miércoles, 19 de octubre de 2022

El Blues Clásico (EEUU)

 


Con la grabación de ”St. Louis Blues”, de W.C. Handy en 1911, y “Crazy Blues”, de Mamie Smith nueve años más tarde, la música Blues comenzó a atraer una verdadera atención, tanto a nivel comercial como popular.

En los años siguientes, las grabaciones de Blues casi fueron realizadas exclusivamente por vocalistas femeninas y, aunque sus fondos musicales presentaban una puesta en escena más acorde con el Vodevil, su forma de cantar no podía ocultar la influencia afroamericana. Utilizaban gritos, gemidos y lamentos para realzar las letras y, en muchas ocasiones, adaptaban al Blues tanto en forma como en sentimiento otro tipo de canciones populares. Sus discos se extendieron rápidamente y popularizaron la música del Blues entre oyentes blancos y durante el período conocido como ”Blues Clásico”. Hasta aquel momento, el Blues había sido una música funcional en gran medida, surgido de las Work Songs, y cuyo principal objetivo era la estricta comunicación en ciertas facetas de la vida del esclavo o del trabajador. Gracias a la llegada de Handy a Nueva York en 1918, el Blues de la ciudad adoptó una disposición más atrevida y sofisticada. Lejos de la melancolía y de la tristeza de las plantaciones y los ambientes humildes del sur, el Blues Clásico habitó en lugares más majestuosos como cabarets, grandes espectáculos festivos o teatros en el centro de las ciudades.
Fue un producto urbanos cuyos intérpretes, a diferencia de los cantantes del Blues del campo, hombres que solían acompañarse con una guitarra, fueron principalmente mujeres acompañadas por un pequeño grupo de Jazz consistente en piano y una pequeña orquesta de viento, o en muchas ocasiones, sólo con un piano. Además, a diferencia de los artistas rurales, las cantantes de Blues Clásico solían tener un entrenamiento vocal técnico. La idea de que el Blues como forma musical podía utilizarse para divertir a la gente desde un punto de vista profesional, es decir, la idea de que la gente pagaría para ver y escuchar a los intérpretes, constituyó una revelación. La llegada de la era clásica sirvió para introducir el Blues entre los gustos de la mayoría de oyentes y, en cierto modo, fue instituido como tendencia popular y, fue instituido como tendencia por las compañías de discos. Dentro de la amplia escena musical, el Blues era un estilo entre otros muchos impulsado por las modas comerciales, y sus protagonistas se dejaban guiar fundamentalmente por los gustos de la audiencia. Así es como empezaron a aparecer ciertos elementos de profesionalismo, y el Blues empezó a situarse en los puestos que antes habían ocupado el Ragtime, los misntrels o el primer Jazz. Durante estos años quedaron establecidos dos circuitos para los artistas de la época. El Theater Owner’s Booking Agency o TOBA era popularmente conocido como el “Circuito Negro” y tanto los artistas como su público eran afroamericanos.
Por su parte, el llamado “Circuito Blanco” estaba organizado por las distribuidoras de prestigio como Columbia, y estaba destinado a un público enteramente blanco, aunque los artistas fueran afroamericanos. En estos circuitos despuntaron entre 1907 y 1915 las que más tarde serían grandes divas del blues. El circuito TOBA, que controlaba más de la mitad de los teatros que presentaban shows ambulantes negros y espectáculos de vodevil, estaba en una posición envidiable. Los locales se llenaban y los artistas conseguían una enorme publicidad con sus actuaciones, en especial cuando éstos ya tenían grabaciones comerciales en el mercado. A causa de la naturaleza altamente organizada de las apariciones en teatros con arreglos de banda, el Blues urbano a menudo era compuesto y arreglado por adelantado, lo cual dejaba poco para la improvisación lírica sobre el terreno. La forma en que floreció el Blues Clásico exigía bastante atención a la escenografía, el vestuario y la manera de presentarse. Aquellos espectáculos itinerantes contaban con líneas de coros que cantaban y bailaban para enganchar e involucrar a sus audiencias. Las divas que lo cantaban se engalanaban aún más que las canciones, Ma Rainey viajaba con cuatro baúles repletos de vestidos y accesorios para sus actuaciones.

 



















































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