La historia de la Ópera Kunqu, una de las expresiones
operísticas tradicionales más antigua de China, se inició hace más de 600 años.
A mediados de la dinastía Ming (1368-1644), las melodías Kunshan ya se
interpretaban en el centro de Jiangsu, provincia del sur de China.
Posteriormente, con la colaboración de artistas locales, el músico Wei
Liangfu reformó las melodías Kunshan mediante la asimilación de
los rasgos más sobresalientes de las melodías de las óperas del norte. Al mismo
tiempo, con la ayuda del famoso instrumentista Zhang Yetang, construyó
instrumentos apropiados a las melodías. Así surgió la Ópera Kunqu,
caracterizada por combinar las melodías de las óperas del sur y del norte de
China. En ese entonces, la Ópera Kunqu se interpretaba sin
maquillaje y no se escenificaba. Convencido de que la Ópera Kunqu sólo tendría
éxito si se interpretaba en los escenarios. El famoso dramaturgo del siglo XVI Liang
Chenyü, perfecto conocedor de su poesía y su temperamento, decidió
llevarla a escena. Junto con un grupo de amigos escribió la primera pieza de Ópera
Kunqu: “Historia de Huansha”. A partir de entonces proliferaron los
autores de óperas, las cuales se difundieron rápidamente por las provincias de Jiangsu
y Zhejiang durante los primeros años del reinado del emperador Wanli (1573-1620),
de la dinastía Ming. Su popularidad fue tal que se interpretaban con mayor
frecuencia que las obras de otras óperas del sur de China, siendo sus melodías
conocidas incluso por los campesinos. Posteriormente, los intelectuales la
llevaron a Beijing, donde se convirtió en una ópera imperial. A lo largo de más
de 200 años la Ópera Kunqu fue uno de los géneros operísticos más interpretado
en los escenarios chinos.
Con el desarrollo social, a mediados de la dinastía Qing (1644-1912),
llegó inevitablemente la decadencia de la Ópera Kunqu, que transformada en un
género imperial e intelectual, había ido alejándose poco a poco del pueblo
llano. A pesar de la poética de sus letras y de la dulzura de sus melodías, la Ópera
Kunqu resultaba difícil de entender para la mayoría del público. Por
otro lado, las obras solían tener un mínimo de veinte actos y su representación
duraba más o menos diez horas. “El Kiosco de Peonía”, por ejemplo,
consta de 55 actos y dura más de veinte horas. Se comprenden así las
dificultades que planteaban la popularización y comercialización de este tipo
de obras. En los primeros años de la dinastía Qing, apareció en los teatros
chinos el Huabu, una modalidad de Ópera Kunqu caracterizada por la
fácil comprensión de sus letras y la inclusión de melodías populares. En 1790,
una compañía de Ópera Kunqu especializada en el género Huabu, actuó en Beijing y
obtuvo un gran éxito entre el público común. La Ópera Kunqu cuenta con
una gama muy amplia de personajes: el sheng (papel masculino), el dan
(papel femenino), el jing (cara pintada), el mo
(personaje joven), el chou (bufón), el wai
(viejo de barba blanca) y el tie (papel femenino secundario). Los
personajes de la Ópera Kunqu en los que el maquillaje adquiere mayor relevancia
son los jing y los chou. Los principales colores son el rojo, símbolo de la
lealtad; el negro, que indica honradez y firmeza; y el blanco es el color de
los personajes traicioneros y aduladores. A lo largo de su prolongado
desarrollo, la Ópera Kunqu ha acumulado un repertorio de 400 obras y de actos
que pueden escenificarse independientemente.
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