sábado, 25 de octubre de 2025

Literatura y Música - Literatura que suena

 


Literatura que suena” es un proyecto realizado en 2014 por Bibliotecas de la Ciudad de Buenos Aires junto a la editorial Clase Turista, donde reconocidos músicos independientes reversionan los clásicos de la literatura argentina en forma de canción.

La Feria del Libro se está convirtiendo, desde hace mucho tiempo atrás, en una jornada de referencia para cierto sector de un público amante de la literatura. Por supuesto, cuando mucha gente se interesa por un sólo evento, todo se transforma en algo muy homogéneo y mercantil. Las editoriales aprovechan la masiva convocatoria de la feria para vender sus libros (totalmente comprensible) y famosos, no estrictamente conocidos por escribir, también aprovechan la volteada para dárselas de intelectuales presentando biografías, ensayos, investigaciones, etcétera, etcétera, etcétera.

Pero he aquí una variante llamativa y diferente proveniente del mundo de la música. En el contexto de la 40° Feria del año 2014, un programa que pertenece a la Ciudad de Buenos Aires (mejor conocidos como “la gente de amarillo”) realizó una movida de juntar a varios de los mejores artistas de la escena para que ellos interpreten cuentos y novelas que forman parte de la rica literatura argentina.

El proyecto tiene el nombre de “Literatura que Suena” y por ella pasan artistas de la talla de Sofía Viola, 107 Faunos, El Remolón, Paloma del Cerro, entro otros. Por el lado de los libros tienen su lugar “El Aleph” de Borges;el “Martín Fierro”; “A la Deriva”, de Quiroga; y muchos más. El objetivo es claro, a ver qué pasa si chocamos dos artes distintos. La propuesta es buena, el resultado…bueno, digamos que el resultado es el de diez músicos con la obligación de hacer un tema referido a diez libros. Pero vamos de a poco.

 

El álbum abre con Bicicletas realizando un tema bastante movido en referencia a “La Invención de Morel”, el cuento fantástico de Bioy Casares. La banda se dedica a describir intensamente el escenario de esa isla y de esa proyección perfecta. Todo está incrustado en el estilo de Bicicletas, ritmo pausado, una voz con eco, sintetizadores somnolientos sobre el final, un “uhuhuuu” de fondo. Sin dudas, una canción con un buen acabado rockero e ideal para abrir un compilado de lo mejor de la escena. Sigamos.

 

 

El segundo tema es “Casa Tomada”, el clásico de Julio Cortázar llevado a un ritmo klezmer del acordeón de Simja Dujov. Si hubiera sido “Rayuela” el libro elegido, el instrumento en cuestión hubiera sido ideal para representar ese ambiente parisino. Pero no importa, de todos modos, Cortázar es más francés que cualquiera, y el acordeón no queda mal. Este está acompañado por un ritmo minimalista que puede llegar a ser el típico de la música de Dujov.

 

 

El tercer corte es “Hombre pequeñito”, de Alfonsina Storni, interpretado por Sofía Viola, cantora, favorita de Santaolalla y nuevo referente de la escena canción con temas que oscilan entre el Tango, la Ranchera mexicana, el Hot Jazz, el Rock, el Folklore y otros ritmos.

 

 

Ahora bien, el tema mejor acabado es el referido a la gran crónica sobre los pueblos originarios que es “Una excursión a los indios Ranqueles” de Lucio Mansilla, interpretado por el compositor Tomi Lebrero. La crónica y la descripción son casi épicas. El estribillo pone los pelos de punta, y hasta la interpretación del escenario y de la historia son espléndidas. De hecho, el tema arranca con la música in crescendo, con Lebrero jadeando dando cuenta de su entrada a “tierra adentro” para entrar a esa voz pelada gritando “¡Es el general Mansilla Toro!, ¡Es el General Mansilla Gaucho!”, definitivamente uno de los mejores estribillos. En cinco minutos repasa introducción, nudo y desenlace de la obra de Mansilla. De hecho, luego de dos estrofas más, la canción entra en una suerte de pasaje atmosférico, con recitados textuales incluidos, y voces detrás de la principal acotando o acentuando lo dicho. Con un “No se vaya General” repetido varias veces, el tema muere como nació, pero esta vez con la música decreciendo.

 

 

Pero luego el álbum entra en una meseta. Yo entiendo que los 107 Faunos nunca se caracterizaron por ponerle onda a sus temas, eso es lo que los hizo tan conocidos. Pero en su tema referido a “En la Masmedula” de Girondo, parecen literalmente sacarse la canción de encima. Como si los hubieran obligado a hacerle una canción a un libro que ni siquiera leyeron.

 

 

Luego sigue Paloma del Cerro con “La muerte no es nada”, de Macedonio Fernández, música de raíces, originada en las profundidades de estas tierras, reinterpretada con respeto y cariño por músicos de este siglo. Un culto al baile, la alegría y la reflexión. Fue nominada a los premios Gardel 2012 Mejor Álbum Nuevo Artista de Folklore.

 

 

El Remolón, “A la deriva”, de Horacio Quiroga, un nuevo tipo de Cumbia digital o electro reggaetón. Es parte de la escudería de músicos de Zizek, cuyos integrantes circulan por las pistas de bailes de todo el mundo fusionando ritmos telúricos latinoamericanos con electrónica de avanzada.

 

 

Nde Ramírez, “La condesa sangrienta”, de Alejandra Pizarnik. NDE Ramírez (Formosa) son destacados por distintos medios como Rolling Stone como la avanzada de la renovación rockera argentina, mezclando ritmos como el Chamamé, la Chacarera o el Malambo con el Rock y el Rap.

 

 

Fer Gril, “El gaucho Martín Fierro”, de José Hernández. Fernando Gril (Buenos Aires) hace canciones de autor, fusionando ritmos urbanos con vibraciones latinas y un fuerte trabajo en las letras. Abrió los Personal Fest del último verano, encabezados por Illia Kuriaky y Miranda.

 

 

Lucas Monzón, “El Aleph”, de Jorge Luis Borges. Lucas Monzón (Chaco) es un joven acordeonista que transita los caminos de Raúl Barboza atravesado por la tradición chamamecera del litoral.

 

 

34 Puñaladas + Vitor Ramil, “El muerto”, de Jorge Luis Borges. Desde su creación en 1998, 34 Puñaladas marcó una notable diferencia en la tradición tanguera de guitarras más cantor. La oscura y a la vez luminosa sonoridad de sus temas, la profundidad de sus letras y la cuidada puesta en escena los han destacado entre otras propuestas de su joven generación.

El hecho de fusionar literatura con música es más que bienvenida. Es diferente, y la considero una buena idea. El fallo aquí, concretamente, es el acabado final. Pero un futuro que profundice esta buena idea es promisorio. Tampoco estaría mal hacer lo mismo, pero con cine, o teatro, o pintura, o todo eso junto, pero ya es ir muy lejos. Seguro no es tan fácil. Igual, entre nosotros,

 

 

 

Fuentes:

 

• Literaturaquesuena.bandcamp.com

• Elrockperdido.wordpress.com

• Buenosaires.gob.ar

 


 














 

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