La llegada del siglo XX acompañó de la mano a París hacia la modernización. Pero 1900 era a la vez testigo de dos mundos, el del desarrollo industrial y económico, y el del desarrollo de una de las hordas de delincuencia más significativas de la historia latente.
Mientras la ciudad se transformaba impulsada por la llegada de los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal, sus calles, sus callejones estrechos y oscuros, presenciaban una de las historias más sorprendentes y crueles conocidas hasta entonces, la de los Apaches.Holgazanes de ciudad, maleantes, delincuentes, granujas, que acamparon en los bajos fondos de París, deambulando por el centro de la ciudad sin otro fin que la de sobrevivencia. El origen de su apodo no está claro. Es cierto que tenían la costumbre de llenar sus cuerpos de tatuajes que recordaban a los nativos norteamericanos y sus pinturas de guerra que se habían puesto de moda en la Europa finisecular por el espectáculo circense de Buffalo Bill, que recorrió el continente por aquellos años. Pero, parece que el apodo hace más bien referencia a sus métodos delictivos crueles y violentos sobre quién fue el primero que usó esa denominación para referirse a esos malhechores hay varias teorías. Para algunos, fue el periodista Henry Fourquier, quien utilizó el término en “Le Matin”, el 12 de diciembre de 1900. Otras fuentes apuntan a que, en el interrogatorio de un joven delincuente, al que el policía le espetó “¡se comportáis como apaches!” Al chico le gustó el calificativo y lo hizo correr entre sus congéneres, que lo adoptaron como apodo. Sea como sea, el nombre Apaches fue utilizado por los medios de comunicación para referirse al hampa parisino. Los Apaches disfrutaron un momento de verdadero esplendor, se escondían a la sombra de una nueva sociedad progresista, oculto y sigiloso a la espera a la espera de su siguiente víctima, de su “botín” del día. Curtidos en el “arte” del asalto cara a cara, con un propio código ético de acción y un ingenio fuera de lo normal para hacer daño, sucumbieron a la por entonces acomodada sociedad francesa, apoderándose de la calle hasta el estallido de la guerra, y organizados en el desorden urbano forjaron un mito durante la maquillada Belle Époque, cuando París creció entre dos universos paralelos, de los bajos fondos y de la burguesía acomodada, universos que sólo entraban en contacto a través de los asaltos en plena calle y los bailes nocturnos de salón. Los Apaches, de edades comprendidas entre los 10 y los 20 años, se agrupaban en pandillas. Utilizaban una jerga callejera propia difícil de descifrar para el resto de los ciudadanos, el jare. Los Apaches proliferaron durante un período de tiempo donde París carecía de un sistema policial severo, donde los castigos a delincuentes eran extremadamente blandos como para disuadir el robo a mano armada y persuadir la delincuencia a cambio de un trabajo fijo. Sin dudas, eran más estimulantes y remuneradas las calles del centro de la vieja ciudad, como Saint Martin, Montmartre, boulevard de Sébastopol o la plaza de la Bastilla.
Aunque pueda parecer extraño, no todo para los Apaches era sumergirse en actividades violentas. También desarrollaron algo que finalmente les repercutió fama y cierto reconocimiento en la cultura popular de Francia, el baile, aunque la verdad, éste se caracterizaba por una puesta en escena violenta a modo de Tango. El baile Apache era una danza que reproducía los desencuentros callejeros entre un proxeneta y una prostituta, en las que había bofetadas, zarandeos y lanzamientos acrobáticos de la compañera de baile. Toda una puesta en escena interpretada desde lo más profundo de la experiencia a medias entre el arte y la realidad. La función solía terminar con la caída de la chica, que fingía quedar inconsciente tras un golpe hasta que el Apache cargaba con ella desapareciendo a través del público. En la denominada Apache Danse era común que muchos de los que participaban acabasen magullados e incluso heridos por la virulencia frenética de la danza. Nada extraño si se tiene encuentra que se producían lanzamientos de sillas y bancos. Lo más interesante y paradójico de la danza Apache, independientemente de su atrevido machismo y espectaculares acrobacias, no era en sí mismo la violenta puesta en escena, sino la atracción que producía entre cierto sector pendiente de la clase alta que, de forma anónima, se acercaba a presenciar los espectáculos Apaches en busca de sensaciones fuertes y pasionales. En 1908, los bailarines Maurice Mouvet y Max Dearly empezaron a visitar los bares frecuentados por Apaches buscando inspiración para sus bailes. Crearon una nueva danza con movimientos vistos allí y le dieron el nombre de Apache. Max Dearly fue el primero en interpretar esta nueva danza en 1908 en Paris en el restaurante Ambassadeurs, mientras que Maurice Mouvet lo hizo en Ostende en el Kursaal. Se conserva una película de 1902 de Edison de dos bailarinas, Kid Foley y Sailor Lil interpretando una danza Tough que es similar a este estilo. El "Vals des rayons" (también llamado el "Vals chaloupée"), de Jacques Offenbach, del ballet "Le Papillon", se ha utilizado en una producción de 1908 en el Moulin Rouge y se ha convertido en la música más relacionada con el baile Apache. En ”The Mothering Heart”, un corto de 1913, dirigido por D. W. Griffith, una danza Apache se muestra en un restaurante cabaret. “Parisian Love” (1925) muestra a Clara Bow como una bailarina Apache, en la que el baile aparece en la primera escena de la película. La danza Apache también apareció en películas como “Luces de la ciudad” (1931), de Charles Chaplin; “Ámame esta noche” (1932), protagonizada por Maurice Chevallier; ”Charlie Chan en París” (1935); “Estás en el ejército ahora” (1941); o “Pin up girl” (1944), por citar algunos ejemplos. En relación a la danza Apache, lo más curioso no resulta su escenificación sino el hecho de que atrajera a los bajos fondos a muchas damas de la alta sociedad que buscaban emociones fuertes.
Una banda de Apaches posando para el fotógrafo |
City Lights 1931 |
Amélie Hélie, de figurante de la delincuencia Apache a estrella del cabaret y el cine |
Ivor Novello and & Julie Suedo Danse Apache en The Rat 1926
The A Child of Paris Streets 1916 |
The World And The Woman, 1916 |
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