¿Alguna vez escuchaste música de Trinidad y Tobago o alguna otra hermosa
isla del Caribe? Quizás hayas visto alguna película sobre esa parte del mundo y
probablemente viste gente reunida divirtiéndose en un festival de música y baile
en las playas.
Hay bailes que por sus características y pasos peculiares que
parecen más bien espectáculos de circo. Incluso, aunque originalmente empleaba
un ritmo musical específico, con el tiempo se adaptaron a otros estilos y
géneros. Tal es el caso del Limbo, que muchos quizá no conozcan
por su nombre, pero que se trata de un baile folklórico que consiste en pasar
inclinado hacia atrás por debajo de una vara sostenida a poca distancia del
suelo. Ocasionalmente se utiliza el Shimmy y ondulaciones del cuerpo,
pero eso sí, no hay que perder el equilibrio. Es una verdadera danza acrobática
donde se combinan la excitación del juego con las ventajas que aportan sus
movimientos. Más que de un baile se trata de una auténtica danza acrobática,
digna de ser practicada por atletas en perfecta forma física.
Desafortunadamente, la historia del Limbo no es tan placentera como el
juego. Todos coinciden que su origen es africano, pero existen diversas
versiones sobre su surgimiento. Una de ellas se refiere a la trágica
circunstancia de los negros cautivos que eran transportados desde su continente
hasta América para ser empleados como esclavos. Como mantenían a los hombres
separados de las mujeres, estos debían escabullirse por angostas rendijas para
verlas. Otros afirman que constituían una danza tribal en la que los hombres y
mujeres luchaban por escapar de las profundidades del infierno, hasta que
emergían purificados a la luz. También se dice que el Limbo era un medio de
asistir, dar ánimo y guiar el espíritu de un difunto hacia el mundo de los
antepasados, a donde éste debía encaminarse para encontrar la paz, producto del
tráfico de esclavos al Caribe, el Limbo se esparció. Junto a otras
danzas folklóricas del continente negro, hacia casi todas las islas y países de
la región. Una vez sacado de su lugar de origen, fue perdiendo paulatinamente
su sentido original y quedó sólo como un baile muy festivo y alegre.
Al llegar al Caribe, el Limbo evolucionó hasta convertirse
en el baile espectacular y cargado de sensualidad que hoy se conoce y que se ha
extendido a todo el mundo occidental. Las reglas oficiales son muy estrictas.
Los danzantes deben pasar boca arriba, sin tocar la barra ni el piso. El Limbo
se baila con una música muy rítmica, interpretada con instrumentos de percusión
de origen africano y caribeño. En el espectáculo participan únicamente dos
personas tocando la percusión, dos encargados de bajar la barra en cada serie
que se ejecuta, y un bailarín. El sonido de los tambores aumenta de intensidad
conforme va descendiendo la barra, mientras el bailarín danza debajo de ella, y
al final de cada espectáculo. En la actualidad, el Calipso es uno de los
ritmos más utilizados para acompañar tan singular exhibición, aunque también
puede utilizarse música africana de percusión, e incluso canciones de Rock
clásicas, como el “Limbo Rock”, de Chubby Checker. Originalmente, el Limbo
era considerado como una danza solemne y lenta, sin embargo, en los años 50 y
60, la música Calipso se popularizó y el Limbo fue mejor conocido como una
danza de vestuarios coloridos y música alegre. Antes de atreverse con el Limbo
es imprescindible calentar a fondo todo el cuerpo ya que, algunas zonas como la
espalda o las rodillas, pueden resultar afectadas con un movimiento brusco.
Para bailar el Limbo no existe un vestuario específico. En África se baila muy
ligero de ropas, mientras que en el Caribe los bailarines usan, a lo sumo, una
camisa de colores llamativos. Los movimientos de piernas y rodillas requieren
ropa muy cómoda, por lo que el traje de baño resulta la prenda ideal. Lo mismo
puede decirse del calzado: si se baila en la playa o en un prado, lo mejor es
ir descalzos para tener un buen contacto con el suelo y evitar resbalones. Si
se practica en una pista, el calzado más adecuado son sandalias o zapatos con
suelas de goma. El récord mundial más bajo del Limbo, lo obtuvo Shemika
Charles, una mujer triniteña que en 2010 logró pasar debajo de una
barra a tan solo 21,5 centímetros por encima del suelo. Actualmente, el Limbo
sigue siendo un baile popular, sobre todo en los centros turísticos y hoteles
del Caribe, como así también en los cruceros.
Shemika Charles |
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