El término Alemanda proviene del francés allemande, y se utiliza para
denominar cierta danza alemana barroca, de compás cuaternario o binario y
simple, así como para denominar un elemento estándar de la suite, normalmente
el primer o el segundo movimiento.
También se puede denominar Allemanda, Almán
o Almaín. La Allemande es una composición que utiliza el recurso de
repetición por secciones o simétrica, al igual que otras danzas como la Courante,
la Zarabanda,
la Giga,
la Gavota,
la Bourrée,
etc.
Suele ir precedida de una pieza con carácter de improvisación, como el Preludio,
la Fantasía,
etc. Está formada por dos movimientos, Allegro y Moderato. El origen de esta
danza es alemán aunque utilice una palabra francesa para nombrarla. Se
desarrolló por toda Europa, donde recibió otros nombres, como en Inglaterra Almand
o Almaina.
Es una danza de origen medieval, bailada por caballeros, con poca gracia y
soltura, más bien de forma regia. La primera referencia en Inglaterra a la Alemanda
apareció en una crónica escocesa de 1549. Sin embargo, tiene ascendencia
germana y es la única forma que los alemanes han aportado a la constelación de
danzas cortesanas. En 1584, Peele hablaba de “caballeros con su armadura, que
ejecutaban los pasos de una marcial Alemain”. Thomas Morley la describió
en 1597 como ”una danza muy pesada, fiel exponente de la naturaleza del pueblo
cuyo nombre llevaba, y que se bailaba sin hacer movimientos extraordinarios”.
Tampoco Thoinot Arbeau le atribuye gran estilo, describiéndola como “una danza
llana de cierta gravedad y con poca variedad de movimientos”. Una vez
introducida en la corte francesa, tomó muy pronto características sumamente
graciosas y sentimentales que le dieron gran popularidad y el nombre más bien paradójico
de Allemande Francaise. En 1650 Thomas Mace definió a las Allemaines como
“lecciones muy vivaces y alegres”. Sin embargo, el conjunto de testimonios sobre la Alemanda y las piezas
musicales que han llegado a la actualidad, no ofrecen pruebas de ningún acento
de alegría vivaz.
Por contrario, la belleza de la Alemanda reside en su
gracia más bien lenta y fluente, sobre todo de los brazos, y en la principal de
sus características, o sea, que las parejas permanecen unidas de la mano a lo
largo de todas las vueltas y evoluciones de la danza. En el transcurso de los
años 1650-1720 hay referencias de que se integró a la suite, manteniendo su
carácter noble, sobrio y moderado. Aproximadamente de 1750 a 1755 la Allemande
empezó a transformarse en términos rítmicos, con influencia evidente de la Sonata
italiana. Durante la segunda mitad del siglo XVII se hizo muy popular en
Francia una Allemande de ritmo muy vivo que presentaba elementos de una
contradanza. A finales del siglo XVIII el nombre de Allemande se utilizaba en
Alemania como una analogía de “deutsche tanz”, o danza rápida, algo parecido al
Vals.
La Alemanda inicia el conjunto de danza de la Suite. Al igual que la Pavana
(baile cortesano del siglo XVI de origen italiano) y el Passamezzo (baile
italiano del siglo XVI y XVII similar a la Pavana), la Alemanda va seguida
regularmente por una danza rápida de brincos llamada Tripla (proportz), o en
el siglo XVII seguida por la Courante. La palabra Suite
se utiliza para designar una forma de música instrumental compuesta mediante
una sucesión de piezas sencillas. El vocablo es de origen francés y significa
precisamente “sucesión”, “secuencia”. Nació como tal en el Renacimiento tardío,
cuando la música instrumental se independizó de la música vocal, a la que venía
sirviendo de compañía hasta entonces, y alcanzó su edad de oro durante el
período Barroco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario