La República Dominicana cuenta con varios ritmos en su repertorio, entre
ellos, la Mangulina. Se trata de una antigua expresión de la música
dominicana, cuyo ritmo lleno de alegría y gracia, parece tener sus antecedentes
en el zapateado español. Es muy usada por los campesinos, según recoge la
enciclopedia virtual dominicana. La Mangulina se practicaba
principalmente en la región sur del país y se ha ido desplazando hacia los
centros urbanos y hoy ocupa, junto al Merengue, un lugar de importancia en
las fiestas populares.
La Mangulina es un baile muy movido a
un ritmo del tradicional Perico Ripeao, y el que más gustaba
en la República Dominicana en la década de los 80, puesto que con esa música
tenían oportunidad de abrazar y apretar maliciosamente a su pareja. Todavía se
baila en algunas regiones la vieja Mangulina a pesar de la popularidad
del Merengue,
importado de la región cibaeña, y que tanto ha prendido en el gusto, no sólo de
los dominicanos, sino también de los turistas extranjeros que visitan Quisqueya
y que han tenido oportunidad de disfrutarlo. Mucho se discute sobre el origen y
el nombre de la Mangulina. Las principales teorías son que nació en el sudeste
del país, en el período de la ocupación francesa y se difundió hacia Haití y
luego a Cuba. Se cree que se llama así por el nombre de una mujer o que
proviene de la flor del mango. En realidad, nada se sabe a ciencia cierta sobre
su origen. Muchas de las posiciones sobre el origen del nombre y el baile de la
Mangulina,
se apoyan en argumentos relacionados con el contenido de los versos de las
canciones, popularizadas en diferentes épocas hacia mediados del siglo pasado.
La Mangulina
era un baile muy movido, que junto a la pareja, bien ataviados, tanto a la dama
como al caballero, con los trajes típicos de la región, nunca descalzos como se
observa en las representaciones que hacen del baile, y observando siempre la
compostura propia de los actos de sociedad, en los cuales el sureño ha sido
siempre muy cuidadoso. La Mangulina se amenizaba con una
orquesta típica de balsié (tambor de un solo parche que, por lo general, se
toca acostado en el suelo), acordeón o violín, güiro y pandero, completada con
el canto de la pieza en la voz del músico.
Inicialmente en la música se utilizaba la güira de bangaña o calabaza,
pero en la actualidad se prefiere la de metal conocida como guayo. La tambora
llegó de África siendo el instrumento clave en la estructura rítmica. La
tambora criolla se construía utilizando un tronco de un árbol ahuecado montando
los parches sobre aros. La música se vio enriquecida con la incorporación de
instrumentos foráneos como es el caso del acordeón, llegado al país a fines del
siglo XIX. Las canciones de la Mangulina son versos en coplas y
décimas. Se cree que la coreografía inicial de la Mangulina es una
imitación del Vals. Según apuntan los coreógrafos, se baila de la siguiente
manera: dando vueltas las parejas enlazados, primero en una dirección y luego
en tora, tras haber dado tres pasos de descanso o con un balanceo ligero y lateralmente.
Incluye un zapateo en el que las mujeres son las que más lucen. Al bailar la Mangulina,
que como se ha dicho es una pieza muy movida, nunca falta algún participante
que tome la danza muy a su gusto, y eso lo aprovechan los músicos para echarles
la música, tirando cortésmente los instrumentos a sus pies con la expresión “Usted
paga”, lo que obliga al multado a obsequiar a la orquesta con bebidas o dinero,
mientras sigue la música hasta que alguien de los participantes o de los
espectadores ordena en voz alta ”¡A la mesa!”, y entonces es obligación de los
caballeros participantes conducir a su dama a cualquier lugar donde se expendan
dulces o refrescos a fin de que ellas escojan a su gusto y entreguen a sus
chaperonas lo escogido, siendo muy típico en esas fiestas el gabiao que
consiste en un pan con una rebanada de queso o dulce puesto encima. Una buena
manera de acercarse a la cultura de los dominicanos, es que en todo momento se
encargan de promocionar su historia delante de un gran número de turistas que
llegan todos los años a su país. Hoy en día, la esencia y el ritmo de la Mangulina
se mantienen vigentes gracias a los más viejos pobladores del Cibao, y a los
jóvenes que llevan sus tradiciones alrededor del mundo.
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