miércoles, 26 de octubre de 2022

Mojiganga (España)

 


Las Fiestas del Santo Cristo y San Vicente Ferrer de Graus fueron declaradas de Interés Turístico Nacional en 1973 y se celebran desde el día 12 al día 15 de septiembre, período durante el cual los participantes pueden asistir a un buen número de espectáculos y actividades de marcado corte folclórico y tradicional. Las Fiestas de Graus se componen de variados y singulares actos.

Los más destacados de ellos son la ruidosa espera de la gaita, las solemnes procesiones de los santos patronos, las atractivas actuaciones de los dances, las esperpénticas acciones de cabezudos, gigantes, caretas y caballez, la sátira de la Mojiganga, la tradicional Llega, o el canto de las Albadas. Destapar las vergüenzas de quienes han errado durante el año y sacar a la luz las críticas, sobre todo locales, en tono de humor es el objetivo de la Mojiganga de Graus. Es el principal acontecimiento de las fiestas y también el acto más multitudinario del año en la localidad aragonesa. Según la tradición escrita un ladrón que fue sorprendido hurtando siete peras en Graus fue condenado a colgar de un palo durante las fiestas patronales. Se trataba de que así pudiese verlas, pero sin participar en ellas. Esta es la historia del muñeco Furtaperas. Éste, colgado todavía de ese mismo palo, asoma de una de las ventanas del Ayuntamiento. Preside las fiestas mientras ejecuta graciosas piruetas ante la mirada de los numerosos visitantes de diversas localidades de España que acuden en estas fechas. Las fiestas de Graus dan comienzo el día 12 de septiembre con el repique de campanas y el desfile de carrozas y cabezudos. Éstos cobran un especial protagonismo a lo largo de las mismas. Por la tarde tiene lugar el primero de los actos que definen el carácter especial de estos días: la Llega. Los grausinos se reúnen en las inmediaciones del puente de Abajo esperando la llegada de los gaiteros. Los gaiteros participan en la inmensa mayoría de actos de las fiestas. Ya con los gaiteros incorporados a la celebración, se cantan las Albadas. Se canta una en la casa donde se hospedó San Vicente Ferrer y otra frente a la capilla del Santo Cristo. Tras la procesión que recorre las calles del pueblo portando las imágenes de los patronos, la población de Graus se reúne en la plaza Mayor para contemplar los dances, el de espadas y el de cintas.
En el Baile de Espadas participan veinte danzantes organizados en cinco cuadernas que ejecutan un baile fragmentado en tres partes: Cardelina, Taninaná y Culebreta. Los bailarines destacan por sus vistosos trajes y sus sombreros floridos. El Baile de las Cintas consiste en una danza más moderna que la anterior. Se introdujo en Graus durante la segunda mitad del siglo XIX, en plena época dorada de la Polca. Los bailarines visten traje de baturro grausino. Así, danzan alrededor de un gran palo provisto de largas cintas que éstos sujetan durante la actuación. Las danzas se suceden durante los dos días centrales de las fiestas. Pero si hay un acto que goza de especial notoriedad durante estas fiestas patronales, este es la Mojiganga. El origen de la Mojiganga se remonta al siglo XV, aunque fue durante el XVIII cuando la adquirió su identidad propia, consolidándose en el XIX como el juicio burlesco en la plaza Mayor que es actualmente. Desde entonces, la puesta en escena se ha ido modernizando, especialmente con la incorporación de las nuevas tecnologías en los últimos años. En cualquier caso, el hilo conductor de las representaciones sigue siendo el mismo, una audiencia presidida por los reyes, que escuchan las reclamaciones populares. El espectáculo arranca a las diez de la noche y dura unas dos horas y media. Previamente, a las 21.30, los mojigangueros salen desfilando desde la estatua de Joaquín Costa hacia la plaza. Cuando llegan, les aguarda un público expectante. La Mojiganga es un espectáculo que convoca y que, muchas veces, sirve para resolver problemas porque el Ayuntamiento o los aludidos se hacen eco de las críticas. La materia prima de la Mojiganga es lo que escribe la gente que envía textos a la comisión de manera anónima. Tienen que ser críticos, pero sin intención de hacer daño y con sentido del humor. Si lo segundo no está tan presente, los actores lo dramatizan y le dan chispa para que sea ágil y divertido.
Así, la Mojiganga de Graus es un juicio a todo lo que durante el año ha funcionado mal en el pueblo, en la comarca, en el país y en el mundo. Durante la representación, por el escenario van desfilando los componentes de la farsa, que dan voz a las quejas tanto en castellano como en bajo ribagorzano. Para más emoción, los textos no se conocen hasta el momento en el que se representan y también es sorpresa el tema central en torno al que se desarrollará la fiesta. El acto está presidido por unos personajes vestidos de reyes que dirigen la ceremonia. Hay otros personajes secundarios de origen medieval, como el estafermo, la Palma de la Figa o la Tarasca, entre otros, que despejan el paso de la corte de la Mojiganga. Sentados en sus tronos en la Plaza Mayor, los reyes ven como los personajes van desfilando ante ellos presentando sus quejas. Tras la solución que dan los reyes, todo acaba con una fiesta a la que todos están invitados. Su carácter transgresor provocó sonadas interrupciones de este espectáculo popular: de 1809 a 1813 debido a la invasión francesa, desde 1834 a 1838 debido a las malas cosechas y al hambre, y la más prolongada, desde el gobierno de Primo de Rivera y hasta su restauración en 1979. Después, resurgió con fuerza, con la creación de la comisión organizadora en 1981. Hay que recordar que este evento constituye un breve período de liberación, de abolición de los estamentos y jerarquías. Los dos últimos años han estado marcados por la pandemia, pero el espectáculo se ha seguido celebrando con modificaciones. Estas representaciones, ceñidas a la historia y a la tradición de la población que las ha sustentado, han configurado unas fiestas únicas en el mundo, y que ahora se encuentran en el proceso de presentar su candidatura como obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO.

 

 



























 

 


 
















 

 

 

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