La Samba de Roda es un acontecimiento popular festivo que combina música, baile y poesía. Apareció en el siglo XVII en el Estado de Bahía, cerca de Recôncavo y procede de los bailes y tradiciones culturales de los esclavos africanos de la región.
También contiene elementos de la cultura portuguesa
como la lengua, la poesía y algunos instrumentos musicales. En 2004, el
Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN, Brasil)
concedió el título de Patrimonio Cultural de Brasil a la Samba de Roda, que se
considera una de las matrices de la Samba, mientras que en 2005, recibió
por parte de la UNESCO la categoría de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La
Samba
de Roda del Recôncavo baiano es una manifestación cultural muy antigua,
que reúne música, baile en círculo (la roda o rueda, en español) y letras
poéticas; acompaña a las festividades del calendario católico, como las fiestas
de San Cosme y San Damián y los rituales de religiones afrobrasileñas. La rueda
de Samba
también tiene lugar, simplemente, para diversión de sus participantes. La Samba
de Roda es típica del estado de Bahía, en el nordeste de Brasil, pero
se desarrolla de manera más genuina en el Recôncavo baiano, la región entorno a
la Bahía de Todos los Santos, que incluye la zona metropolitana de Salvador, la
capital del estado. Los primeros registros de la Samba de Roda datan del
siglo XIX. La colonización portuguesa en la región de Bahía, y los esclavos
negros traídos de África, que durante siglos sostuvieron con su trabajo la
empresa colonial, fueron las fuentes culturales que, tras mezclarse, dieron
origen a la Samba de Roda. De la tradición portuguesa, heredó la poesía de
las letras y los instrumentos, la viola y el pandero.
De la tradición africana,
el batuque, el baile en círculo o rueda y el culto a los orixás. En 1805, el
inglés Thomas Lindley escribió el libro “Narrative of a Voyage to Brazil”
(Narrativa de un viaje a Brasil, traducido del original al castellano), una
especie de diario de viaje con sus impresiones sobre Bahía. La parte del texto
en la que describe las costumbres festivas no tiene desperdicio: dice que es
raro el día en el que no hay una fiesta religiosa seguida de comida y música. Y
sobre lo que se considera que es una posible descripción de la rueda de Samba
(que en el libro el autor inglés denomina negro dance), dice que parece una
mezcla de bailes africanos y del Fandango español y portugués, “con
movimientos licenciosos del cuerpo, tocándose durante el baile de manera muy
inmodesta”. La rueda se caracteriza por ser un círculo formado por los
sambadores y sambadoras. Este baile congrega a la gente en ocasiones
específicas, como las fiestas católicas populares o los cultos afrobrasileños,
pero también surge a veces de forma espontánea. Todos los presentes, incluyendo
a los principiantes, son invitados a participar en el baile y a aprender a
través de la observación y la imitación. Los hombres tocan los instrumentos y,
aunque no lo tienen prohibido, son las mujeres las que bailan mayormente el
“miudinho”, una forma de sambar con movimientos de la cadera y pasos cortos y
ágiles, que les permite desplazarse en todas direcciones dentro del círculo.
Esta coreografía a menudo es improvisada y se basa en los movimientos de los
pies, las piernas y las caderas. Para no deshacer la rueda, solamente baila una
mujer por vez, mientras que los demás participantes cantan y baten palmas. La
alternancia de las mujeres en la rueda se hace por medio de la “umbigada” (movimiento
de ombligo), de origen bantú, movimiento por el cual la bailarina invita a la
que va a sucederla en el centro del círculo. La música que anima la rueda puede
ser cantada por uno o dos hombres, con una parte fija y otra con pequeñas
variaciones, coreada por todos los presentes, en una especie de pregunta y
respuesta. La melodía y ritmos vienen marcados por las palmas, acompañadas por
la viola que, en el caso de la Samba de Roda, se llama “machete”:
una especie de cavaquinho o guitarrita de cuatro cuerdas y de sonoridad aguda.
El segundo instrumento es el pandero, y se puede encontrar también atabaques y
tamboriles. El instrumento más inusual es el prato-e-faca, literalmente, el
plato y cuchillo: en una mano un plato y, en la otra, un cuchillo que araña el
plato, muchas veces tocado por las mujeres. Otros instrumentos son el reco-reco
o raspador y el chocalho, una especie de sonajero o maraca. Casi dos décadas
después de su reconocimiento como patrimonio cultural brasileño, la Samba
de Roda del Recôncavo baiano aun lucha por mantenerse presente como
expresión cultural del pasado histórico brasileño. Actualmente hay asociaciones
de Samba
de Roda por todo el Recôncavo, casas de Samba y escuelas
dedicadas a enseñar a los niños el arte de la música y el baile, de sambar en
rueda. La Samba de Río de Janeiro es el resultado de un sinfín de mezclas
y disputas, pero a pesar de ello, es también honradamente tributaria de la
inestimable contribución de tantos negros bahianos que, al migrar como mano de
obra a un Río en acelerado proceso de urbanización e industrialización a
principios del siglo XX, llevaron consigo la herencia cultural de la Samba
de Roda del Recôncavo. En los terreiros, en las casas de las tías, en
los morros, y tomando las calles del centro y de los muelles del puerto, se
encontraron con los Maxixes, las Marchinhas y los Valses.
Y a partir de ahí la historia sigue, pero lo hará en otro momento.
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