Música Vasca










El País Vasco, una Nación sin Estado entre España y el sur Francia, ha preservado y cuidado su música a lo largo de los siglos. Dicen que fue Túbal, célebre astrólogo, filósofo, matemático y padre de la música, el que introdujo en tierras vascas este arte cuando asentó su tribu en las montañas del Pirineo. No deja de ser una leyenda, quizás no errónea pero muy dudosa. Leyenda, historia, mito… alejado de la realidad pareciera. Pareciera lógico pensar que la música existe desde que existe la razón, puesto que es una necesidad intelectual propia del ser humano. El idioma vasco (Euskera), es aún de origen desconocido para los filólogos por lo que no es conveniente ligarla al origen de la música vasca. Es verosímil que hayan caminado juntas durante siglos, y también lo es que tengan las mismas raíces. En la villa de Isturitz, en Baja Navarra, se descubrió en 1895 una cueva en la que, entre otros materiales prehistóricos hallados en el estrato correspondiente al paleolítico superior, se encontró una flauta hecha con el hueso de un ave con tres agujeros, que precedía en muchos siglos a la aparición de un instrumento semejante en otras culturas. Este instrumento, que data de hace 22000 años, es el más antiguo de su tipo de todas las culturas del mundo. Se cree que es el antecesor del Txistu, que es uno de los instrumentos más representativos del folclore vasco. Por otra parte, en una cueva en Forua, se halló un cuerno de ciervo con tres orificios que pudo utilizarse como silbato, siendo de una antigüedad mayor que los similares del resto del planeta. Si nos guiamos por las conclusiones de los investigadores de estos casos, se podría afirmar que la tierra vasca fue precursora en el uso de instrumentos musicales no exclusivamente rítmicos, o al menos, que la música vasca es originaria de su tierra. Hay musicólogos que sostienen que hay una relación entre la música vasca y la griega, basándose en el Himno de Apolo, que data de hace más de 3000 años y que presenta el compás de 5/8 propio del cancionero vasco. Otros investigadores descartan que la música celta y la vasca compartan raíces en común, como en ocasiones se ha querido ver, sino que las similitudes entre ambas se deben al cruce entre culturas. Hacia mediados del Siglo XIX, la música y los instrumentos musicales únicos de las regiones rurales vascas, fueron documentados y preservados, como el Txalaparta o el Alborka (clarinete hecho de cuerno de cabra). La primera colección de aires vascos recopilados fue realizada en 1826. La música folclórica y las improvisaciones características de los vascos, se han convertido en un bien de su pueblo y en una forma de identificar y celebrar su lengua y su cultura. En el Siglo XX, una serie de concursos empezaron a celebrarse y se siguen haciendo hoy en día. Existen escuelas dedicadas a la preservación, desarrollo y difusión de la música popular vasca. El concurso anual ha sido resucitado en cuatro distritos del sur del país. Durante los años de Franco, se intentó extinguir la lengua vasca y su cultura, por lo que las canciones y las danzas fueron tesoros guardados de forma secreta, considerados sinónimo de resistencia. En 1952, el musicólogo Alan Lomax hizo grabaciones en las zonas rurales, encontrándose con muchas de las tradiciones antiguas en gran parte intactas. Hoy, la tradición musical vasca más conocida es el estilo de acordeón llamado Trikitrixa. Actualmente existe una gran demanda de la música tradicional y de músicos capaces de tocarla. Joseba Tapia es considerado el decano de la tradición, tocando la pandereta o el tambourine. Otro músico reconocido es Kepa Junkera, que toca el acordeón diatónico y que saltó a la fama mundial en 1998 con su CD Bilbao 00:00 Horas. Los grupos vascos de Euskadi, Navarra y el País Vasco Francés, forman un conglomerado de bandas diversas, enormemente creativas y muchas de ellas involucradas en un circuito musical autosuficiente. El más antiguo es Oskori, banda de Pop-Rock que mezcla los instrumentos modernos con los tradicionales. La música vasca francesa ha hecho pocos aportes, con solamente el cantante Benat Achiary como una figura destacada. La tradición de música coral, una de las más fuerte de Europa, está muy vigente y supone una gran contribución a la cultura de la región. Algunos músicos conocidos han sabido mezclar la música popular con la tradicional, para beneficio de ambas y el gozo de muchos.





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