Corri-Corri (España)

En Los Cabrales, Asturias (España), cada 24 de julio se baila la danza más representativa y, probablemente, la más antigua de Asturias: el Corri-Corri. Se pierde en el tiempo el origen y la antigüedad de este baile. 

La responsable del Grupo Folklórico Corri-Corri Amelia Carrera de Caso, explica que la danza se transmite de padres a hijos desde siempre y que en el grupo se la cuida como un bien muy preciado. Esta danza primitiva es interpretada por un solo hombre, el bailín, y un grupo de mujeres (entre seis y nueve). Las mozas lucen los trajes de aldeanas cabraliegas y según la ocasión, portan en sus manos ramas de laurel, hierba luisa o helecho (helechu en bable, el dialecto asturiano), mientras que el hombre se viste con calzón corto, chaqueta y chaleco de paño, faja colorada, medias blancas y escarpines. El bailin inicia el baile saludando galante y haciendo genuflexiones, mientras mujeres se muestran esquivas, rehuyendo del varón. Él se acerca, ellas le huyen, se dividen en dos líneas, la mitad corre para un lado y la otra mitad para el otro. Su paso es leve y menudo, alzan y bajan los brazos con movimiento sosegado y rítmico, al que da gracia y donaire la ramita de laurel. El galán las persigue con viveza, siguiéndolas por el centro y ellas tornan a juntarse, parecen ablandarse de repente, parecen insinuárseles con mimos, y cuando él se aproxima esperanzado, ellas escapan nuevamente. El bailín, cansado, se retira y ellas vuelven a buscarlo. El hombre agita los brazos y ellas deslizan suavemente los suyos. Las bailadoras tienen dos tipos de movimientos de brazos. El primero de ellos consiste en subirlos y bajarlos alternativamente. Cuando el derecho está elevado a la altura de los ojos, el izquierdo mantiene su posición natural, cuando el derecho se posa a la altura del vientre, el izquierdo se levanta hasta describir un ángulo de 90 grados con el cuerpo y viceversa. Este movimiento se realiza siempre que las mujeres se deslizan describiendo círculos. Cuando avanzan en línea hacen el mismo movimiento que antes pero doble. El baile tiene una duración aproximada de diez minutos, dependiendo de la resistencia del bailín. 

El Corri-Corri es marcado por un ritmo lento y un tono austero de pasos saltados, lo que hace el resultado sea un baile elegante. La danza se acompaña por la música ejecutada por un tambor, panderetas y pandorios, que es un tipo especial de pandereta con mango. Su procedencia es incierta, aunque hay quienes lo relacionan con los moldes con los que se fabrica el queso de Cabrales. Este instrumento sólo se conoce en Asturias, extendiéndose la idea de que siempre ha de tocarse en número par. Las tañedoras de estos instrumentos se conocen como “tocadoras”, su número varía entre tres y cinco o incluso más. Las tocadoras suelen ser mujeres mayores. Además, ellas son las acompañan entonando un romance que, normalmente es “La Peregrina y el Pastor”, distribuido en estrofas, después de cada cual cantan estribillo. En estos años no se ha podido hallar, ni esperanzas de ello, documentos con cierta antigüedad. Se ha recopilado opiniones al respecto de esta danza de varios autores, quienes han esbozado distintas teorías. Acevedo opina que podría ser celta. Según Aurelio de Llano, se trata del baile más antiguo de Asturias, que podría tener cierta relación con la danza representada en las pinturas rupestres de Cogul (Lérida), en las que aparecen nueve mujeres y un hombre danzando. Cabal destaca su carácter funerario por la gravedad del baile y la costumbre de llevar el laurel, que aún hoy se pone en el fondo de las cajas en las aldeas asturianas. Menéndez Pidal, quien presenció el baile en 1930, asegura que su origen es sagrado. Pola Cuesta dice que es un baile antiquísimo y se trata de ceremonias en honor a dioses locales. Nicolás Álvarez Solar dice que es el mito de Apolo y Dafne. Se dice también que tiene un significado prenupcial y otras tantas versiones que otros autores fueron aportando. Lo que sí está documentado, es que en 1940, con motivo de un viaje a Madrid para presentar el baile, se unificaron los movimientos de brazos, hasta entonces libres, y es como se baila en la actualidad. Pero finalmente todos concluyen en que es la danza más antigua de Asturias, y realzan la pureza y elegancia de su representación, tan distinta a la de cualquier otro baile regional.