Antes de hablar sobre la Música Adventista, es conveniente conocer un poco a las personas que se mueven dentro de dicha religión, para comprender el sentido de sus canciones. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, es la principal institución dentro de la misma y fue fundada en el año de 1863.
Entra dentro de
la clasificación del cristianismo protestante, debido a que tienen ideas
contrarias a la Iglesia Católica. La Biblia cumple una función muy importante
dentro de esta doctrina, pues es el único documento que admiten para aprender y
transmitir sus enseñanzas. Algunas de las enseñanzas adventistas se centran
insistentemente en la importancia de cuidar del cuerpo, a través de una buena
alimentación y salud; por lo cual es común que se rechacen por completo
practicas como beber y fumar, así sea tan solo ocasionalmente. También se habla
mucho sobre la importancia de proteger a los animales. Ellos hablan a menudo
sobre Jesucristo y por lo tanto, no es extraño encontrar que la gran mayoría de
sus composiciones giren en torno a este personaje. Muchas de ellas hablan de
escenas de su vida en concreto, como cuando caminaba en compañía de los
apóstoles o cuando solía expresar sus lecciones delante de la gente. Otras en
cambio, se toman más libertad y hablan de cosas más arbitrarias, que hacen
referencia a él. El estilo de los acompañamientos musicales se mueve dentro de
géneros tranquilos, como la balada y el pop. En este sentido, la Música
Adventista recibe cierta influencia de la cristiana, al incorporar
ciertos detalles como el esquema de llamada-respuesta en las canciones, el
hecho de que bastantes de ellas estén pensadas para cantarse en grupo y también
la inclusión de coros. Los instrumentos que se suelen manejar pueden ser muy
variados, incluyendo los más conocidos como guitarras, piano y hasta panderetas.
A veces mientras se canta, se hacen movimientos con las manos y el cuerpo a
modo de baile. Además de
expresar el amor hacia Cristo, este estilo se caracteriza por tener el objetivo
de ser un instrumento para ayudar a las personas, infundiéndolas valor para
enfrentar sus miedos, animándoles a no sentirse solos o a buscar siempre el
buen camino, con valores como la generosidad o la honestidad.
Si bien se podría
pensar que es usada exclusivamente en ceremonias adventistas como lo son los
bautismos, las bodas y una simple misa en donde varias personas se reúnen para
escuchar el evangelio, la verdad es que es normal que los devotos de esta fe la
escuchen tanto como cualquier otro género. De hecho, suelen sentir tanta
compatibilidad con la religión en la que creen y estar tan comprometidos con la
misma, que para ellos poner música en sus hogares, mientras van en el auto o
escucharla en sus trabajos (si estos lo permiten) es una manera de estar más en
contacto con sus enseñanzas. Llegados a este punto, no hay mucho más que decir
de la Música Adventista, pues no difiere mucho de otras composiciones
religiosas. Se trata de composiciones en general agradables, pero que se
encuentran bastantes involucradas con el aspecto religioso. Quienes producen,
seleccionan o interpretan la música usada en la iglesia, necesitan mucha
comunión, sabiduría, orientación y apoyo. Deben tener una visión de la grandeza
del ministerio que tienen en sus manos, y también el máximo cuidado al hacer
sus elecciones. “No es suficiente entender los rudimentos del arte de cantar,
sino que junto con la comprensión y el conocimiento debe haber tal conexión con
el cielo que los ángeles puedan cantar por intermedio nuestro” (Mensajes
Selectos, t. 3, p. 383). La música es uno de los elementos más importantes en
cada actividad de la iglesia y por eso debe ser usada siempre de manera
edificadora. “El canto es uno de los medios más eficaces de impresionar el
corazón con la verdad espiritual. A menudo, por las palabras del cántico
sagrado, fueron abiertas las fuentes del arrepentimiento y de la fe” (El
evangelismo, p. 365).
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