunidades andinas de los Mollos, Aimaras y Lipis, en el departamento de La Paz y se la interpretaba en las provincias de Camacho, Ingavi y Pacajes, en ocasión de una boda o en la construcción de una casa. Sus raíces se adentran en el tiempo, pero puede asegurarse que es una reminiscencia o representación de la cacería del suri (ñandú andino), al que se acorralaba con el sonido de los sikus y derribado luego con la ayuda de los liwi liwis o boleadoras. Según la vestimenta que llevan los intérpretes, como las plumas de suri en el chuku (canastones que adornan el sombrero), y el propio instrumento de la P’usa, que en su forma de ejecución hace suponer que suena y se escucha como “siku siku”, se lo llamo “siku suri”, posteriormente “suri siku” y finalmente “sikuri”. El siku es un instrumento de viento de un conjunto de cañas, que se utiliza en el altiplano de Bolivia y Perú. La denominación proviene del idioma aimara "siktasiña", que quiere decir “preguntarse” o “comunicarse”, actividad humana social y natural del hombre altiplánico, que acercándose y comunicándose, pueden lograr grandes desarrollos comunales.
El elemento material e instrumento musical del Sikuri es el siku, que consta de dos partes separadas (Ira el macho y Arca la hembra), que se necesitan y complementan para conseguir melodías gracias a la técnica del diálogo musical. El siku, por lo tanto, se toca en pareja, y la tropa o grupo de sikuris, viene a ser la junta de varias parejas de iras y arcas que se fusionan para existir. A esta dualidad unitaria, tanto del instrumento como de los instrumentistas, y que viene a representar la concepción esencial de la vida, se la conoce como Jjaktasiña irampi arcampi, entendido como ponerse de acuerdo, recibir-devolver, producir algo nuevo. No se puede precisar el lugar de origen de los sikus, en todo caso, ello ocurrió hace varios siglos. Sin embargo el siku floreció en la gran meseta andina del altiplano del Collao, donde encontró un hábitat apropiado desde el cual proyectarse a través de las épocas. Cuando Fray Tomás de San Martín arribó al altiplano en 1539, y tras él una caterva de españoles de todo nivel social, los aimaras lo primero que observaron fue el colorido y oropelesco atuendo de los europeos, en contraste con su vestimenta sencilla, negra, blanca o gris. Los aimaras imitaron con gran ironía el vestir de dichos colores chillones adornados de pedrería, espejuelos y encajes. Esta imitación dio lugar a la creación del vestuario de los Sikuris. La danza representa el movimiento del ñandú. También se reproduce estéticamente la imagen del animal, pues los danzarines llevan tocados, que a veces exceden los dos metros de diámetro, hechos con plumas de ñandú. También llevan una coraza de cuero de jaguar, pantalón de bayeta y pollerines plisados en color blanco.










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