La década de los 80 fue el escenario definitivo para el surgimiento y desarrollo de la denominada “Salsa Romántica”. La mayoría de grandes orquestas de ese entonces veían cómo sus vocalistas se independizaban impulsados por el boom de la inusitada “plancha caribeña”, las pretensiones comerciales de los productores (especialmente puertorriqueños) que encontraron en este movimiento una mina de oro, y obviamente, los deseos de los mismos cantantes de ser reconocidos como solistas y no como un integrante más de otras orquestas.
Hubo toda una confluencia de factores que incidieron en su
aparición. Aunque existe un amplio debate respecto al surgimiento de la Salsa
Romántica, que algunos consideran que apareció mucho antes de los 80,
es innegable que su apogeo sí se ubicó durante este periodo. Pero entonces,
¿qué se puede entender como Salsa Romántica? Algunos dicen que
es un error denominar Salsa Romántica a lo que se hizo en
los 80, porque el romanticismo nunca ha estado ausente del ritmo caribeño. Y es
cierto. De hecho, en algunos artistas de vieja guardia fue su sello personal.
Desde Tito Rodríguez, Richie Ray, Joe Quijano, Willie
Colón y Roberto Roena hasta llegar al considerado referente de este
subgénero, el neoyorquino Louie Ramírez, el amor ha sido un
tema que nunca ha dejado de hacer presencia en el repertorio de las bandas de
antaño. En la década de los 70, la Charanga 76, con Hánsel
& Raúl en las voces, inició un estilo que pronto empezaron a
adoptar otras agrupaciones de este formato y que fácilmente se puede tomar como
antecedente directo del boom romántico de la Salsa de los 80 y 90. Muchos
consideran a Louie Ramírez como el padre de esta “moda” tomando como punto
de partida el lanzamiento de su álbum “Noche caliente” (1982), en donde
incluyó exitosas baladas del prolífico compositor español Manuel Alejandro y de los
fenomenales Camilo Sesto, Miguel Bosé, Raphael y Diego
Verdaguer, interpretadas por los boricuas Johnny Rivera y Ray
de la Paz. La fórmula resultó casi que mágica, fue un éxito inmediato y
revolucionó lo que se venía haciendo años atrás. De esa primera producción se
recuerdan “Estar enamorado” y “Todo se derrumbó”, números que se
convirtieron en hits sin precedentes, y que alimentaron la ambición de los
productores que encontraron en esta nueva forma de hacer Salsa una fuente de
riqueza hasta entonces inexplorada.
Entonces aparecieron en escena Eddie
Santiago, Lalo Rodríguez, Max Torres, David Pabón, Willie
González, Tito Rojas, Paquito Guzmán, Nino Segarra, Jerry
Rivera, Rey Ruiz y Víctor Manuelle, entre muchos otros,
algunos buenos, otros no tanto, que inundaron el mercado latino con sus temas
rosa. El amor, como la buena salsa, nunca pasará de moda. Pero
hay formas de hacer buena salsa romántica como lo demostraron Gilberto
Santa Rosa, Andy Montañez, Frankie Ruiz, Tommy Olivencia, Tito
Gómez, Oscar León y Tony Vega, por mencionar unos pocos.
Sus producciones no se desligaron de adaptar baladas clásicas, boleros o
interpretar mensajes cargados con altas dosis de erotismo. Sin embargo,
entendieron que la letra de las canciones no podía ser el gancho central del
producto y por eso se preocuparon por realizar buenos arreglos musicales y
llevar grandes músicos a los estudios de grabación. Igualmente, en Colombia, la
decadencia de la Salsa en Nuevo York impulsó la producción en cadena de
orquestas nuevas y promoción de antiguas que adhirieron a la novel vertiente
romanticoide. Fue así como el Grupo Niche se convirtió en una de
las orquestas más vendedoras del país, Joe Arroyo se consagró como artista
de talla mundial, Latin Brothers mantuvo su calidad artística, Guayacán
empezó a pegar, y bandas como el Grupo Raíces, Los Titanes, Matecaña,
La
Identidad y La Misma Gente, despuntaron en esta travesía. La Salsa
compitió de tú a tú con un arrollador Merengue (dominicano y
venezolano) que poco a poco se empezó a tomar las emisoras y las discotecas, y
que finalmente terminaría relegando la Salsa a un triste segundo plano.
Entonces ya se puede ir dando respuesta al interrogante sobre qué es la Salsa
Romántica: se la puede definir como un subgénero, una vertiente de la Salsa
que surgió en los años 80 y cuya base fue hacer adaptaciones de baladas en
ritmo de Salsa. Posiblemente fue una etiqueta comercial para vender,
aunque el éxito de estas producciones, independiente de que se denominara Salsa
Romántica, fue su propia vitrina.
Específicamente nadie dijo “aquí
empezamos a hacer salsa romántica”. Fue la misma gente, la radio-audiencia, el
bailador, el comprador de acetatos, quienes empezaron a denominar de esta
manera la música que hacían sus nuevos ídolos. La Salsa de antaño no se
preocupaba tanto por las letras y se concentraba en la parte musical. Y aunque
algunos artistas de esta ola no descuidaron la parte instrumental, se notaba la
diferencia porque ahora eran baladas bailables y no números cargados de solos,
descargas y soneo. La Salsa Romántica se impuso al
fusionar los ritmos tradicionales de este género con letras poéticas y ritmos
suaves que tocan temas del corazón. El uso de sintetizadores y guitarras
eléctricas, también supuso un cambio en el formato de esta Salsa, que pasó a tener
un sonido mucho más lleno de melodía. De igual forma, el look del cantante pasa
a tener motivos diferentes a los de los salseros setenteros. El sonido en sí
está mucho menos cargado de percusión, quedando mucho más limpio, quizás más
atractivo para un público menos motivado a entender la Salsa como una fusión con
lo afrocubano.
Fuentes:
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