La Rond de Saint-Vincent es el nombre en el Fest-Noz moderno de una danza bretona, una de cuyas versiones se recopiló en Saint-Vincent-sur-Oust. Como su nombre indica, se trata de un baile circular en el que, como suele ocurrir en Bretaña, la progresión general es hacia la izquierda. Los habitantes de la región que han mantenido muy viva la tradición del baile, lo llaman indiferentemente “le rond” o “la ridée”.
La expresión “dancer au rond” se
utiliza tan comúnmente como “dancer la ridée” o “dancer à la ridée”. Confinada en la zona de Oust y del Arz, cerca
de Redon, es bailada en los municipios de Saint-Vincent-sur-Oust, Saint-Perreux
y la parte oriental de Peillac, hoy es difícil estar seguro de un territorio
más amplio para esta danza. Pero hay elementos tangibles que corroboran esta
hipótesis, ya que se atestiguan variantes de este círculo, en la orilla norte
del Vilaine, en las localidades cercanas a Saint-Vincent-sur-Oust: Pluherlin,
Béganne, Arzal y Péaule. El repertorio de canciones que acompaña la ronda en el
municipio de Saint-Vincent-sur-Oust se utiliza también para la ronda de 6
tiempos, especialmente en los cantones de Allaire, Rochefort-en-Terre, La
Roche-Bernard, Muzillac, Malestroit y Gacilly. Habiendo sido transmitida la
danza de generación en generación hasta nuestros días, el número de testimonios
es significativo. Permite ver la evolución de esta danza al menos desde la
Segunda Guerra Mundial, a través de películas y vídeos realizados durante las
bodas, investigaciones con Georges Paugam, Francine Lancelot, el Cercle
Celtique de Redon, jornadas de recopilación de vídeos con bailarines mayores de
la ciudad con Albert Poulain, Guy Lebarbenchon, Gilbert Hervieux. La mayoría de
las grabaciones sonoras están disponibles en la base de datos Dastumedia y las
películas están disponibles en el Groupement Culturel Breton des Pays de
Vilaine, en Redon. Esta danza, tal como se practica hoy, fue redescubierta por Jean-Louis
y Marie-Christine Latour en 1953, cuando Jean-Louis supervisaba un
campamento de exploradores en Île aux Pies, un paraje natural debajo de
Ti-Kendalc'h. Se organizó una feria y fue en esta ocasión que Jean-Louis
y Marie-Christine
redescubrieron Rond de Saint-Vincent. La colección fue realizada
inmediatamente por el Cercle Celtique de. Más de diez años después, en 1965, Bernard
de Parades y Jean-Louis Latour formaron un grupo
de bailarines del Cercle Celtique de Redon e invitaron a Jean-Michel Guilcher a observar,
filmar y analizar la danza. Tomó notas, pero su libro sobre la tradición de la
danza en la Baja Bretaña ya había sido publicado (1963) y por tanto no se
centró en la Alta Bretaña. Sin embargo, apareció un artículo suyo sobre la Rond
de Saint-Vincent en el periódico Breiz de la época. Cabe señalar que
esta nota fue tomada tras una vigilia en el pueblo de Brécihan, en
Saint-Vincent-sur-Oust, en abril de 1965. La presencia de Ti-Kendalc'h durante
40 años en el municipio de Saint-Vincent-sur-Oust Oust ha contribuido en gran
medida a la fama internacional de esta danza, a través de los miles de alumnos
que practicaron intensamente la ronda durante numerosas veladas. Todo es excusa
para bailar: bodas, matanzas de cerdos y comidas de morcillas, reuniones familiares,
trabajos comunitarios.
Un ejemplo: la recogida de heno en esta zona pantanosa
del Oust y del Arz que exigía mucho trabajo, debido a las mareas del equinoccio
de primavera que podían, en poco tiempo, llevarse el heno si no se recogía o se
colocaba en mulones. Así algunos jóvenes se encontraron ayudando y terminando
la velada en torno a un banquete y rondas. La Rond de Saint-Vincent se
trata de una ronda en la que bailarines y bailarinas se alternan tomados del
dedo meñique, con los brazos semiflexionados, en un “asa de canasta”. Los
antebrazos deben “pegarse”, desde la mano hasta el codo, a los antebrazos de
los bailarines de izquierda y derecha, cuando se entra al círculo. Para bailar
bien, son preferibles las rondas pequeñas, de unas 8 parejas, a las grandes.
Los brazos nunca están bloqueados y rectos sino ligeramente doblados en forma
de asa de cesta. Nunca se envían bruscamente hacia adelante pero su movimiento
es muy flexible, fluido y sin tirones. Durante el baile, los bailarines
permanecen constantemente mirando hacia el centro del círculo, con los hombros
y la pelvis extendiendo la línea virtual del círculo. Los pies son planos, pero
en los momentos 1-2 y 3-4 es el talón el que entra en contacto con el suelo
mientras que en los momentos 5-6 y 7-8 es la planta del pie. En esta ronda
comunitaria de estructura muy sencilla todo es estilo. Los pies no tocan el
suelo sino que se apoyan firmemente sobre él, dando la impresión de querer
hundirse en él. Sin embargo, el tiempo 1 es más marcado que los demás. Las
rodillas permanecen flexibles, especialmente en los tiempos 1-2 y 3-4, pero no se
debe caer en la trampa de las sacudidas “An Dro”. La forma de acompañamiento
más utilizada es el canto. Es interpretada por un solista, que baila, y es el
coro de bailarines quien repite la frase musical. Dos líderes con dos cantos
diferentes pueden sucederse, sin interrumpir el ritmo del baile. Las canciones
están construidas de diferentes maneras, algunas en perfecta armonía con el
movimiento de la danza, otras no. Se produce entonces un intervalo constante
entre la música y el movimiento sin que ello moleste a los bailarines. Algunas
canciones tienen forma de diálogos, lo que requiere un perfecto entendimiento
entre solista y coro. Las personas mayores, sin embargo, prefieren las
canciones en verso. A veces es difícil empezar y los bailarines pueden esbozar
algunos pasos antes de que se escuche la canción. El acompañamiento de acordeón
es menos común, pero también menos apreciado. El acordeón ha suplantado al violín
en este territorio.
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