Hace más de mil años, los habitantes de Vevčani, en Macedonia del Norte, empezaron a disfrazarse de monstruos y demonios para ahuyentar a los malos espíritus, lo que dio origen a un antiguo festival pagano que se ha convertido en un foco de sátira política.
Los carnavales con disfraces llamativos, a menudo con motivos paganos, son relativamente comunes en los pueblos de los Balcanes. Vevčani, sin embargo, no es un pueblo común. Durante incontables generaciones antes de que Macedonia se separara de Yugoslavia en 1991, Vevčani tenía reputación de ser orgullosamente, a menudo furiosamente, autónoma en espíritu.
La mayoría de los habitantes de Vevčani son cristianos ortodoxos, a pesar de que muchos pueblos vecinos son mayoritariamente musulmanes. Cuando Macedonia estuvo bajo el dominio otomano, desde el siglo XIV hasta 1912, la mayoría de los habitantes de Vevčani se negaron a convertirse al islam. El carnaval, que se celebra en torno al Año Nuevo ortodoxo, los días 13 y 14 de enero, siguió siendo una expresión de este aspecto de la identidad.
Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Macedonia estaba bajo el régimen comunista, los eventos religiosos como el carnaval quedaron prohibidos oficialmente. Pero nadie podía impedirlo. Ni los reyes, ni los emperadores, ni los comunistas… nadie. La gente se escondía en sus patios y seguía practicando la tradición. La seguían celebrando sin parar.
Los aldeanos dedican tiempo a su preparación. Se encargan de elaborar los disfraces más extraños y aterradores con el objetivo de celebrar el Día de San Basilio. Si bien el pueblo es pequeño y su cantidad de habitantes ronda los 2.500, sus calles se ven revolucionadas con la llegada del festival y de cientos de turistas.
A sus participantes se los conoce como “Vasiličari”. El ritual pagano por excelencia tiene una historia milenaria que, en la actualidad, mutó a un estilo que apunta a la perversidad en tono sarcástico. Los disfraces de diablos, zombies y personajes mitológicos se combinan con la peculiar música que suena en la festividad.
El lugar del evento carnavalesco es toda la ciudad de Vevcani, que durante su desarrollo se convierte en una especie de teatro sin fronteras, en la que cada casa y calle es un escenario donde los enmascarados representan sus obras como verdaderos actores.
Niños encadenados por el cuello, cráneos de animales, hombres lobo y un par de brujas con una niña en un caldero hacen parte de las imágenes más impactantes que deja este carnaval.
Hay tres máscaras tradicionales: la del novio, la de la novia y la del “glupi avgust” y, por supuesto, están las bandas de música, dos de ellas, una del barrio bajo y otra del barrio alto. Las demás máscaras son un reflejo de la vida pública que se desarrolló durante el año anterior.
La máscara “glupi avgust” la interpretan generalmente hombres jóvenes, enérgicos y dispuestos a comunicarse con el público de una forma muy específica, con movimientos y un grito especial.
Las novias del carnaval, interpretadas por hombres vestidos de mujer, se juntan con los novios para tocar a todas las puertas del pueblo y pedir dinero. Se hacen pasteles con monedas horneadas en su interior.
Durante el carnaval, los que van enmascarados tienen toda la libertad de poner el “mundo” patas arriba, y es aquí donde sale a la luz toda la creatividad y la improvisación a través de la ironía y todo eso en el buen espíritu del carnaval.
El carnaval anual es una mezcla de costumbres paganas traducidas al lenguaje moderno. El pueblo, más allá de su pequeñez, no pasa inadvertido en el territorio macedonio. A partir de 1991, poco después de que Macedonia estableciera su independencia del comunismo, Vevcani se declaró una república independiente. Incluso llegó a pedir pasaportes rojos especiales e imprimió su propia moneda.
En 1993, el carnaval se separó en forma oficial de la Federación Mundial de Ciudades de Carnavales y en los últimos años emitió un pasaporte especial de carnaval para ofrecer a los turistas un lugar en la celebración.
La tradición marca que las máscaras y disfraces, históricamente propiedad exclusiva de los hombres, ahuyentan los malos espíritus que rondan al pueblo. Tras su condición de uno de los festejos más antiguos de Macedonia, se encuentra una profunda sátira a las creencias religiosas. En sus calles, por ejemplo, se suelen ver parodias a pasajes bíblicos.
Cada año Vevchani atrae a miles de visitantes, nacionales e internacionales, que quieren ver como los locales se visten con máscaras hechas a mano y como cantan y forman procesiones en las principales calles siguiendo la tradición ancestral. Su ambiente, su tenebrosidad única, lo convierte en una de las festividades más alucinantes del mundo.
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