En general tiende a considerarse que los orígenes de la Nueva Canción Vasca se encuentran en Michel Labéguerie, dado que este médico de Euskadi Norte publicó en la primavera de 1963 un disco con cuatro canciones compuestas y cantadas por él mismo, acompañado por una simple guitarra, que tuvieron un gran éxito.
Sin
embargo, hay numerosos precedentes más o menos lejanos en el tiempo, y a pesar
de correr el riesgo de ser injusto no citando a todos, parece imprescindible
referirse a alguno de ellos por la importancia que iban a tener en el
desarrollo de la llamada Nueva Canción Vasca. Empezando por
los más lejanos en el tiempo, es obligado citar a Iparraguirre (1820-1881),
compositor y cantante de canciones que interpretaba con una guitarra, y que ha
dejado un legado ampliamente conocido e imposible de ignorar; tampoco cabe
olvidar las numerosas e importantes recopilaciones de canciones tradicionales
vascas, realizadas a partir de finales del siglo XIX o principios del XX, por
numerosos autores (Resurrección María de Azkue, Aita Donostia, Salaberry,
Rodney
Gallop, Jorge Riezu...); habría que citar también el cancionero “Kanta
Kantari”, publicado en torno a 1953 por Nemesio Etxaniz y la
recopilación de canciones tradicionales realizada por Ximun Haran y publicada a
principios de los años 60 por el Museo Vasco de Bayona. La herencia de Labéguerie,
consistente en ocho canciones publicadas en dos discos, llegó clandestinamente
a Euskadi Sur, caló en la gente, y su voz se extendió con fuerza como un eco.
En 1965, Mikel Laboa, conocedor del movimiento de la Nova
Canço Catalana, se puso en contacto con algunos cantantes que por
entonces actuaban en Euskadi Sur: Benito Lertxundi, Lourdes
Iriondo, Julen Lekuona, etc. Este mismo año 1965, se contactó con el
poeta Joxean Artze y se realizaron reuniones a las que además de los
citados, acudían Nemesio Etxaniz, José Antonio Villar, etc.
A finales
de 1965, Laboa acompañado de Xabier Anza acudió a entrevistarse
con Jorge
Oteiza para hablarle del proyecto de creación de un grupo de canción
vasca parecido al grupo catalán Els Setze Jutges (1961-1969); Oteiza
que les habló de un proyecto estético propio, mucho más amplio, e integrador de
las artes plásticas con la música, danza y otras disciplinas, ideó con rapidez,
después de consultar las obras de R.M. de Azkue, un nombre adecuado para el
grupo de canción: se llamaría Ez Dok Amairu (que en castellano
significa No Hay Trece), tratando así de exorcizar los maleficios que, según
él, tradicionalmente pesaban sobre la cultura vasca. En enero de 1966, el grupo
realizó sus primeras actuaciones. Luego se añadieron a los artistas antes
mencionados, los Hermanos Artze con la txalaparta (instrumento
de percusión), Luis Bandrés y Jean Paul Arregi con la alboka
(instrumento de viento), Xabier Lete, José Ángel Irigaray, Juan
Miguel Irigaray, el grupo Yoloak, el grupo Oskarbi
y, más tarde, José María Zabala. En aquellos primeros orígenes de la canción
vasca se consiguió llenar un vacío, el gran vacío y la tremenda pobreza
ocasionada dentro de la cultura vasca por la represión franquista. Para eso
había que crear nuevas canciones, que reflejaran la situación del momento, y
enraizadas dentro de una canción popular. El grupo Ez Dok Amairu dio muchos
festivales y con el tiempo se vio obligado a tener que hacer frente también a
otros problemas, la profesionalidad, las condiciones de su estructura, las
relaciones con los organizadores, etc.
Los oyentes en un principio se
conformaban con ser meros auditores de canciones en euskera, pero luego vino la
solicitud cada vez más apremiante de temas políticos y los cantantes tuvieron
que dar una respuesta a las muchas exigencias de su público. La necesidad de
tener que pasar una censura gubernamental les ocasionó no pocos quebraderos de
cabeza. Los primeros discos cosecharon algún éxito. Dicho grupo tuvo dos
líderes: Joxean Artze, dentro de lo que llamaríamos reflexión artística,
y José
Angel Irigaray dentro del área política, dando una coherencia y un
ideario al grupo. Dentro de su estrategia estaba el cometido de contactar con
otras culturas minoritarias. Así pues, en el año 67 se fueron a Barcelona, yendo
a su vez algunos cantantes catalanes a Euskal Herria. Con todo esto este grupo
se convirtió en un punto de discusión y de controversia extendiéndose esta
polémica a toda Euskal Herria por la incipiente prensa en euskera del momento.
