De origen ugrofinés, la ancestral cultura Sami ha sido relegada y hasta prohibida por los gobiernos del norte de Europa a lo largo de los siglos. Los samis viven principalmente de la caza y la cría de renos, así como también de la pesca.
Han tenido que resistir duras inclemencias a lo largo del tiempo,
impuestas por los pueblos escandinavos. La religión y la política imperantes
lograron esquilmar su ADN y su rica cultura. Su territorio, también conocido
como Laponia, nunca había tenido fronteras hasta que los diferentes países
empezaron a reivindicar estos territorios debido a que habían adquirido
importancia estratégica por su potencial económico. Al trazarse las fronteras
nacionales comenzó una intensa campaña de colonización y nacionalización de los
territorios y la cultura de los samis por parte de los gobiernos e iglesias
cristianas. El proceso empeoró con la llegada de la industrialización, que
requirió la necesidad de mayores materias primas. El territorio nacional sami,
conocido también como Sápmi, es una extensión del área septentrional al norte
del círculo polar en Noruega, Suecia, Finlandia y la península rusa de Kola. En
la actualidad cuentan con unos 100000 habitantes. La región Sápmi es mucho más
que hielo, tundra y renos. Desde hace milenios constituye el hogar de los
samis, el último pueblo indígena o aborigen de Europa. Resulta que una de las
grandes riquezas culturales de los samis es su música llamada Joik
(pronunciado Yoik), que ha perdurado hasta nuestros días y que últimamente ha
podido regenerarse e impulsar a su propio pueblo, sanando las heridas y
dignificándolos. En la actualidad existe una gran escena de la música sami, que
trasciende más allá de su cultura y sus fronteras, siendo un recurso
identitario de gran calidad de exportación y de dignidad de un pueblo que ha
podido soportar la carga histórica y que poco a poco está resurgiendo. Por
ejemplo, con un Parlamento lapón con órganos consultivos en Noruega, Suecia y
Finlandia, con un día nacional (6 de febrero) y con su propia bandera creada en
1986, que cuenta con un círculo cuya mitad roja representa al sol y la mitad
azul representa a la luna, además tiene cuatro franjas de colores que simboliza
las cuatro secciones de su territorio.
El Joik es una composición de improvisación silábica, cantada con
sonidos guturales, sobre temas como la naturaleza o la injusticia social. La
película más taquillera de los últimos tiempos creada por Disney, “Frozen”,
más allá de sus efectos especiales y una trama bien constituida, esconde guiños
al pueblo sami. Para abrir el film se eligió el himno sami “Eatnamen
Welie”, compuesto por el músico y cantante de Joik Frode Fjellheim. Una
de las principales voces del Joik es Sofia Jannok, cantante
sami de origen sueco, que publicó su primer disco en 2007, y desde entonces
trata de difundir su cultura, mezclando el Joik con géneros más actuales como
el Jazz
o el Pop.
La noruega Mari Boine tiene en su curriculum el haber sido la primera en
abrirse paso en esto de divulgar el Joik. En los años 70 Boine
comenzó su carrera artística, cantando aquello que le tenían prohibido en su
infancia. Se hizo popular a finales de los 80 y hoy en día es la cantante y
compositora sami más importante. El caso de Henrick Fjällgren resulta
peculiar, porque es colombiano de nacimiento pero fue adoptado por una familia
sami de Suecia, que le enseñó el oficio de pastor de renos y los tradicionales
cantos. Con uno de esos Joik de composición propia Fjällgren
conquistó a la audiencia y al jurado del concurso de talentos suecos de
2014, convirtiéndose en el primer sami en conseguir el triunfo en este tipo de programas
musicales. Nils-Aslak Valkeapää fue un escritor, artista y músico, nacido
en la Laponia finlandesa, es conocido, sobre todo, por componer la banda sonora
de la película “Ofelaš” o “Pathfinder”, de 1987, conocida como
“El
guía del desfiladero”. Actuó en la inauguración de los Juegos Olímpicos
de Invierno de 1994 pero lamentablemente falleció en 2001. Ánde Somby, noruego,
además de músico es un profesor universitario especializado en la Ley de
Derechos Indígenas. Mattis Hætta ganó el Melodi Grand Prix en 1980, y junto a
su amigo Sverre Kjelsberg, representaron a Noruega en el Festival
de Eurovisión de ese año. Otros artistas samis destacados en el Joik
son Wimme
Saari, Adjágas, Ulla Pirttijärvi, Antye
Greie, Angelit, etc.
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