El Ankoku Butoh conocido en occidente simplemente como Butō -o Butoh por su transliteración inglesa-, es el nombre utilizado para referirse al distinto abanico de técnicas de danza creadas en 1950, también conocida como “Danza de la oscuridad” por Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata, que, conmovidos por los fatídicos bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, comenzaron con la búsqueda de un nuevo cuerpo, el cuerpo de la postguerra.
Cabe
aclarar que durante esa década, las imágenes de algunos sobrevivientes llenaban
las calles. Estos caminaban con sus cuerpos quemados y con los globos oculares
reventados y colgando sobre sus mejillas. Así nació el Butoh, la danza hacia la
oscuridad. Normalmente involucra movimientos lentos, expresivos e imaginativos.
La temática del Butoh es tan amplia como difusa, tocando aspectos fundamentales
de la existencia humana. Es habitual explorar la transición entre estados
anímicos y, a la vez, el cambio de la forma física del cuerpo humano en las
formas más variadas, ya que el bailarín de Butoh deviene mediante la danza (y
su técnica particular) en distintos objetos, figuras, en fin, en distintos
cuerpos. El Butoh es una reflexión del cuerpo sobre el cuerpo y el lugar
que este ocupa en el Cosmos. No hay decorado o vestuario determinado; es
habitual que los intérpretes actúen desnudos o pintados de blanco. La
improvisación es parte fundamental de este estilo de danza, la idea no es
pensar el hecho sino sentirlo: “No hablar a través del cuerpo, sino que el cuerpo
hable por sí sólo”. En la década de los años 80, el Butoh resurgió de la
indiferencia experimentada en Japón cuando una serie de grupos artísticos
comenzaron a representarlo fuera del país. Entre ellos podemos destacar a Sankai
Juku y Minako Seki. La danza Butoh nació como una expresión del
dolor colectivo tras las grandes desgracias sucedidas, fue una respuesta
artística al caos de la transición del país nipón. Su principal inspiración
fueron los cuerpos desorientados, quemados y cuyos órganos quedaban expuestos a
simple vista, creando sensaciones de horror e inclusive de asco para los espectadores.
Así fue como surgió “La Danza de la oscuridad”; una danza
que simboliza el inframundo, cuya traducción literal es: danza (bu), golpear la
tierra (toh). La danza Butoh, fue creada a finales de los
años 50 desde el corazón del coreógrafo japonés Tatsumi Hijikata en
conjunto con el escritor Yukio Mishima, quienes en su primera
aparición ante un público reducido, presentaron una obra confusa donde se
tocaron temas tabú como la homosexualidad, se presentaron artistas
semidesnudos, además se mostró como se retorcía una gallina hasta el punto de
morir. Fue así, como gracias a la controversia y a la extroversión tan grande
que se presentó ese día, la obra llegó a marcar los principios de esta danza. Tatsumi
pensaba que su arte tenía el propósito de recobrar el cuerpo primigenio “el
cuerpo que nos ha sido robado”. El Butoh tiene influencias provenientes
de las danzas expresionistas alemanas de Mary Wigman, escritores occidentales
como Genet,
Artaud
y de Sade,
y los movimientos artísticos del surrealismo y del Dada. La esencia del Butoh
se encuentra en los momentos en el que el bailarín deja de identificarse
consigo mismo y se convierte en alguien más, en otra cosa o en el dolor
colectivo. Esta danza evita la definición formal y no se adhiere a una
coreografía, sino que los movimientos surgen de una imagen que se crea en la
mente y corazón del bailarín sin una intención clara, su objetivo es transmitir
un sentir sumamente real, de aquí que realmente no hay un vestuario o técnica
específicos para bailarlo.
Una de las características principales de la danza Butoh
es que los bailarines en su mayoría están pintados completamente de color
blanco y llevan sus cabezas rapadas. Dada la magnitud de expresión que tiene
esta danza es considerada como un punto intermedio entre el baile y el teatro
mismo. A diferencia de la mayoría de las formas de baile modernas, la danza Butoh
no tiene una técnica específica que se pueda transmitir de un maestro a un
alumno. Las presentaciones de Butoh suelen ser bastante pequeñas,
por lo que generalmente son organizadas por grupos artísticos con presupuestos
reducidos, sin embargo, esto le otorga a la danza un aire de autenticidad con
mucho valor artístico. Los movimientos de esta danza son lentos e
hiper-controlados, creativos, pero sobretodo expresivos, mientras juega con
temas controversiales, absurdos e inimaginables, de una forma grotesca que
inclusive su intención llega a incomodar al público. Todo esto con el propósito
de hacer que el público se cuestione sobre su verdadera función en este mundo. Durante
las rutinas de ensayo no están permitidos los espejos, para dejar que el
interior salga, se exprese y sea el que hable. Al dejar expresarse a lo íntimo
del ser, a éste no le interesa si lo que sale va a gustar o no a los
espectadores, no sale para agradar a nadie, su motivo de existencia es
expresarse. Algunos de los principales temas que aborda el Butoh, son: la
metamorfosis, el dolor, la angustia, el hambre, resistencia, los ciclos de vida
y muerte, la relación de los seres humanos con la naturaleza, la homosexualidad
o la transmutación del ser. Hay quienes consideran esta expresión como poesía
grotesca.
Fuentes:
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