En el año 1970 se produjo un espectáculo con el cometido de sensibilizar al
público llamado: “Baga, Biga, Higa. Era un espectáculo dividido de dos partes;
por un lado, la danza y por otro lado se entremezclaban la txalaparta, las
canciones y los recitales. El éxito fue impresionante. Las gentes de Euskadi
Norte quedan impresionadas por este espectáculo, sobre todo por la lengua y la
música utilizadas y la nueva forma de expresión. De este modo se decidió
publicar un doble LP con el contenido de dicho espectáculo, pero debido a
problemas ideológicos que surgieron durante la grabación del disco esto no se
llevó a cabo. Y así se llegó a la disolución del grupo Ez Dok Amairu tras largas
polémicas, estando ya grabado el material del disco.
Al margen del grupo Ez
Dok Amairu surgieron otros cantantes; los más importantes en Euskadi
Norte, como son Etxamendi ta Larralde, Peio y Pantxoa, más tarde Niko
Etxart y el grupo Errobi casi al mismo tiempo. En
Bizkaia se creó el grupo Oskorri, aparecieron Maite
Idirin y Gontzal Mendibil. La muerte de Franco y el comienzo de una
nueva era política tuvieron una gran repercusión dentro de la historia de la
canción vasca. Se puede hablar de una generación perdida al mencionar al grupo
de cantantes que se originaron desde el 1975 hasta el 1979. Surgieron los
mítines; a los cantantes se les pedía mensajes políticos determinados y con una
fuerza y una pujanza mayor que antes. Estos cantantes, por ejemplo, Urko,
fueron amparados por un inmenso gentío y muchos de ellos consiguieron la fama.
A esta generación se le llamó la “generación de los champiñones”, Txanpinoien
Aroa. Los cantantes de esta época consiguieron un tremendo éxito a
nivel popular pero este éxito fue limitado porque no se produjo -salvo
excepciones- inquietud por la calidad musical de las canciones, ni interés por
formar grupos, y a la larga han sido olvidados y marginados los cantantes “boom”
que surgieron al amparo de esta generación. Esta generación, sin embargo, tuvo
un lado positivo: surgieron otros grupos renovadores y revestidos de una gran
calidad. Estos fueron los que le dieron un gran empuje a la Nueva
Canción Vasca. Primeramente, el grupo Haizea organizado por Txomin
Artola, estando entre ellos Amaia Zubiria. Segundo, el grupo Errobi
intentando introducir el Rock en inglés, consiguió un gran
éxito.
Tercero, el grupo Izukaitz cultivando el Folk,
sin olvidar el Jazz y el Rock. Cuarto, el grupo Itoiz
que cultivó el Rock Sinfónico de aquella época. El grupo Oskorri quiso hacerle un
homenaje al gran escritor Gabriel Aresti que había fallecido
un año antes; este disco fue algo que tendría una decisiva influencia en todos
sus sucesores. Para ponerle fin a esta época hay que mencionar las primeras
deserciones. Son muchos los que por diversas razones personales y de otra
índole abandonan el mundo de la canción. Xabier Lete en el año 1978; Peio
y Pantxoa al año siguiente; en los comienzos de los años 80, Txomin
Artola y Mikel Laboa; en el año 1979 desapareció el grupo Errobi.
Cada vez se les exigía más calidad a los cantantes. Se acabó el hecho de ir a
los festivales por pura militancia. Se ha conseguido el punto culminante de la
evolución que se perseguía y todos aquéllos que no consiguieron esa calidad,
por la razón que sea, se vieron obligados a dejar el mundo de la canción. El
cantante solitario, como tal, desapareció. Comenzaron a aparecer grupos, y el
cantante solitario que deseaba seguir adelante, tenía que buscarse el apoyo de
un grupo. Se produjo el momento del cambio y esto condujo como consecuencia a
otra nueva época; la década de los 80, la década del renacimiento de los grupos
Pop/Rock.
La primera sorpresa fue la aparición de Ruper Ordorika con el disco titulado
“Hautsi
da Anphora”. La letra de su música está basada en autores de gran talla
literaria y se convirtió en modelo de cantautores nuevos e intelectuales. El
decisivo grupo Itoiz se sumergió en el mundo Pop después del disco
personal “Ezequiel”. El movimiento del Rock Radical Vasco surgió
hacia el año 1982 a raíz de la organización del Premio musical por la
Diputación foral de Gipuzkoa titulado “Guipúzcoa Star Rock”. Hacia el año
1985 puede decirse que la Canción Vasca llegó a su maduración
total. Hay grupos que permanecen juntos durante mucho tiempo y es notoria la
compenetración y la tendencia a la perfección que esto produce.
Fuentes:
• Aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus
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