Con un sonido crudo, con voces distorsionadas, el Grunge marcó una época. Todo un movimiento que comenzó de forma underground y que para muchos terminó siendo la referencia de la juventud de los años 90. El movimiento Grunge, o cultura Grunge, es una subcultura juvenil de principios de la década de 1990.
El Grunge apareció como género musical a finales de los 80 y
consolidó su escena generando una subcultura propia y, tras el impulso
mediático que tuvo a lo largo de los 90, le acompañaron corrientes artísticas,
literarias, ideológicas y políticas, y formas de intercambio y relaciones
sociales derivadas de ellas, consolidándolo como ente cultural. Esta forma de
vida fue copiada de los ermitaños en el aspecto de dejar de lado el cuerpo
físico para dedicarse a lo que ellos creen que puede suponer un mensaje para la
humanidad, en este caso expresándolo en forma de música como sus creadores: las
primeras formaciones de Nirvana y Pearl Jam entre otros. La
postura anticomercial y contracultural, y la poca importancia que los grupos de
Grunge
daban a su imagen, contrastó con otros movimientos, subculturas o culturas
anteriores derivados de subgéneros la música rock, y varios músicos de esta
corriente se caracterizaron por su vehemente rechazo al efectismo y la
artificialidad. Al movimiento Grunge se le relacionó
frecuentemente en EEUU con la llamada Generación X, ya que ambas surgieron casi
de forma paralela y con muchos puntos en común. El Grunge tuvo fuertes
influencias de la cultura del noroeste de EEUU y de la cultura juvenil local.
La influencia de esa zona también se puede notar en el hecho de que la
vestimenta asociada al movimiento Grunge surgió de la mezcla de la
estética Punk con la ropa típica de la helada región, como las camisas
de franela o de leñador. Un factor que impulsó la popularidad del Grunge
se dio gracias a la película ”Singles”, dirigida por Cameron Crowe
y rodada a principios de 1991. La trama de “Singles” gira
precisamente alrededor de la escena musical de Seattle y en ella se puede ver a
varios de los grupos del movimiento, como Nirvana, Soundgarden, Pearl
Jam o Alice in Chains, actuando en pequeños escenarios. Hasta ese
momento, el Grunge (que en español significa “mugre”) permanecía en cierto
modo underground, algo que era parte de su filosofía. De hecho, muchos grupos
no aspiraban a la fama, les gustaba y disfrutaban estar en el anonimato y
disfrutar de su público local; trataban en lo posible de alejarse de sellos
disqueros que según ellos corrompían su esencia. Lo mismo pasó con la palabra “Grunge”,
que muchos miembros de esas bandas detestaban, alegando de que era una forma en
que las disqueras y toda la industria buscaban para que este movimiento fuese
llamativo ante el mundo. Pero todo eso cambió en 1991 cuando una banda de
Aberdeen lanzó su segundo disco de estudio llamado “Nevermind”. Se trataba de
Nirvana,
liderada por Kurt Cobain.
A partir de
ese momento MTV y otras empresas mediáticas giraron sus ojos hacia este
movimiento y se encargaron de masificarlo a nivel mundial, donde ya el sonido a
Rock
ochentoso comenzaba a aburrir a los jóvenes que demandaban algo nuevo que este
subgénero del Rock Alternativo estaba mostrando. A pesar de que la mayoría de
bandas de este género no tenían intención de marcar un estilo, eso fue lo que
ocurrió y es algo inevitable cuando se llega a tantas personas en el mundo con
un impacto tan profundo como el Grunge lo hizo. Aunque resulte
molesto para los seguidores del Grunge, este movimiento creó un
estereotipo en cuanto a la vestimenta. El gusto ostentoso que era habitual en
los 80 fue cambiando. Como cualquier movimiento, los Grunges tenían su manera
de relacionarse, de vestirse, peinarse y maquillarse. Los seguidores de la
estética Grunge vestían con pantalones vaqueros o jeans rotos o
gastados, bermudas, camisas escocesas o franelas (muy usadas en la zona de
Seattle) que les quede grandes y desabotonadas y por fuera del pantalón, de
colores opacos como gris, verde oliva o bordó, botas Dr. Martens o zapatillas
Converse (cuanto más rotas mejor). En cuanto al cabello, lo usaban largo,
desgastado y despeinado, siempre tratando de dar una imagen de rebeldía.
También usaban maquillaje, tanto mujeres como hombres se delineaban los ojos.
La industria de la moda comercializó la “moda Grunge” a las masas,
aumentando los precios de complementos como los gorros de ski. Los críticos
aseguraron que esta publicidad estaba copiando elementos del Grunge
y convirtiéndola en una moda. La revista Entertaiment Weekly comentó en un
artículo de 1993 que no se había dado esa clase de explotación de una
subcultura desde que los medios descubrieron a los Hippies en los años 60.
El diario The New York Times comparó el “engrugeamiento de América” con la
comercialización masiva que tuvieron el Punk, la música Disco y el Hip-Hop
en los años anteriores. La ideología del Grunge fue creada a partir del
pensamiento de las figuras de los músicos del género. Ideales que destacaban
dentro de la actitud y las letras de estos. El foco principal fue la figura de Kurt
Cobain, destacándose también Eddie Vedder (Pearl Jam) o Layne
Staley (Alice in Chains). La influencia de la heroína (a la que muchos
músicos emergentes se confesaban adictos), del consumismo, del comercialismo y
de la competitividad había provocado un pesimismo existencial en la Generación
X, que se vio reflejado como una mentalidad de rechazo, una rebeldía depresiva
y apatía heredada del ”No Future” del movimiento Punk, junto con el
pacifismo y el rechazo al materialismo del movimiento Hippie. Para finales de
1992, el Grunge se convirtió en algo mainstream, convirtiéndolo en una
ironía, siendo el principal detonante para el declive del género que se apagaba
a la misma velocidad con la cual surgió del anonimato.
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