viernes, 30 de septiembre de 2022

Marzas (España)

 


Marzas es el nombre que reciben los cantos con que se recibe al mes de marzo, conmemorando así la llegada de la primavera. Se cantan el último día de febrero o el 1 de marzo en diversas localidades ubicadas en la zona norte de España, especialmente en Cantabria.

La mayoría de los pueblos ibéricos de la antigüedad se regían por el calendario lunar, en el que el inicio del año era el 1 de marzo. Ese día se escenificaba un ritual al que se llamaba Noche de Marzas, con el que se conmemoraba el nacimiento de la vida, el inicio del año y la finalización el invierno. Así, el año comenzaba en la Prima-Bera, o lo que es lo mismo, con la primera luna de marzo. Posteriormente, Julio César modificó el calendario lunar ibérico, trasladando el inicio del año al 1 de enero. Pero, los cántabros pusieron gran resistencia a todo lo que proviniera del pueblo dominador, y conservaron el 1 de marzo para mantener su ritual. Con el tiempo, estas tradiciones fueron adaptadas por el mundo eclesiástico, trasladando el ritual al 1 de enero y Día de Reyes. De ahí que en algunos se encuentran las “Marzas de Reyes”, pero sin dudas, el origen de las Marzas fue pagano y consistía en dar la bienvenida a la primavera, con todo lo que eso significa para la agricultura y subsistencia de la vida, dejando atrás al duro invierno. El origen de las Marzas puede guardar relación con el comienzo del año romano. Para el investigador Caro Baroja, “los mozos son los descendientes de los que en otras épocas salían con motivo del comienzo del año o “Kalendae Martiae”, cantando las llamadas “mariae”, que anunciaban la llegada del primer mes del año, dedicado al dios de la agricultura”. Se cantaban y aún se cantan en numerosas provincias del norte de España (Asturias, Castilla y León, Cantabria y País Vasco). La primera referencia escrita de la palabra Marzas apareció en 1847 para significar una costumbre que en el “Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España” describe como una feria celebrada en San Verísimo de Celanova (Orense), el día de San Rosendo o 1 de marzo.
En Cantabria, ya en 1864 el escritor, José María de Pereda incluyó en su obra "Escenas montañesas" un relato de Marzas. En el año 1910 apareció por primera vez la palabra Marza en un Diccionario de la Lengua Española, el que daba dos opciones de la misma: a) copla que en la Nochebuena, en el Año Nuevo y en la de los Santos Reyes, van cantando por las casas de las aldeas unos cuantos mozos solteros, b) obsequio de manteca, morcilla, etc., que se da en cada casa a los marzantes para cantar o rezar. Posteriormente, el diccionario de 1925 definía a las Marzas como coplas que los mozos santenderinos van cantando por las noches en alabanza de la primavera, de los dueños de las casas, etc. Obsequio de manteca, morcilla. Etc., que se da en cada casa a los marzantes. Además, se encuentran emparentadas con otras tradiciones como el canto de las coplas en la víspera de Santa Águeda en el País Vasco. Los grupos marceros estaban compuestos por varones, ya que la ley y la costumbre de las marzas no consienten más que a mozos solteros, a excepción de las Pascuas de Resurrección, en las que suelen intervenir cuadrillas mixtas de mozos y mozas. Estos grupos están formados por cuadrillas o comparsas que reciben los nombres de marzantes, marceros o pasqueros (cuando salen por Pascua). Estos grupos están formados por cuadrillas o comparsas que reciben los nombres de marzantes, marceros o pasqueros (cuando salen por Pascua). A veces estas cuadrillas de marceros, si los mozos tenían conflicto entre ellos y no salían a rondar, eran sustituidas por comparsas de hombres casados. Internamente la cuadrilla de marzantes se encontraba conformada por el presidente, mozo viejo, regidor, caporal o amo (mozo soltero de más edad), que tenía la máxima autoridad dentro del grupo; los quintos del año; un conjunto homogéneo de varios mozos de edades similares, de un mismo ámbito intracomunitario e igual estatus social; y aquel o aquellos jóvenes que ese año entraban a mozos y marceaban por vez primera, una vez cumplidos los quince o dieciséis años, una vez pagada la patente, la cuota o los derechos: pago en metálico o en cántaras de vino, que daba al novicio el derecho a marcear y poder echarse novia. Las dádivas o limosnas que se entregaban en metálico, solían ser custodiadas por el tesorero, el cajero o el mozo viejo que hacía también las veces de bolsero, así denominado por la bolsa en la que metía el dinero. Una vez finalizadas las marzas, rendía cuentas, ante el colectivo, de los dineros obtenidos, al igual que el cestero debía recontar en público los alimentos recaudados y llevarlos a la taberna o a la casa, donde se organizaba la comida. Algunas rondas de marzantes, según los lugares y el tiempo, empleaban instrumentos musicales (aunque la costumbre más generalizada ha sido cantar las Marzas sin acompañamiento instrumental), tales como: panderetas, carracas, pitos y acordeón,
Las sobremarzas eran la comida, merienda o cena festiva que se celebraban "el domingo de comer las marzas" o domingo siguiente al día en que se pedían. A la cena se convocaba con un toque de campana y estaban invitados los niños del pueblo y las mozas; o más exactamente, aquellas mozas en cuyas casas se había cumplido con los marzantes. En algunas aldeas acudían como invitados, el alcalde, el maestro, el cura, y “los mozos que se hayan casado desde las últimas Marzas en adelante”. Finalizada la comida, el mozo viejo depositario del dinero, hacía un último recuento público del mismo, rindiendo cuentas, colocándolo encima de la mesa. Se calculaban los gastos habidos y, una vez separada la limosna para la iglesia, se establecía la diferencia entre lo recaudado y lo gastado. Si existía déficit, se completaba mediante la aportación igualitaria de los marceros, y si sobraba, pasaba a engrosar las arcas de la Sociedad de Mozos. En numerosas localidades de Cantabria esta tradición ha sido recuperada. Hoy en día, en la mayor parte de los lugares donde la ronda de Marzas ha tenido algunos años de ausencia, se han retomado introduciendo en el grupo a las mujeres.

 



















































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