La palabra Sau Sau es en realidad el nombre de una danza canción más en
boga en la Isla de Pascua en los últimos años, convirtiéndose en la más
representativa del folklore pascuense. La letra de esta canción está escrita en
idioma polinesio antiguo. Nadie en la Isla de Pascua sabe que significan esas
palabras, pero la canción fue transmitida de generación en generación.
Llegó a
la isla en 1939. Se dice que fueron dos polinésicos llegados como tripulantes
de un yate alemán “Die Walkirie”, procedentes de Tahití, los que enseñaron este
alegre canto a los habitantes de Rapanui, en donde por deformación de los
locales, tomó características propias. El texto, en su primera parte original,
está escrito en un extraño dialecto, presumiblemente de Samoa, que los isleños
aprendieron rápidamente, aunque sin llegar a comprender su significado. Más
tarde se le agregaron otras dos estrofas en idioma local, de música no menos
bella y con un ritmo alegre y sensual. Como el Sau Sau se canta y se baila
repetidas veces en las reuniones familiares, su nombre también ha servido para
designar la fiesta misma que se ha identificado con él. En la Isla de Pascua,
todo acontecimiento, viejo o reciente, bueno o malo, es transformado en música
y canto. El pascuense tiene por naturaleza esa facilidad extraordinaria de
expresión musical. En la actualidad, la música y las danzas isleñas han sufrido
cambios debido a la influencia foránea, sobre todo de Tahití, así como otras
islas del Pacífico. Aunque la letra “S” no existe en el alfabeto rapanui, el Sau
Sau es desde hace muchas décadas el canto o baile típico de la isla.
Durante las noches se realizan reuniones donde se baila esta danza y en las que
las mujeres muestran toda su gracia y soltura mediante una movilidad cadenciosa
que se acompaña con el movimiento ondulante de las manos. El Sau
Sau representa un coloquio amoroso en un bote mecido por el vaivén de
las olas, por lo que se caracteriza por los movimientos ondulantes,
especialmente en las mujeres.
El vestuario para bailar Sau Sau consiste en un traje que deja parte del
cuerpo descubierto, adornado con plumas de colores para las mujeres, semejantes
a los usados en Hawái o Tahití. También está permitido bailar con un pareo, el
cual es una tela floreada que se pone como un vestido. Utilizan collares de
conchas ambos sexos, y una especie de corona en la cabeza, la cual también está
hecha de plumas. El Sau Sau resalta la gracia, sensualidad y soltura de las
mujeres, en quien se focaliza la atención. En la coreografía, la pareja se
acerca y se aleja efectuando flexibles movimientos de caderas y manos. El autor
de “La
herencia musical de Rapa Nui”, doctor Ramón Campbell, describe
esta danza de la siguiente forma: “la pareja empieza el baile como un verdadero
Corrido, abrazando el varón a la dama y dando algunas vueltas por la pista de
baile. Después de una, tres o cuatro vueltas de Corrido, la dama es soltada del
brazo que la ciñe y queda cogida sólo por la mano izquierda del galán. Entonces
ella debe dar algunas vueltas sobre sí misma, girando sobre el eje que le
proporciona su compañero mientras la contempla girar. Después de esta fase, la
pareja se separa y se inicia la parte más original del baile. Esta se
caracteriza por cruces más o menos en línea oblicua de la pareja en uno y otro
sentido, siempre dándose el frente y ejecutando diversas figuras paralelas que
se van complicando cada vez más. La multiplicidad de las figuras que ejecuta la
pareja, se alterna con pequeños intervalos en los cuales los danzantes, colocados
a los extremos de sus respectivas pistas, se detienen en un instante para
iniciar una nueva figura de diferente forma”. El baile suele durar mucho, a
veces media hora o más. Las parejas prefieren transpirar o fatigarse en extremo
antes que suspender la danza, que por otra parte, en la alternativa de las
figuras, deja oportunidad para respiros de descanso. Lo normal es que el final
sea anunciado simplemente con una especie de coda más rápida, por simple
aceleración del ritmo, que es llevado a un verdadero paroxismo. Quienes han
participado de estas fiestas populares de Isla de Pascua nunca olvidan el sitio
donde han bailado por primera vez, identificándose en esos momentos con algo
muy ancestral, atávico diríamos mejor, del ser humano cuál es su inclinación al
baile primitivo.
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