¿Necesitaba el mundo un disco cantado por los personajes de Los Simpson en 1990? Probablemente no: el merchandising nunca ha sido una necesidad imperiosa para nadie, pero durante el primer año de emisión de la serie (tras su estreno en diciembre de 1989) los ingresos estimados en merchandising fueron de 750 millones de dólares, según se reveló en el libro Simpsons Confidential.
Se vendían chicles, botas, libretas,
ropa interior, tazas, pósters, ambientadores, pasta y hamburguesas. Las
camisetas con la cara de Bart se llegaron a vender, según las fuentes, desde
250.000 por semana a un millón por día. ¿Quién necesitaba un disco cantado por
los personajes de Los Simpson? Para empezar, la productora Fox y su creador
Matt Groening, que al año siguiente de la publicación del álbum The Simpsons
sing the blues –en diciembre de 1990– entró en la lista Forbes de los creadores
de entretenimiento más ricos del mundo. Los ingresos estimados en
'merchandising' durante el primer año de emisión de 'Los Simpson' fueron de
casi 700 millones de euros. Se vendían chicles, botas, libretas, ropa interior,
tazas, pósters, ambientados, pasta y hamburguesas Los noventa fueron unos
tiempos extraños en los que la mercadotecnia alcanzó como nunca antes (y nunca
después) el mercado musical. No solo era posible que cualquier famoso pudiese
grabar un disco –de Silvio Berlusconi a Jesús Vázquez y de Naomi Campbell a
Jesulín de Ubrique pasando por Estefanía de Mónaco– sino que también se
publicaron (con éxito) discos de personajes que, por cantar, ni cantaban, y ni
siquiera existían en el plano de lo real: la Barbie, Super Mario Bros o Sonic.
En ese contexto delirante, el disco de Los Simpson resultaba de lo más
legítimo: era la familia más querida y popular del planeta. De hecho, la idea
no fue de un oscuro consejo de empresarios ávidos de dinero, sino de un
productor legendario: David Geffen, el hombre que levantó las carreras de los
Eagles, Joni Mitchell, Bob Dylan o Tom Waits y que publicó el último disco de
John Lennon, Double fantasy.
Y todo surgió de una manera natural: Geffen se
inspiró en el sexto episodio de la serie, El blues de la mona Lisa (Moaning
Lisa originalmente en Estados Unidos), en el que Lisa supera su tristeza
tocando el saxofón y compone una preciosa canción en la que se queja de su
vida, de la escuela, de su padre y de su hermano. “James L. Brooks [productor
de la serie] dijo: ‘Deberíamos hacer que todos cantasen canciones de blues,
como hacen en ese episodio”, declaró Al Jean (guionista y productor de la
serie) a la revista Complex en 2015. ¡Un disco de blues de Los Simpson! La idea
era preciosa e incluso se mantuvo el título ("Los Simpson canta
blues"). Pero no iba a salir exactamente así y no todo iba a ser
exactamente blues. Todos se pusieron de acuerdo: el disco, pese a ser de blues,
tenía que ser divertido y tenía que hablar desde el corazón de esos personajes
que habían conquistado a todo el mundo, de modo que los guionistas y hasta el
creador, Matt Groening, se pusieron a escribir letras. Consiguieron a los
mejores colaboradores: B.B. King toca la guitarra en Born under a bad sign, que
“cantaba” Homer Simpson, David Johansen (de las New York Dolls) canta en School
Day y Marcella Detroit, colaboradora habitual de Eric Clapton y entonces mitad
de Shakespear’s Sister, hace coros en Deep, deep trouble. Es precisamente Deep,
deep trouble la canción que empezó a torcer el proyecto hacia otro lugar: no
tenía nada de blues, era un rap con una moderna producción (para aquel
entonces) de DJ Jazzy Jeff (el amigo de Will Smith en El príncipe de Bel Air y
posteriormente socio musical en su proyecto DJ Jazz yJeff & the Fresh
Prince) y resulta tan dispar con el resto del proyecto como lógica: al público
principal del merchandising de Los Simpson, con edades comprendidas entre los 7
y los 17 años, les importaba un bledo el blues. Sin embargo, una canción donde
Bart rapea sobre la base de uno de los productores de moda podía ser un éxito.
“Originalmente, era un disco de blues. Pero en algún momento fue cambiando de
color y ya no tuvo nada que ver”, se lamentó Bill Merryfield, el director de
arte a cargo del proyecto. 'Do the Bartman', la canción escrita por Michael
Jackson, llegó al número uno de sencillos.
En España también fue un éxito
enorme: llegó al dos, aunque sus jovencísimos fans españoles no entendieran
absolutamente nada de la letra El disco fue construido con una extraña
superposición de papeles entre cantantes, actores, personajes, compositores y
guionistas. La mencionada Deep, Deep Trouble, por ejemplo, era un rap escrito
por el propio Matt Groening como si fuese Bart y cantado por Nancy Cartwright
(que dobla a Bart en la versión original de la serie) imitando a su personaje.
No era que los actores, que no eran cantantes profesionales, tuviesen que
cantar, ¡sino que tenían que cantar mientras imitaban la voz de sus personajes!
Para algunos fue más fácil que para otros. Harry Shearer, por ejemplo, que
interpreta a varios personajes de la serie como el señor Burns o Ned Flanders,
ya fue uno de los miembros de la banda ficticia Spinal Tap y venía curtido en
esas lindes. Pero Julie Kavner (Marge) jamás había cantado y le costó más que a
ningún otro miembro del reparto. Deep, deep trouble, una canción dinámica,
pegadiza y divertida, con raps, scratch –¡qué de moda estaba el scratch!– y
vocales distorsionadas que sonaba como el futuro. Un sueño para la
radiofórmula. Parecía la opción perfecta para ser el primer sencillo y dar el
disco a conocer ante el gran público. Pero entonces, Michael Jackson llamó por
teléfono. “Fue él quien llamo y se ofreció”, recordó John Boylan, productor del
disco, a Complex.
“Y se trajo con él a un productor llamado Bryan Loren. Los
dos habían escrito una canción basada en un baile que Michael se había
inventado, llamado ‘el Bartman”. Jackson no quiso figurar en los créditos.
Tampoco quiso nunca confirmar que fue él quien dobló a un personaje en el
episodio Papá, loco de atar, actualmente censurado tras la emisión del
documental Leaving Neverland y como ejemplo lamentable de la cultura de la
cancelación. De modo que en los créditos oficiales del disco consta únicamente
Bryan Loren como autor. La canción es tan Michael Jackson en su sonido y
estructura y tan insistentemente se rumoreó durante el verano de 1990 en los
medios que Jackson estaba componiendo una canción para Los Simpson que mucha
gente pensó que Bryan Loren era un seudónimo de Michael Jackson. No lo era. Fue
una canción compuesta a cuatro manos y con coros de Michael. Pero, con mucho
humor, en los créditos del disco solo se lee: “Coros de Homer, Marge, Lisa y
Maggie”. Portada del disco 'The Simpsons sing the blues', publicado en 1990.
Portada del disco 'The Simpsons sing the blues', publicado en 1990. La campaña
mediática dio resultado. Publicado justo antes de Navidad en plena fiebre
Simpson con un videoclip de más de cinco minutos de duración plagado de
homenajes a Michael Jackson, el disco llegó al número 3 en Estados Unidos
(donde vendió un millón de copias solo en su primera semana) y al 6 en Reino
Unido. En ese país Do the Bartman, la canción escrita por Michael Jackson,
llegó al número uno de sencillos. En España también fue un éxito enorme: llegó
al dos, aunque sus jovencísimos fans españoles no entendieran absolutamente
nada de la letra. Las críticas fueron salvajes, claro, (The New York Times lo
situó en su lista de peores discos del año) y, echando la vista atrás, sus
propios creadores han admitido que el disco no envejeció bien. Escucharlo hoy
es parecido a observar las llamas humeantes del Imperio romano: un producto
rápido y caro, hecho en unos tiempos en los que todo parecía más fácil y listo
para satisfacer inmediatamente al público masivo de un momento y un lugar muy
concretos. Con la distancia parece obsoleto, absurdo, gratuito y mucho más
interesante por su contexto cultural que por sí mismo. Vaya, todo eso que
debería ser el pop en su sentido más puro.
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario